La Escuela Inclusiva

Hola a toda esta linda comunidad de madres y padres comprometidos, que no solo apoyan a sus hijos, sino que también nos aportan sus conocimientos y vivencias por acá, para también aprender de sus experiencias y ser cada vez los mejores padres que podamos para nuestros pequeños.

Acá en Argentina estamos ya finalizando el año escolar y con ello se vienen los actos escolares y las muestras de las actividades que desarrollaron durante todo este trayecto.

Por supuesto fui a acompañar a mi pequeño y apoyarlo en sus logros, que este año realmente fueron muy destacados, tanto los de él como también de muchos otros niños que deben esforzarse un poco más. Y digo esto porque en la escuela a la que él asiste, están algunos niños con características distintas a las que consideramos normales, pero que igual son bien recibidos tanto por docentes como por sus mismos compañeros.

Esto es lo que me gusta de su escuela, que todos son iguales a los ojos de los directivos, aunque están muy claros que algunos necesitan un poco más de atención y en ello se enfocan.

Muy distinto a la impresión que me quedó de una experiencia en el colegio al que asistía mi hijo mayor cuando la madre de uno de sus compañeros manifestó que su hijo era epiléptico y quería dar una charla en el salón sobre cómo actuar en el caso de que el niño convulsionara. La respuesta de la directiva fue: "no es necesario, aquí todos los niños son normales". Y si bien me pareció bueno que lo consideraran "normal", era inevitable que el pequeño vivía con una condición y que era importante saber cómo actuar en ese caso.

En su escuelita argentina, he visto niños con varios síndromes que no me atrevo a detallar, pues desconozco los diagnósticos, pero se nota por sus comportamientos y miradas perdidas, que son niños que necesitan un plus, así como también se ven en la hora de salidas a los acompañantes terapéuticos salir con algunos y dar el reporte diario a las madres que los esperan fuera.

Esto me ha parecido hermoso desde que mi hijo mayor culminó su primaria ahí, y por ello decidí que el pequeño también cursara sus estudios en ella, pues no solo aprende sumas y letras, sino también la importancia de la inclusión social, que tanta falta hace en este mundo.

Durante las presentaciones del acto de fin de curso, hicieron bailes y demostraciones de las clases de música, y fíjense como una de las maestras sin ningún tipo de vergüenza ayuda a uno de ellos a formar parte del grupo. Quizás él no lo entiende, también puede que no quiera, pero en el fondo es una enseñanza para todos: atreverse sin saber, aceptar al otro y enfrentar lo que nos da temor.

Ojalá y en todo el mundo hubiese una pizca de esta mística de trabajo que veo a diario en la escuela de mi hijo, creo que así el camino hacia la igualdad que tanto se propaga, no tendría tantos escollos.

Foto/Photo by: @mamaemigrante
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