Mr Scott smiled as he looked at his family paying their last respect to his grave.
He saw his favourite person in the world shedding tears and giving small smiles as she placed his favourite flower close to his picture.
She was the woman who had been behind all his successes while on earth and she loved him so dearly with their kids.
Mr Scott also looked at his daughters crying as they watched their mother, they were looking extra beautiful in his eyes as always.
Mr Scott wanted to stop them from crying but he couldn't because his time with them has ended. He only wished he could as he watched them with a smile on his face.
He stood still as he reminisced to the years before his death day, how it all led to the day of him finding his peace day.
Mr Scott walked towards heaven, his sanctuary as he took a memory lane down to his past life with tears of joy.
40 years ago...
Mr Scott was living in abject poverty with his wife and his first daughter. His life before he got married was nothing to write home about as his parents never took care of him.
Mr Scott met Mrs Scott in a very unusual way and they had loved each other since then, giving their life commitment to each other.
Their first daughter was a big pride to their marriage as it was the only good thing they had aside their poverty stricken home.
In poverty, Mrs Scott never for once looked down or disrespected her husband but instead, she gave her little efforts to put food on the table.
They had their second daughter and opportunities began to came in. On the day they had their second daughter, Mr Scott got a contract that changed their lives totally.
They moved into a company provided house and he was given a car and monthly allowance that was more than enough to live a better life with his family.
Mr Scott gave his best to his work, his wife never stopped supporting him. His kids were the best in school.
Two years into the job, Mr Scott lost his job just a few days after their third child. It turned their life around again but not as worse as it was before.
They had difficulty with almost everything aside the education of their kids, Mr Scott had always wished to make sure his kids get the best education.
It got to a point where Mr Scott almost lost it, he almost gave up in life and take his life so his family could get his life insurance.
But evey time the thought came in, a voice would always speak peace to his heart through his wife. He had the best family he thought he never deserved, he wished to give them the best.
Having their fourth daughter opened the doors once again for the family and it was wealth unlimited. Mr Scott became so wealthy and so generous that the world was grateful to him.
Mrs Scott had always told him the importance of giving which he was never thought because of his background.
Mr Scott decided to provide the needs and care to all who needed them, he would visit the orphanages and even the homes of widows and the prisons.
The more he spent on giving, Mr Scott got too much money to spend. His family was healthy and doing well in all aspects.
His daughters graduated from the best school as best students, they hit good jobs and continued their father's legacy of giving.
Mr Scott never felt ungrateful for having just daughters, they deserved his inheritance and he was sure that it would be in safe hands.
Mrs Scott fell sick and it was like she was about to leave the world, everything seemed to turn upside down for Mr Scott as she was his driving force.
The illness took a long while before she got well again and Mr Scott didn't fail to celebrate it with more giving and a party to mark their marriage anniversary.
It's been 40 years of so many circumstances and experiences for Mr Scott with his family and he layed down on his sick bed smiling and he said...
My death time is near but I'm afraid of nothing as I know I'm dying in peace.
The world isn't mine, I'm just on a quest to my sanctuary with God.
He turned to his daughters and wished them a longer life on earth to great works even more than he did.
Mr Scott smiled and closed his eyes to eternity. He opened them to find his family paying their last respect with his daughters saying in unison...
Rest in peace Papa, Adieu.
He felt total peace as he walked majestically towards heaven's gate, his sanctuary.
El Sr. Scott sonrió mientras miraba a su familia dando su último respeto a su tumba.
Vio a su persona favorita en el mundo derramando lágrimas y dando pequeñas sonrisas mientras colocaba su flor favorita cerca de su foto.
Ella era la mujer que había estado detrás de todos sus éxitos mientras estuvo en la tierra y lo amaba tanto con sus hijos.
El Sr. Scott también miró a sus hijas llorando mientras miraban a su madre, se veían muy hermosas a sus ojos como siempre.
El Sr. Scott quería que dejaran de llorar, pero no pudo porque su tiempo con ellos había terminado. Solo deseaba poder hacerlo mientras los observaba con una sonrisa en su rostro.
