It was a bright sunny day in Mexico City, and the bustle of the city throbbed with a special energy. In the midst of this urban chaos, a group of friends was preparing to attend the Covacha-Con 2025, the largest anime and comic convention in the city. With their cosplay costumes, they looked more like a parade of cartoon characters than a normal group of young people.
Diego, a tall, thin guy with curly hair and an infectious smile, had dressed up as Spider-Man. His red and blue suit fit his figure perfectly, and he felt so powerful that he even tried to throw cobwebs with a rope he had brought. However, the result was a disaster: the rope got tangled in her arm and almost made Sofia, who was disguised as Sailor Moon, fall. Sofia was a petite girl with long shiny hair, adorned with a golden tiara that glittered in the sun. Her costume was impeccable, but her patience was running out.
- Watch out! she screamed as she dodged the impromptu attack. Don't make me lose my tiara!
The group arrived at the University House of the Book (Casul) just as the doors were opening. The excitement was palpable, but so was the chaos. At the entrance, a man in a Pikachu costume was trying to do a choreography with his dance group, but he only managed to trip over his own tail. Miguel, a robust and always smiling boy, couldn't help but laugh.
- What is that? - Miguel asked, pointing to the fallen Pikachu.
"It's the new 'Pika-noise'," replied Laura, who had short hair and wore large glasses that gave her an intellectual air. Looks like he needs more training!
Once inside, the group quickly dispersed. Diego and Sofia went to the coloring workshop taught by Federico Blee, a famous Marvel Comics colorist. Meanwhile, Laura and Miguel decided to attend a talk about the history of comics in Mexico, where they hoped to learn about their favorite heroes. Andrés, a tall guy with a great passion for video games, and Valeria, an outgoing girl with curly hair and a love for strong female characters, rushed towards the sales tables as if they were magnets attracted by collectible figures.
At the workshop, Diego was so excited that he almost forgot that he had to take notes. Instead, he started drawing a portrait of Spider-Man in a Mexican sombrero.
- Why are you putting a hat on him? - Sofia asked laughing while looking at her masterpiece.
— Because it's very “web” Mexican - Diego replied with a mischievous smile.
Meanwhile, in the talk about comics, Miguel raised his hand to ask:
- And why do superheroes never go to the bathroom?
The speaker looked at him confused and the rest of the audience burst into laughter. Laura looked at him in disbelief.
- Really? Was that your question? - he said while trying to hold back the laughter.
The second day was even more chaotic. The group decided to participate in a cosplay contest. Diego proposed that everyone dress up as characters from "One Piece", but no one had any idea how to do it right. In the end, they ended up looking more like lost pirates than anime heroes.
During her presentation on stage, Valeria tripped over her cardboard sword and fell to the ground with a crash worthy of a comic movie. The audience erupted in laughter as she tried to stand up with dignity.
- Everything under control! Valeria shouted from the ground as she tried to retrieve her sword. This was part of the act!
Andres couldn't contain his laughter as he recorded everything with his phone.
Finally, when the convention came to an end, the group left the venue dragging bags full of comics and collectible figures. Although they had had some disastrous moments and uncontrollable laughter, everyone was happy.
"We have to come back next year," Sofia said as she adjusted her undone tiara. But maybe we should practice our costumes more.
"Or at least make sure we don't use cardboard swords," Diego added with a mischievous smile.
And so, amid laughter and ridiculous anecdotes, the group left La Covacha-Con behind, knowing that they had lived an unforgettable experience... although not necessarily worthy of an epic anime. The city welcomed them back with its familiar sounds; however, they brought with them something more valuable: shared memories that would unite them even more in their future geek adventures.
Source of the images
Image created with Starryai.
Versión en Español
Era un brillante día soleado en la Ciudad de México, y el bullicio de la ciudad palpitaba con una energía especial. En medio de este caos urbano, un grupo de amigos se preparaba para asistir a la Covacha-Con 2025, la convención de anime y cómics más grande de la ciudad. Con sus trajes de cosplay, parecían más un desfile de personajes de caricaturas que un grupo normal de jóvenes.
