Cuidado con la vigorexia

in blurthealth •  4 years ago 


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¿El culto al cuerpo, una nueva enfermedad?

Los profesionales de la salud siempre estamos atentos ante la aparición de nuevas enfermedades. Muchos piensan que solo estamos pendientes de nuevas enfermedades infecciosas, cosa que no es cierta. Han aparecido enfermedades de otros tipos y seguirán apareciendo con el vigor del avance de las actividades humanas. La sociedad en general enfrentan cambios que muchas veces no lo notamos por cotidiano que se convierte mas aún por los alcances de las empresas de telecomunicaciones y la red de INTERNET. Desde hace algunas décadas se establecieron los tiempos de gimnasios, aeróbic, pesas, dietas para una escultural figura. Venezuela y el Estado Zulia también tiene su pléyade de vigorosos.

El culto al cuerpo en forma obsesiva ya se está considerando como un trastorno psicológico y alimentario considerable, quizás lo tengamos en forma de una epidemia creciente. El alcance de la vigorexia dentro de nuestra población no se conoce o al menos no se ha publicado, pero para nosotros no es difícil encontrar un fortachón es decir un vigoréxico entre nuestros amigos o compañeros. En otros países la mayor parte son hombres, pero las féminas también participan en las estadísticas del trastorno. El comienzo suele ser cuando adolescente o adulto joven.

¿Soy un vigoréxico?

La obsesión por la apariencia musculosa hace que el vigoréxico (al contrario del anoréxico) se detecte que tiene un cuerpo muy flaco o que le falta masa y que está muy “flojo” con una aumentada autocrítica, inseguridad y desesperanza. Es por ello que va el gimnasio y luego a su rincón de aparatos de su propio hogar para pasar horas haciendo ejercicios como una prioridad en su vida. En forma constante quieren saber si se ha incrementado su masa corporal: se contempla ante el espejo, se pesa y se talla, se miden la circunferencia de los brazos, antebrazos, muslos, piernas, tórax, cintura y cadera.

A pesar del aumento de sus crecientes medidas corporales la auto estima del vigoréxico es baja y un nivel alto de frustración por tener, según él, menos cuerpo del que se merece por hacer tanto ejercicio y se empeña en tener mas masa muscular, todavía le falta un poco más. La desmedida ejercitación forzada puede conducirlo a lesiones músculo esqueléticas desde leves traumatismos hasta esguinces, fracturas, desgarros musculares y hasta desgarros de tendones. Estas lesiones lo hacen tomar reposo de hacer ejercicios, entristeciéndose. Para compensar se los ve metidos en el gimnasio aunque sea solo para mirar.

Se adquieren conductas alimentarias también obsesivas: se empeñan en conocer el valor calóricos de los alimentos, pueden llegar a pesar los alimentos y coleccionan cualquier menú. Siguen dietas abundantes que leen o les han dicho otros vigoréxicos con proteínas “por arriba y por debajo”, con carnes de todo tipo, huevos leche y batidos vigorizantes que resultan repugnantes para quienes no tenemos el trastornos.

Medicamentos milagrosos

Una de los peores dramas de la vigorexia es caer en la terrible práctica de la administración de medicamentos, casi mágicos para ellos por lograr un efecto en menor tiempo, sin prescripción médica ni advertencia de efectos secundarios. Entre estos medicamentos están las vitaminas “a pastos”, los esteroides, las hormonas anabolizantes y las hormonas masculinas. Entre los efectos secundarios tenemos el desarrollo de enfermedades cardiovasculares (como la hipertensión), enfermedades genitales (como la impotencia, la atrofia testicular, alteración menstrual y la infertilidad), y el desarrollo de enfermedades malignas (cáncer, sarcomas, leucemias o linfomas).

Retos ante el cambio

El humor de las personas con vigorexia suele cambiar, se tornan irritables, ansiosos, mas aún si se le pasa la hora de hacer ejercicio. Se vuelven insistentes, se les ve retraídos a veces y sus temas de conversación giran alrededor del ejercicio, las dietas, hormonas y vitaminas, en ocasiones es tanto el nivel de intolerancia que se aísla de su entorno social habitual, solo frecuentando a sus amigos del gimnasio abandonando sus actividades habituales.

Aunque pareciera “cosa de muchachos o de juego”, es un tema que hay que tener en cuenta, tenemos que asistir a las personas que padecen vigorexia. Los familiares, los médicos, los psicólogos, la sociedad en general, tenemos que detectarlos y darle apoyo profesional. También es nuestro deber estudiar mas a fondo esta situación patológica, encontrar sus factores de riesgo para poder prevenirla.

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