Espero que esta semana haya sido buena para todos, que hayan tenido momentos de satisfacción y logros, pero sé que también es posible que en algún punto hayan sentido dudas, inseguridad o que se hayan cuestionado su propio valor. Es algo que pasa, y es ahí cuando nos encontramos con una de esas preguntas clave: ¿Cómo podemos sentirnos bien con nosotros mismos sin depender de lo que otros piensen o digan?
A veces, sin darnos cuenta, buscamos validación externa para sentirnos valiosos. Un comentario positivo, un like en redes sociales, una aprobación de alguien a quien admiramos. Y cuando eso no llega, nos sentimos menos. Es como si nuestro valor dependiera de un reconocimiento externo y no de algo que realmente venga desde nosotros. Pero la verdad es que no podemos controlar lo que otros piensan o dicen, lo que sí podemos hacer es trabajar en cómo nos vemos a nosotros mismos.
No es sencillo, claro que no. Estamos acostumbrados a medirnos con estándares que muchas veces ni siquiera hemos elegido. Desde pequeños nos enseñan que hay que ser de cierta manera para ser aceptados, para encajar, y cuando sentimos que no cumplimos con eso, viene la duda. Pero, ¿quién dijo que esas reglas son absolutas? ¿Y si en lugar de preocuparnos por lo que otros piensan, nos preocupamos por cómo nos sentimos con nosotros mismos?
Creo que una de las claves está en conocernos mejor. Darnos el tiempo de entender qué nos gusta, qué nos motiva, qué nos hace sentir bien. No por lo que los demás esperan, sino por lo que realmente queremos. No es lo mismo hacer algo porque nos nace que hacerlo porque queremos una aprobación externa. Y sí, puede que al principio nos cueste, porque estamos acostumbrados a mirar hacia afuera en busca de respuestas, pero cuando empezamos a hacerlo, las cosas cambian.
Otro punto importante es aprender a hablarnos mejor. Muchas veces somos nuestros peores críticos. Nos decimos cosas que jamás le diríamos a alguien más. "No soy lo suficientemente bueno", "nunca lo lograré", "qué tonto fui por hacer eso". Pero, ¿y si en lugar de castigarnos, nos damos la oportunidad de tratarnos con la misma compasión con la que trataríamos a un amigo? Nadie es perfecto, todos tenemos errores y días malos, y eso no significa que valemos menos.
También es fundamental aprender a poner límites. A veces nos esforzamos demasiado por agradar, por no decepcionar, por encajar. Pero cuando hacemos cosas solo para obtener aprobación, terminamos agotados y muchas veces insatisfechos. Decir "no" cuando algo no nos hace bien es una forma de respeto propio. No siempre será fácil, pero con el tiempo nos daremos cuenta de que es necesario.
Y algo más: celebrar nuestros propios logros. No esperar a que alguien más nos diga que hicimos algo bien, sino aprender a reconocernos a nosotros mismos. Apreciar nuestro esfuerzo, incluso cuando los avances sean pequeños. Cada paso que damos en nuestra propia dirección es valioso, y no necesita la validación de nadie más para serlo.
Al final, mejorar nuestra autoestima sin depender de la aprobación ajena es un proceso. No pasa de un día para otro, pero cada pequeño cambio cuenta. Y cuando empezamos a confiar más en nosotros mismos, a valorarnos por lo que somos y no por lo que otros dicen, nos sentimos más libres. Y eso, sin duda, vale la pena.
¿Y tú? Cuéntame, ¿qué haces para fortalecer tu autoestima sin depender de lo que piensen los demás? Seguro que tienes algo interesante que compartir.
