De un día para otro cambió nuestra situación en el mes de marzo del 2020, el Presidente de El Salvador Nayib Bukele impuso reglas estrictas por causa de la pandemia por el COVID-19, era un virus completamente nuevo del cual no existía una vacuna desarrollada para evitar su enorme propagación.   

Cada ciudadano tenía miedo y no podemos culpar a las autoridades por tomar decisiones radicales como cerrar las fronteras del país, hacer cercos sanitarios o poner personas en cuarentena. Cada municipio hacía de su parte desinfectando a las personas que pasaban por sus lugares de entrada, incluso si el municipio no colocaba personal, las comunidades se las arreglaban de una forma u otra.   

Probablemente esos baños con químicos que arruinaban la pintura de los autos o la ropa no eran el consejo más científico para evitar la propagación del virus, pero muchos ciudadanos estaban conformes con esas medidas. A veces es bueno mantener la mente de una comunidad más tranquila para que sus defensas no puedan bajar por mucho estrés, al menos eso pensaba yo.   

Un problema que llegó junto al virus es el estrés de estar encerrados, todos estamos acostumbrados a salir cuando nos place o por nuestros trabajos, cerrar la puerta del hogar para solamente salir por alimentos y que una persona salga a hacer eso puede ser también otro detonante ya sea para que la pareja pueda resolver muchos problemas de los que huían, mientras que otras salieron divorciándose en cuanto salieron de su casa.   

Puedes pensar ¿Qué estrés tenían los que salían de casa? En realidad, era mucho, primero el pensar que sino tenías cuidado podías llevar el virus a tu casa y que las personas que son más vulnerables al peligro de contagio como niños, personas de la tercera edad o incluso personas con enfermedades crónicas como la diabetes.   

Comenzaron a llegar noticias sobre la resistencia al virus por parte de los niños, igual los cuidábamos. Los que salimos teníamos un protocolo estricto para entrar a nuestro hogar, tanto por el temor de llevar un virus, como los que estaban en nuestros hogares de ser contagiados.   

Un día cuando regresaba a casa, ya salían más personas, pero el transporte público era bastante limitado, observé el cielo y como las nubes dibujaban un curioso patrón, entonces decidí subirme a una pasarela peatonal y tomar la fotografía, ya que un edificio obstruía buena parte de la vista. Así fue como con el celular obtuve esta toma.