Por qué a veces nos sentimos vacíos incluso cuando lo tenemos "todo"

in blurt-188398 •  last month 

A veces nos encontramos en esa extraña paradoja de sentirnos vacíos, incluso cuando, en teoría, lo tenemos "todo". Es un sentimiento difícil de explicar porque se supone que si alcanzamos ciertos logros, si tenemos estabilidad, si cumplimos con lo que la sociedad nos dice que es el camino correcto, deberíamos sentirnos plenos. Pero la realidad es que no siempre funciona así.


Imagen de Pixabay

Lo he visto en otras personas, lo he sentido en mí mismo. Es como si en algún punto nos diéramos cuenta de que todas esas cosas externas no llenan realmente el espacio interno que queda pendiente. Y aquí es donde entra en juego algo que muchas veces no queremos ver: el autosabotaje. Sí, ese enemigo silencioso que se disfraza de justificaciones, de miedos, de excusas disfrazadas de lógica.

Porque el vacío no siempre viene de la falta de algo material o tangible, sino de la desconexión con lo que realmente nos mueve. Y muchas veces somos nosotros mismos quienes nos alejamos de lo que nos haría sentir vivos. Tal vez porque nos da miedo el compromiso con nuestros propios sueños, tal vez porque sentimos que no lo merecemos, tal vez porque es más fácil conformarnos con lo que ya conocemos que aventurarnos a lo desconocido.


Imagen de Pixabay

Es curioso cómo el miedo puede ser el mayor ladrón de oportunidades. Nos hace dudar, nos mantiene en zonas de comodidad que ni siquiera nos satisfacen realmente, pero que al menos nos resultan familiares. Y el vacío se instala ahí, en la rutina sin propósito, en los días que se sienten repetitivos, en la sensación de que estamos viviendo en piloto automático sin un verdadero sentido.

Lo irónico es que muchas veces la solución está justo frente a nosotros, pero nos resistimos a verla. Nos contamos historias sobre por qué no podemos cambiar, sobre por qué no vale la pena intentarlo, sobre por qué "ya es tarde" o "no es el momento". Y en esa narrativa, terminamos por convencernos de que el problema está fuera de nuestro control, cuando en realidad somos nosotros quienes nos estamos deteniendo.

He visto personas increíblemente capaces postergar sus sueños porque creen que no están listas. He visto a otros conformarse con menos de lo que realmente desean por miedo a fracasar. Y me he dado cuenta de que el vacío no siempre viene de la ausencia, sino de la renuncia. De dejar de intentar, de dejar de creer, de dejar de imaginar que la vida puede ser más.


Imagen de Pixabay

Nos dijeron que si teníamos éxito, si conseguíamos ciertas cosas, si cumplíamos con ciertos estándares, íbamos a sentirnos plenos. Pero la plenitud no se compra ni se obtiene por acumulación. Es algo que construimos desde adentro, con cada pequeña decisión que nos acerca a lo que realmente queremos. Y eso implica dejar de autosabotearnos, dejar de postergar, dejar de tenerle miedo a lo que nos reta y empezar a movernos en dirección a lo que nos hace sentir vivos.

Tal vez el primer paso es dejar de preguntarnos por qué nos sentimos vacíos y empezar a cuestionarnos en qué momento dejamos de escucharnos. Qué es eso que hemos estado evitando, qué es lo que realmente queremos pero nos da miedo admitir. Porque ahí, en esas respuestas que a veces incomodan, puede estar la clave para llenar ese vacío con algo más real, más nuestro, más auténtico.

Y tú, ¿has sentido alguna vez ese vacío? ¿Qué crees que te lo ha causado?


Authors get paid when people like you upvote their post.
If you enjoyed what you read here, create your account today and start earning FREE BLURT!