Greetings and happy new week
The year is still young and it's important we set things straight, set the right perspective and rearrange your trajectory to life. I believe the outcome will be great.
Matt.23.25 - Woe unto you, scribes and Pharisees, hypocrites! for ye make clean the outside of the cup and of the platter, but within they are full of extortion and excess.
Matt.23.26 - Thou blind Pharisee, cleanse first that which is within the cup and platter, that the outside of them may be clean also.
Matt.23.27 - Woe unto you, scribes and Pharisees, hypocrites! for ye are like unto whited sepulchres, which indeed appear beautiful outward, but are within full of dead men's bones, and of all uncleanness.
Matt.23.28 - Even so ye also outwardly appear righteous unto men, but within ye are full of hypocrisy and iniquity.
(Matthew 23:25-28)
When I was a child, I met a man who would impact my life forever. His name was Pastor Rodger, and he had once been a professional football player for a renowned club.
The brutality of the game was evidenced by his perpetual limp and use of a hand-carved cane. What I loved about this man was how the presence of God radiated from him. His laugh was booming. His smile contagious, and his love for the Lord evident in everything he said.
This man belonged to the Lord: heart, soul, and being. But what stood out the most to the people Pastor Roger ministered to was that he didn’t look the part. He was a mountain of a man with a long beard that rested on top of a plump belly and matched the braid down his back.
What forever changed me and continually inspires me about this larger-than-life man was not so much what he did on Sunday morning. I learned a lot from his lessons, but even more from his life. Pastor Roger took advantage of his size and rough exterior to reach the lost. He spent his ‘off duty’ hours sitting with men in homeless shelters, drinking soda in a bar full of bikers, or spending an afternoon sitting in the gutter with the area’s large homeless population. He blended in and yet stood out.
Each Sunday, our small church was packed with the homeless, the jobless, the moral-less, the drug addict, the lost, and the found. I couldn’t imagine a better place to receive my instruction in being a Christian.
This was the church Christ died to save. It was dirty. Sometimes it smelled, but it was real. It was filled with the presence of God. It was place where mercy abounded and lives were changed. It was dirty on the outside but oh so cleansed on the inside.
Jesus rebuked the Pharisees because they cared more about the appearance than the substance, but appearances won’t win you salvation. Looking the part won’t fool God into letting you slip in. God reads what is written on our heart. He studies what hides in the corners of our souls.
“First cleanse the inside of the cup and of the plate, that the outside also may be clean.” Eventually, the prostitute will begin to wear more clothing, the gang banger will add more color to their wardrobe, and the addict won’t have to hide their needle marks, but those changes come after God changes and cleanses their heart.
May our churches be filled with the sick and the healed, the rich and the poor, the lost and the found. May we never judge a person by what we see on the outside, but may God always help us to see their heart.
Shalom
[ENG-ESP]
Saludos y feliz inicio de semana
El año aún es joven y es importante que arreglemos las cosas, establezcamos la perspectiva correcta y reorganicemos su trayectoria en la vida. Creo que el resultado será genial.
>Mat.23.25 - ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, mas por dentro están llenos de rapiña y de exceso.
>Mateo 23.26 - Fariseo ciego, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera quede limpio.
>Mat.23.27 - ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que a la verdad se muestran hermosos por fuera, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
>Mat.23.28 - Así también vosotros por fuera parecéis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
(Mateo 23:25-28)
Cuando era niña, conocí a un hombre que marcaría mi vida para siempre. Su nombre era Pastor Rodger, y una vez había sido jugador de fútbol profesional en un club de renombre.
La brutalidad del juego fue evidenciada por su perpetua cojera y el uso de un bastón tallado a mano. Lo que me encantaba de este hombre era cómo la presencia de Dios irradiaba de él. Su risa estaba en auge. Su sonrisa contagiosa y su amor por el Señor evidente en todo lo que decía.
Este hombre pertenecía al Señor: corazón, alma y ser. Pero lo que más llamó la atención de las personas a las que ministraba el pastor Roger fue que él no parecía el papel. Era una montaña de hombre con una larga barba que descansaba sobre un vientre regordete y hacía juego con la trenza que le bajaba por la espalda.
Lo que me cambió para siempre y me inspira continuamente acerca de este hombre más grande que la vida no fue tanto lo que hizo el domingo por la mañana. Aprendí mucho de sus lecciones, pero aún más de su vida. El pastor Roger se aprovechó de su tamaño y rudo exterior para alcanzar a los perdidos. Pasó sus horas "fuera de servicio" sentado con hombres en refugios para personas sin hogar, bebiendo refrescos en un bar lleno de ciclistas o pasando la tarde sentado en la cuneta con la gran población de personas sin hogar de la zona. Se mezcló y, sin embargo, se destacó.
Cada domingo, nuestra pequeña iglesia estaba llena de personas sin hogar, sin trabajo, sin moral, drogadictos, perdidos y encontrados. No podía imaginar un mejor lugar para recibir mi instrucción para ser cristiano.
Esta fue la iglesia que Cristo murió para salvar. Estaba sucio. A veces olía, pero era real. Estaba lleno de la presencia de Dios. Era un lugar donde abundaba la misericordia y se cambiaban vidas. Estaba sucio por fuera pero tan limpio por dentro.
Jesús reprendió a los fariseos porque les importaba más la apariencia que la sustancia, pero las apariencias no te salvarán. Mirar el papel no engañará a Dios para que te deje entrar. Dios lee lo que está escrito en nuestro corazón. Estudia lo que se esconde en los rincones de nuestras almas.
“Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera quede limpio”. Eventualmente, la prostituta comenzará a usar más ropa, el pandillero agregará más color a su guardarropa y el adicto no tendrá que esconder sus marcas de aguja, pero esos cambios vienen después de que Dios cambie y limpie su corazón.
Que nuestras iglesias se llenen de enfermos y curados, ricos y pobres, perdidos y encontrados. Que nunca juzguemos a una persona por lo que vemos por fuera, sino que Dios siempre nos ayude a ver su corazón.
Shalom
Greetings
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