Diego, un chico alto y delgado con cabello rizado y una sonrisa contagiosa, se había disfrazado de Spider-Man. Su traje rojo y azul se ajustaba perfectamente a su figura, y él se sentía tan poderoso que incluso intentó lanzar telarañas con una cuerda que había traído. Sin embargo, el resultado fue un desastre: la cuerda se enredó en su brazo y casi hace caer a Sofía, quien iba disfrazada de Sailor Moon. Sofía era una chica menuda con cabello largo y brillante, adornado con una tiara dorada que relucía bajo el sol. Su disfraz era impecable, pero su paciencia se estaba agotando.
—¡Cuidado! —gritó ella mientras esquivaba el ataque improvisado—. ¡No me hagas perder mi tiara!
El grupo llegó a la Casa Universitaria del Libro (Casul) justo cuando las puertas se abrían. La emoción era palpable, pero también lo era el caos. En la entrada, un hombre disfrazado de Pikachu estaba tratando de hacer una coreografía con su grupo de baile, pero solo lograba tropezar con su propia cola. Miguel, un chico robusto y siempre sonriente, no pudo evitar reírse.
—¿Qué es eso? —preguntó Miguel, señalando al Pikachu caído.
—Es el nuevo "Pika-ruido" —respondió Laura, quien tenía el cabello corto y llevaba unas gafas grandes que le daban un aire intelectual—. ¡Parece que necesita más entrenamiento!
Una vez dentro, el grupo se dispersó rápidamente. Diego y Sofía se dirigieron al taller de coloración impartido por Federico Blee, un famoso colorista de Marvel Comics. Mientras tanto, Laura y Miguel decidieron asistir a una charla sobre la historia del cómic en México, donde esperaban aprender sobre sus héroes favoritos. Andrés, un chico alto con una gran pasión por los videojuegos, y Valeria, una chica extrovertida con cabello rizado y un amor por los personajes femeninos fuertes, se lanzaron hacia las mesas de venta como si fueran imanes atraídos por figuras coleccionables.
En el taller, Diego estaba tan emocionado que casi se olvidó de que tenía que tomar notas. En lugar de eso, comenzó a dibujar un retrato de Spider-Man con un sombrero mexicano.
—¿Por qué le pones un sombrero? —preguntó Sofía entre risas mientras observaba su obra maestra.
—Porque es muy “web” mexicano —respondió Diego con una sonrisa pícara.
Mientras tanto, en la charla sobre cómics, Miguel levantó la mano para preguntar:
—¿Y por qué los superhéroes nunca van al baño?
El ponente lo miró confundido y el resto del público estalló en carcajadas. Laura lo miró con incredulidad.
—¿En serio? ¡Esa era tu pregunta? —dijo mientras trataba de contener la risa.
El segundo día fue aún más caótico. El grupo decidió participar en un concurso de cosplay. Diego propuso que todos se disfrazaran como personajes de "One Piece", pero nadie tenía idea de cómo hacerlo bien. Al final, terminaron pareciendo más piratas perdidos que héroes del anime.
Durante su presentación en el escenario, Valeria tropezó con su espada de cartón y cayó al suelo con un estruendo digno de una película cómica. El público estalló en risas mientras ella intentaba levantarse con dignidad.
—¡Todo bajo control! —gritó Valeria desde el suelo mientras trataba de recuperar su espada—. ¡Esto era parte del acto!
Andrés no pudo contener la risa mientras grababa todo con su teléfono.
Finalmente, cuando la convención llegó a su fin, el grupo salió del recinto arrastrando bolsas llenas de cómics y figuras coleccionables. Aunque habían tenido algunos momentos desastrosos y risas incontrolables, todos estaban felices.
—El próximo año tenemos que volver —dijo Sofía mientras ajustaba su tiara deshecha—. Pero quizás deberíamos practicar más nuestros disfraces.
—O al menos asegurarnos de no usar espadas de cartón —añadió Diego con una sonrisa traviesa.
Y así, entre risas y anécdotas ridículas, el grupo dejó atrás la Covacha-Con, sabiendo que habían vivido una experiencia inolvidable… aunque no necesariamente digna de un anime épico. La ciudad los recibió nuevamente con sus sonidos familiares; sin embargo, ellos llevaban consigo algo más valioso: recuerdos compartidos que los unirían aún más en sus futuras aventuras frikis.
Fuente de las imágenes
Imagen creada con Starryai.
¡Queremos leerte!
Entra y publica tus artículos con nosotros.
Vota por el witness @cosmicboy123