¿Cómo podemos sentirnos mejor con nosotros mismos? A veces parece que hablamos mucho de autoestima, pero en la práctica, olvidamos lo importante que es cultivarla. Es más fácil notar nuestras carencias que reconocer nuestras fortalezas, y eso es algo que poco a poco podemos cambiar.
No se trata de mirarnos al espejo y repetir frases positivas sin sentirlas realmente. Se trata de construir una relación más sana con nosotros mismos, de entendernos y darnos el mismo trato amable que le daríamos a alguien que queremos. Muchas veces somos nuestros peores jueces, y cuando cometemos un error, nos castigamos con pensamientos que no le diríamos a nadie más. Entonces, ¿por qué hacerlo con nosotros?
El primer paso es dejar de compararnos con los demás. Cada persona tiene su propio proceso, su propia historia, sus propios tiempos. Lo que ves en otros no es toda la realidad, solo una parte. Enfocarnos en nuestro propio camino, en lo que sí podemos hacer y mejorar, nos ayuda a construir una autoestima más fuerte y estable.
Aprender a decir "no" es otro punto clave. No podemos agradar a todo el mundo ni cumplir con todas las expectativas externas. Decir "sí" cuando queremos decir "no" solo nos resta energía y nos deja con la sensación de estar siempre en deuda con los demás. Respetarnos a nosotros mismos también significa establecer límites saludables.
La manera en que nos hablamos internamente es fundamental. ¿Te has detenido a escuchar tus pensamientos sobre ti? A veces somos demasiado duros, exigimos demasiado, nos reprochamos cosas sin darnos crédito por lo que sí hacemos bien. Cambiar ese diálogo interno requiere práctica, pero es posible. Cada vez que notes un pensamiento negativo sobre ti mismo, intenta cambiarlo por uno más amable. En lugar de "soy un desastre", puedes decir "estoy aprendiendo". Es un pequeño cambio que con el tiempo hace una gran diferencia.
Celebrar nuestros logros, por pequeños que sean, también es importante. No todo tiene que ser un gran acontecimiento para merecer reconocimiento. Apreciar los avances, los esfuerzos, los intentos, incluso cuando no salen perfectos, nos ayuda a construir una mentalidad más positiva y a reforzar nuestra autoestima.
Y algo fundamental: rodéate de personas que sumen. El entorno influye mucho en cómo nos sentimos. Si estamos rodeados de personas que constantemente critican o minimizan lo que hacemos, es más fácil que dudemos de nosotros mismos. En cambio, cuando estamos con personas que nos apoyan y nos inspiran, nuestro propio concepto de nosotros mismos mejora.
Construir una buena autoestima es un proceso diario. No hay una fórmula mágica ni un camino único. Se trata de pequeñas acciones, de elegir cada día tratarnos con más respeto y cariño. Es un trabajo interno que, con el tiempo, nos ayuda a sentirnos más seguros, más felices y más en paz con quienes somos.
