La ausencia arrastra consigo ese estridente silencio capaz de perforar los tímpanos, de nublar el discernimiento incluso del poco frecuente individuo poseedor del rasgo de templanza. Prosigue a su llegada un constante repiqueteo de dedos mal coordinados, un temblor involuntario de labios, una mirada nerviosa examinando el camino; la hora, la distancia, la llegada improbable. Y cuando ninguna de estas plegarias internas surte efecto comienza a surgir de la oscuridad insondable del corazón el temor más brutal, tendiendo sus tentáculos maliciosos y envolviendo el alma en un velo opaco de desesperanza casi imposible de deshacerse.
La fatalidad se cierne sobre nosotros: Aplacando ilusiones, viejos amores, esperanzas; sembrando caos y delirio a su paso, arrebatando la inocencia. Cada sueño resquebrajado se hunde más y más en la piel provocando una intensa agonía, reviviendo viejas heridas invisibles a la carne pero muy nítidas y perceptibles en los ojos y mirada desventurada de la víctima de los azares de la vida. Las pupilas son ese espejo silente testigo de almas fracturadas, constantemente asediadas por decepciones y fracasos. Condenadas a perpetuar el silencio y deformar sus espaldas bajo el peso infinito de responsabilidades que no debieron asumir, que debieron delegar, que debieron disminuir...
Todos se enfrentan a la ausencia de...
Todos estamos incompletos en cierto grado hasta que ponemos nuestro ímpetu para remediarlo y nos embarcamos en esa dificultosa y penosa misión diaria de descubrimiento y renacimiento. Muchas veces desconocedores de la cruel realidad que implica que en algún momento remoto, de llegada incierta, seremos despojados del milagro de la vida. Eso es, la ausencia de vida, del aliento divino para iluminar la tierra poblada de negrura y fantasmas a la que nos enfrentamos. El único milagro que contemplamos diariamente y del que somos activamente partícipes a menudo es menospreciado y tergiversado hasta convertirse en una penosa carga que hunde más y más en la ignominia y vergüenza.
El cruel destino del ser mortal es perfeccionarse espiritualmente hasta que el cuerpo cede bajo el peso de su fragilidad inherente y se disuelve en el infinito, sembrando semillas fructíferas o defectuosas en el círculo social cercano; y nutriendo el suelo con sus restos corruptibles, dejando vía libre a la próxima generación. Triste final para un ser que cree posicionarse en la cúspide, triste ausencia de humildad y conciencia de lo efímero de la existencia.
Ausencia de criterio estético para idolatrar efigies detestables. Ausencia de mesura para caer sin jamás tocar fondo en vicios de toda índole. Ausencia de arrepentimiento para incurrir en la mentira y el delito reiteradamente, impunemente. Pero también existe la ausencia de miedo para encarar las problemáticas diarias y enfrentarse a lo desconocido, mirando cara a cara al rostro informe de la nada; lo improbable, lo que podría o no podría suceder si continuamos con la similar trayectoria errática que caracteriza nuestro paso por la vida.
¿Cuál es tu ausencia? ¿Qué espinas retuercen y asfixian tu corazón sin descanso? ¿Qué temores incomprensibles te acechan durante la noche y perturban tu sueño? Ponle nombre y correa a tu monstruo, entrégale cadenas y conviértelo en tu vasallo, tu guía en terreno accidentado y salpicado de oscuridad; una oscuridad casi tan impenetrable como nuestros temores particulares, la demostración de que la humanidad posee una diversidad colorida incluso en materia escatológica.
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Esta es mi primera publicación en blurt; sepan disculpar el matiz siniestro empleado, soy un alma inquieta que a veces se decanta por los escritos lúgubres. Pero que algo sea aparentemente oscuro no implica que no pueda “padecer” también estados de locura transitoria comúnmente denominada como: Felicidad, amor, alegría, ilusión...
Cualquier comentario y opinión constructiva será bienvenida y acogida con agrado.
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ENGLISH VERSION:
Absence carries with it that strident silence capable of piercing the eardrums, of clouding the discernment even of the rare individual possessing the trait of temperance. His arrival is followed by a constant rattle of poorly coordinated fingers, an involuntary trembling of lips, a nervous look examining the road; The time, the distance, the unlikely arrival. And when none of these inner prayers take effect, the most brutal fear begins to emerge from the unfathomable darkness of the heart, stretching out its malicious tentacles and enveloping the soul in an opaque veil of hopelessness almost impossible to undo.
Fatality looms over us: Appeasing illusions, old loves, hopes; sowing chaos and delirium in its wake, snatching innocence. Each shattered dream sinks deeper and deeper into the skin causing intense agony, reliving old wounds invisible to the flesh but very clear and perceptible in the eyes and unfortunate look of the victim of the hazards of life. The pupils are that silent mirror witness of fractured souls, constantly besieged by disappointments and failures. Condemned to perpetuate silence and deform their backs under the infinite weight of responsibilities that they should not have assumed, that they should have delegated, that they should have diminished...
Everyone faces the absence of... We are all incomplete to some degree until we put our impetus to remedy it and embark on that difficult and painful daily mission of discovery and rebirth. Many times unaware of the cruel reality that implies that at some remote moment, of uncertain arrival, we will be stripped of the miracle of life. That is, the absence of life, of the divine breath to illuminate the land populated by blackness and ghosts that we face. The one miracle that we contemplate daily and in which we actively participate is often despised and distorted until it becomes a painful burden that plunges deeper and deeper into ignominy and shame.
The cruel destiny of the mortal being is to perfect itself spiritually until the body yields under the weight of its inherent fragility and dissolves into infinity, sowing fruitful or defective seeds in the close social circle; and nourishing the soil with its corruptible remains, leaving the way open to the next generation. Sad end for a being who believes he is positioning himself at the top, sad absence of humility and awareness of the ephemeral nature of existence.
Absence of aesthetic criteria to idolize detestable effigies. Absence of moderation to fall without ever touching bottom in vices of all kinds. Absence of repentance to incur in lying and crime repeatedly, with impunity. But there is also the absence of fear to face daily problems and face the unknown, looking face to face with the face of nothingness; The unlikely, what might or might not happen if we continue with the similar erratic trajectory that characterizes our passage through life.
What is your absence? What thorns twist and choke your heart relentlessly? What incomprehensible fears haunt you at night and disturb your sleep? Name and strap your monster, give him chains and make him your vassal, your guide in rugged terrain and dotted with darkness; A darkness almost as impenetrable as our particular fears, the demonstration that humanity possesses a colorful diversity even in eschatological matter.
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This is my first blurt post; Excuse the sinister nuance used, I am a restless soul who sometimes opts for gloomy writings. But that something is apparently dark does not imply that it cannot also "suffer" states of transient madness commonly known as: Happiness, love, joy, illusion... Any constructive comments and opinions will be welcomed.
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