Y todos los anhelos jamás expresados, tan firmemente contenidos y silenciados durante meses finalmente rebasaron toda resistencia, derribaron cada muralla: Toda defensa intransigente fruto de un carácter hosco y terco que se negaba a expresar el menor titubeo, la mínima muestra de sensibilidad que evidenciara su evidente vulnerabilidad interna. Cada temor se disolvió con premura, cada miedo se disipó dejando tras de sí una sensación de esperanza renovada, una pesada carga aligerada. Un nuevo hálito de vida capaz de guiar sus pasos erráticos cargados de torpeza, el nuevo faro que alumbraría a una entidad que hace mucho que renunció a su unicidad.
La casa estaba fría y desangelada sin su presencia, aquella presencia diáfana que había invadido sus pensamientos y había pretendido silenciar, sin éxito. El ulular estremecedor del viento era una pequeña victoria, cualquier estímulo que alejara aquel pensamiento inoportuno y recurrente era motivo de secreto regocijo. Sin embargo siempre regresaba con su aguijón persistente, como un escorpión hambriento que se deleitaba envenenando su psique de deseos absurdos irrealizables; de fantasías con el suficiente poderío como para extinguir momentáneamente la racionalidad. Sentía cómo se disolvía en ese éter de la pasión, sentía esa ingravidez previa a su desaparición física. En esta ocasión no hubo forcejeos inútiles, no hubo imprecaciones y blasfemias. Simplemente se dejó envolver en la vacuidad hasta despojarse de su nombre y forma.
Una tenue luz iluminaba la casa y le permitió contemplar su silueta casi traslúcida a través del maltrecho espejo, víctima de tantos sabotajes al revelar reflejos y proyecciones que contravenían sus deseos y estándares irreales. La niebla envolvía el exterior, y a su vez una espesa neblina interna parecía seducir su mente y devorar su sensatez con fruición. ¿Quién era? ¿Qué era? ¿Por qué estaba allí, en lugar de dejarse arrastrar con parsimonia por los vientos alisios? Su reflejo silente parecía contestarle con una mueca deformada, antes de diluirse y escapar por la abertura de la desvencijada chimenea. Ahora tenía todas las respuestas al alcance de su mano: Era nube, era lluvia, estaba constituida por sueños y deseos no manifestados. Y su objetivo, su nuevo objetivo... Consistía en desplazarse como una borrasca rebelde, proporcionando sombras y claroscuros a aquellos rebeldes descarriados que renunciaron a su destino, tal como anteriormente hizo en un pasado que cada vez se sumergiría más y más en las profundidades tenebrosas del ayer, hasta que su legado desapareciese por completo en el olvido.
Por fin podría abandonarse al llanto, por fin sus lamentos tendrían la consecuencia útil de convertir suelos yermos en entornos fructíferos; aptos para una nueva oportunidad, renacimiento y vida. Por fin podría disgregarse en miles de fragmentos de algodonosas nubes que decoran el firmamento, estando en todas partes y en ninguna a la vez. Por fin podría reunirse con su tormento personal: Aquel verdugo involuntario que firmó su sentencia de muerte al devolverle una intensa mirada, unas palabras cargadas de emocionalidad que jamás podría corresponder.
La tormenta arreció sorprendiendo al joven, que con semblante taciturno y sombrío se dedicó a rememorar antiguas y extintas pasiones, viejas sensaciones que evocaba sin ninguna razón aparente. Aquella lluvia tenía impregnado su dulce aroma, aquella furia tormentosa parecía fruto del deseo no consumado que no supo aplacar. Las formas voluptuosas de la nube eran otro recordatorio acusatorio, y ensimismado la contempló hasta su desaparición, sin importarle ya estar calado hasta los huesos.
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Contexto: A raíz de observar la ilustración imaginé una historia trágica; amantes sumergidos en su mutismo e incapaces de reconocer su mutua atracción, condenados a no confesar por orgullo o circunstancias que imposibiliten la relación. La única conclusión posible podría ser la... ¿Desesperación? ¿La conversión de un deseo pasajero y lujurioso en una metamorfosis que despoje del egoísmo? ¿Tendríamos un estado de bienestar o saciedad libres del cuerpo físico?
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