Reconozco que me he reído de los bloopers que presentan en televisión en algunos segmentos, reconozco que también, como si fuera un acto inconsciente de esa parte gris del cerebro maquiavélico que no se salva de pensamientos intrusivos, he dibujado una sonrisa cuando he visto caídas aparatosas en la calle, aunque si estoy cerca les doy la mano o ayudo a levantar, reconozco que me reído de mis propios bloopers cotidianos, incluso cuando una vez me caí de la cama o regué el tinto en mi uniforme blanco recién comprado (y no tenía más para cambiarme), sin embargo, jamás ha sido con intenciones malsanas, como señalando el hecho como si fuera una torpeza irremediable.
Cuando he visto accidentes fugaces en los demás no he llegado a los extremos de grabar para subir a las redes sociales sin consentimiento y generar espectáculos que se viralizan en un santiamén, solo por conseguir audiencia que vea un desacato a una ley clara que dice que no se debe publicar en la red cosas sin permiso expreso de los dueños.
Reconozco que así somos los seres humanos y no tenemos excusa porque incluso ayer que leí tu publicación y hoy que volví a leerla para comentarte, mi querida Rebe, sí me reí a carcajadas con las caídas que pusiste a manera de gifs, puede ser que porque necesitaba mi dosis diaria de risa y tu post fue la gota que derramó el vaso, o porque el objetivo de las animaciones tienen ese trasfondo: el de hacer que la audiencia se ría, por ejemplo, ese gif de Naruto derramando por accidente su amado ramen instantáneo, el de Deidara cayéndose frente a Tobi y malogrando sus arcillas explosivas, y el de Pain topezándose y dándose un planchazo ante todos sus subordinados de Akatsuki fueron los que más risa me dieron y un cierto tipo de ternura porque dos están diseñados en formato chibi.
Lo que pasó con Clemencia debió demostrarle que nadie, ni siquiera ella, era inmune a las tonalidades burlescas, su momento llegó para darle una lección y la aprendió. Qué bueno que haya superado su doble problema y que ahora goce de vitalidad porque sinceramente el chisme vitaliza jeje.
Gracias por esta reflexión, Rebe, porque como tú, me pones a pensar en la calidad de mi risa y humor, que espero cada día que sea más pura y sin intenciones de humillar a los demás, sino que si me río, que siempre sea con las personas y no simplemente de las personas porque una escena digna de blooper la hemos tenido todos, hasta cuando se nos ha escapado un sonoro pedo cuando no debía ser así según nuestra percepción... cuánto nos afecta, nos estabiliza o nos fortalece, pues ya depende de cada carácter y personalidad.
Saludos y un abrazote para ti, para el doctor Benjamín y para toda la familia que los acompaña. Que Dios los bendiga grandemente 🤗🤗