Frustración, algo que debemos aprender a manejar

in blurt-188398 •  5 hours ago 

La frustración es de esas cosas que inevitablemente vamos a experimentar más de una vez en la vida, y aunque no nos guste, aprender a manejarla es clave. Hay días en los que las cosas simplemente no salen como queremos, en los que parece que todo conspira en nuestra contra y la sensación de impotencia se instala sin permiso. Lo curioso es que, muchas veces, no es tanto la situación en sí lo que nos afecta, sino la forma en que la percibimos.


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Porque la frustración, en su esencia, nace de la diferencia entre lo que esperamos y lo que realmente ocurre. Queremos que algo funcione de una manera, y cuando no pasa, la incomodidad aparece. Y no hablo solo de grandes problemas, puede ser algo tan simple como que nos pasemos horas trabajando en algo y no salga como queríamos, o que las personas no reaccionen de la forma en que esperábamos.

Lo cierto es que nadie está exento. Todos, en algún punto, hemos sentido esa presión en el pecho, ese enojo interno que no sabemos muy bien cómo procesar. Nos decimos que no deberíamos sentirnos así, que no es para tanto, pero el malestar sigue ahí, como un ruido de fondo difícil de ignorar.

El problema es que, si no aprendemos a manejarla, la frustración puede convertirse en una constante en nuestras vidas. Nos volvemos más irritables, menos pacientes, y terminamos arrastrando ese peso a otras áreas. Y es que todo está conectado. Lo que no resolvemos en un aspecto de nuestra vida, tarde o temprano termina reflejándose en otro.


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Lo que he aprendido con el tiempo es que la frustración no es el problema en sí, sino cómo decidimos enfrentarnos a ella. Porque la verdad es que no podemos controlar todo lo que nos pasa, pero sí podemos elegir cómo reaccionamos. Podemos estancarnos en la queja, o podemos usar esa energía para buscar soluciones. Y aunque suene fácil en teoría, sé que en la práctica es otra historia.

A veces, lo que más nos frustra no es la situación en sí, sino el hecho de sentir que no tenemos el control. Queremos que todo encaje a la perfección, que cada cosa siga el plan que teníamos en mente, pero la realidad rara vez funciona así. Y cuando aprendemos a aceptar eso, cuando entendemos que el cambio y la incertidumbre son parte del proceso, la frustración pierde un poco de su fuerza.

También es importante reconocer que hay cosas que simplemente no dependen de nosotros. No podemos controlar cómo actúan los demás, no podemos hacer que todo salga bien siempre, y está bien. Soltar esa necesidad de que todo sea perfecto es una de las mejores formas de reducir la frustración diaria.


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Y claro, a veces solo necesitamos darnos un respiro. Alejarnos un momento, cambiar de perspectiva, dejar de forzar algo que en ese momento no está funcionando. Porque no siempre se trata de insistir más, sino de saber cuándo es momento de soltar y reenfocar.

Así que, si hoy te sientes frustrado por algo, pregúntate: ¿realmente vale la pena darle tanta energía? ¿Hay algo que sí puedas hacer para mejorar la situación? Y si no, ¿qué pasaría si simplemente lo dejas ir?


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