Acabo de finalizar la lectura de un libro cuanto menos curioso, uno de esos que ameritan su reseña correspondiente en este blog maltrecho que más se asemeja a un cementerio abandonado. El libro en cuestión se titula “El placebo eres tú”, de Joe Dispenza. No es la primera vez que lo veo resaltando entre hileras de obras apiladas buscando cautivar la atención del comprador incauto en varias de mis frecuentes pesquisas literarias en distintas librerías.
La primera asociación que vino a mi mente lo clasificó injustamente en la categoría de autoayuda, más concretamente etiquetado con las palabras “eso son cuentos de la vieja”. Después empezaron a bombardearlo incluso en webs como lacasadellibro o Amazon, a pesar de tener sus años y no ser un bestseller de reciente publicación. ¿Qué tendrá de especial esa cosa para encandilar a tantas personas y ascender al top 1 de libros regalados? ¿Tendrá una prosa que deslumbra? ¿Revelará una clave secreta para vivir una vida más plena y feliz? Y finalmente sucumbí a esa curiosidad malsana y carente de pragmatismo, como fiel descendiente de Eva y Pandora, y me decidí a leerlo y desentrañar su misterio por mis propios medios.
Me sorprendió la aparente seriedad al exponer los datos y al reunir temas aparentemente irreconciliables: Medicina tradicional, espiritualidad, ciencia, fuerza de voluntad... El autor no es el típico mequetrefe iletrado buscando vender sus cursos y material místico, tiene formación que lo acredita como alguien conocedor del tema y defiende sus argumentos con estudios o incluso electroencefalogramas que muestran con toda claridad el impacto en el cerebro del efecto placebo en tiempo real. A grosso modo el placebo podría definirse como mera sugestión inducida por el cerebro humano, con un impacto positivo palpable, a diferencia del nocebo que acarrea repercusiones negativas.
Diariamente estamos en la cuerda floja, a un paso de precipitarnos al abismo que han edificado los condicionamientos subjetivos de nuestra propia mente. Un ejemplo podrían ser los creyentes devotos de cualquier secta o credo religioso, por ejemplo el vudú —cuyo caso también aparece documentado en el libro—. Una creencia puede ser tan fuerte que sus consecuencias trascienden toda lógica y enferman el cuerpo.
También explora otro concepto interesante, la epigenética. Se ha dicho con relativa frecuencia que portamos “ADN basura”, porcentajes significativos que carecen de utilidad aparente. Según la epigenética esos fragmentos no son inservibles, simplemente pueden activarse o desactivarse en función del entorno y respuestas al medio. Muchas mutaciones podrían ser una respuesta a un entorno inadecuado y un estado de alerta y estrés prolongado en el tiempo. ¿Suena a despropósito? Puede ser, o tal vez no. Me gustaría leer tu opinión al respecto.
Por último, menciona la meditación como método para “equilibrar” el cerebro y los pensamientos. Pasamos por distintos estados en función de nuestro nivel de atención o vigilia, incluso el sueño cuenta con sus distintas fases. Hay ondas beta, alfa, delta... Meditar y registrar la actividad cerebral mostró una mayor coherencia en la función cognitiva, calmó a las mentes más hiperactivas y estimuló aquellas con leves disfunciones —a veces inducidas por el sobreesfuerzo de trabajo o burnout, a veces como daño colateral después de sufrir un importante accidente—.
Después de reunir la información y las distintas piezas del puzzle queda la incógnita más importante y la que requiere más creatividad y autoconocimiento en cada caso individual: ¿Cómo elaborar tu propio placebo? ¿Cómo sugestionarte deliberadamente para convertir una curación en un proceso más rápido? La respuesta rápida sería atajar las “creencias limitantes” y el mal autoconcepto, y abrirle paso a lo desconocido y a esa misteriosa fuerza operante llamada vida. ¿Para qué está el sistema inmune? ¿Por qué no confiar en la ciencia y medicina actual? ¿Y en uno mismo y su infinito potencial incipiente?
En definitiva, lo recomiendo como lectura. Los comentarios con cariz de debate literario o exponiendo críticas al respecto son totalmente bienvenidos 🌞
Fuente imagen: https://wallhere.com/en/wallpaper/74960
Podría haber optado por subir una foto de la portada del libro, pero en mi humilde opinión despide ese innegable tufillo a libro de autoayuda que puede empañar de prejuicios la lectura. ¡Así que si te ha intrigado te aconsejo leerlo obviando cualquier tipo de reticencia!
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