El amanecer de las almas.

Capitulo I.

Un pequeño niño se figuraba en el horizonte, su rostro alerta y jovial denotaba un cariño hacia alguien o algo que estaba acompañándole en medio de su tarde de juegos, sus ojos eran marrones, su piel era trigueña, y de contextura delgada;

Escucho pasos a sus espaldas, habían tres hombres observando fijamente al infante, con algo en sus miradas que eran perturban te, acercándose a una velocidad aterradora terminaron a menos de un metro del niño en cuestión, el cual les ofreció una mirada indiferente.

– ¿Qué tal pequeño? - pregunto uno de ellos, su voz le traicionaba.
– ¿Qué haces aquí solo? – Sonríe el otro al hacerse notar con sus palabras.
– Este lugar es peligroso. . . – Ríe maliciosamente al acercar la mano izquierda a el arma en su cinturón.
Para ustedes – Pronuncio esto el pequeño, ensombreciendo su mirada. – Porque este es mi patio de juegos y ustedes son mis juguetes. – Comenzó a cambiar de forma en medio de estas palabras, un joven alto y delgado, tenía a su alrededor un aura demoníaca. – Entreguen sus gemas y cosas de valor, O les juro que verán sus peores pesadillas. . . – De sus ojos empezó a fluir un líquido negruzco con un olor fétido, que provoco mareos en los que están en el espacio personal del joven.

Los hombres temblaron ante estas palabras, lanzando sus bolsas de rubís y largándose de esa zona, asqueados y despavoridos por aquella visión escabrosa, el ser limpio sus ojos en medio de grandes carcajadas, mientras que un hombre de su misma edad lo observaba con una sonrisa de triunfo.

– ¡Que patéticos fueron! – Exclama entre risas - ¿Verdad Elías? ¡Eran unos imbéciles!
– Es cierto, pero ahora debemos repartir. – Burlándose sus ojos se fueron a las riquezas esparcidas en ese suelo desértico. – Fue muy difícil mantenerte en esa forma, Sebastián.
– Nos ayudamos mutuamente. – Le agarro el hombro divertido – ¡Vamos a por unas Diablas!
– Por supuesto, pero esta vez tu invitas las birras.

A varios kilómetros de distancia estaba, en medio de un pequeño prado envuelto en flores exóticas y pastos verdes, una chica mirando el cielo nocturno, respiro ese aire casi puro con desgana, volteando a ver a un pequeño hombrecillo con molestia, pues le insistía vehemente.

– No voy a volver – Lo observaba con hastió.
– Srta. Mary, sabe que usted es la mejor candidata al puesto de reina, su madre y padre la eligieron por ser. . . – Es interrumpido.
– Por ser la primogénita, ya lo has dicho tantas veces, que no sé qué haré contigo – Le sujeta una gordita mejilla – No volveré, no estoy capacitada para ser una Reina.
– Como digas, su prima será la Reina y si quiere que nuestro reino caiga en las manos tan sucias de. . . – Una flecha le atravesó el pecho.
– ¡Klaus! – Grito al verlo herido,
– Venimos en nombre de la nueva Reina Kristal, ¡DIOS SALVE A LA REINA! – Gritaron los guardias reales encargados del cuidado de la mujer mencionada, eran caballeros con alas relucientes.
– Huye mi Reina. – Expone al terminar hecho polvo dorado, puesto que este pequeño ser era un hada.

// La mayoría de las imágenes son de Pexees.

Esta historia seguirá, díganme que les parece en los comentarios.

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