Agradezco la invitación al café y a la reflexión. Acepto cómodamente la interacción, taza en mano.

Nuestra paz interna (también la llamo paz personal) no tiene precio, es invaluable y nos pertenece únicamente a nosotros. Jamás bajo ninguna circunstancia debemos permitir que otros la invadan ni mucho menos la dañen.

Es vital que reconozcamos nuestro derecho a vivir y sentir a plenitud, libres de ataduras a conceptos, opiniones, deseos de otros. Es vital que aprendamos a decir ¡NO!, a poner un alto a aquello que nos lastima, que nos duele, que nos hiere el alma y esa paz que tanto merecemos.

Es un derecho, no una opción más. No es negociable, siempre me repito a mi misma y lo que es más, le explico a mis hijos; no por ser pequeños dejan de comprender. Luchar por ella no es ser egoístas...

Este aprendizaje me costó lágrimas, tristezas, soledad... Significó alejarme de todo aquello que me dañaba e impedía ser feliz: personas que decían quererme a su manera, amistades que aseguraban no podían cambiar su personalidad, familiares cuya manera de pensar me hacía daño...

Hoy lejos de arrepentirme de todo cuanto dejé atrás sonrío feliz, complacida de mis acciones. Camino por la vida con la cabeza en alto sabiendo que en el momento preciso actué bien, confiando en mi misma, renaciendo cuál ave fénix.

Siempre llevo presente la frase de una canción que aconseja: "elimina de tu vida si elimina tu sonrisa." Lo creo así, tal cual. Y no por ello endurezco mi corazón ni freno mis sentimientos a flor de piel, ni menosprecio a los demás ni mucho menos realzó mi ego. Simplemente viví feliz, respiro cada día la paz que tanto he deseado y que no estoy dispuesta a perder bajo ningún concepto.

@angelica7 mil gracias por mostrarme está publicación tan reflexiva e importante. Gracias también por ese café dulce como tanto me gusta y en tan grata compañía.

Más besos para allá.