Se quedó quieto mientras recordaba los años previos al día de su muerte, cómo todo lo llevó al día en que encontró su día de paz.
El Sr. Scott caminó hacia el cielo, su santuario, mientras tomaba un camino de recuerdos hacia su vida pasada con lágrimas de alegría.
Hace 40 años...
Scott vivía en la más absoluta pobreza con su esposa y su primera hija. Su vida antes de casarse no era nada del otro mundo ya que sus padres nunca cuidaron de él.
El Sr. Scott conoció a la Sra. Scott de una manera muy inusual y se habían amado desde entonces, dándose el compromiso de su vida el uno al otro.
Su primera hija era un gran orgullo para su matrimonio, ya que era lo único bueno que tenían aparte de su hogar asolado por la pobreza.
En la pobreza, la Sra. Scott nunca miró hacia abajo ni le faltó el respeto a su esposo, sino que hizo sus pequeños esfuerzos para poner comida en la mesa.
Tuvieron a su segunda hija y comenzaron a llegar oportunidades. El día que tuvieron a su segunda hija, el Sr. Scott consiguió un contrato que les cambió la vida por completo.
Se mudaron a una casa provista por la empresa y a él le dieron un automóvil y una asignación mensual que era más que suficiente para vivir una vida mejor con su familia.
El Sr. Scott dio lo mejor de sí en su trabajo, su esposa nunca dejó de apoyarlo. Sus hijos eran los mejores de la escuela.
Después de dos años en el trabajo, el Sr. Scott perdió su trabajo solo unos días después de su tercer hijo. Volvió a cambiar su vida, pero no tan peor como antes.
Tenían dificultades con casi todo, aparte de la educación de sus hijos, el Sr. Scott siempre había deseado asegurarse de que sus hijos recibieran la mejor educación.
Llegó a un punto en el que el Sr. Scott casi lo pierde, casi se dio por vencido en la vida y se quitó la vida para que su familia pudiera obtener su seguro de vida.
Pero cada vez que el pensamiento entraba, una voz siempre le hablaba de paz a su corazón a través de su esposa. Tenía la mejor familia que pensó que nunca merecía, deseaba darles lo mejor.
Tener su cuarta hija abrió las puertas una vez más para la familia y fue una riqueza ilimitada. Scott se volvió tan rico y tan generoso que el mundo se lo agradeció.
La Sra. Scott siempre le había dicho la importancia de dar, algo que él nunca había pensado debido a sus antecedentes.
El Sr. Scott decidió brindar las necesidades y cuidados a todos los que los necesitaban, visitaba los orfanatos e incluso las casas de las viudas y las prisiones.
Cuanto más gastaba en dar, el Sr. Scott tenía demasiado dinero para gastar. Su familia estaba sana y bien en todos los aspectos.
Sus hijas se graduaron de la mejor escuela como mejores estudiantes, consiguieron buenos trabajos y continuaron con el legado de generosidad de su padre.
El señor Scott nunca se sintió desagradecido por tener hijas justas, ellas merecían su herencia y estaba seguro de que estaría en buenas manos.
La Sra. Scott se enfermó y fue como si estuviera a punto de dejar el mundo, todo parecía ponerse patas arriba para el Sr. Scott, ya que ella era su fuerza motriz.
La enfermedad tomó mucho tiempo antes de que se recuperara y el Sr. Scott no dejó de celebrarlo con más donaciones y una fiesta para conmemorar su aniversario de matrimonio.
Han pasado 40 años de tantas circunstancias y experiencias para el Sr. Scott con su familia y se acostó en su cama de enfermo sonriendo y dijo...
La hora de mi muerte está cerca, pero no tengo miedo de nada porque sé que muero en paz.
El mundo no es mío, solo estoy en una búsqueda de mi santuario con Dios.
Se volvió hacia sus hijas y les deseó una vida más larga en la tierra para grandes obras aún más que él.
El señor Scott sonrió y cerró los ojos a la eternidad. Los abrió para encontrar a su familia presentando su último respeto con sus hijas diciendo al unísono...
Descansa en paz Papá, Adieu.
Sintió una paz total mientras caminaba majestuosamente hacia la puerta del cielo, su santuario.
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