Hace un rato estuve revisando algunas lecturas sobre la mentalidad de escasez y la de abundancia. No porque estuviera buscando algo en particular, sino porque me dio curiosidad entender un poco más sobre cómo pensamos respecto al dinero, las oportunidades y la vida en general. Me sorprendió ver cuán arraigada puede estar la idea de escasez en muchas personas, incluso sin que se den cuenta.

Muchas veces hemos escuchado frases como "el dinero no crece en los árboles", "hay que conformarse con lo que hay" o "para ganar dinero hay que sufrir". Crecemos con estas ideas y sin darnos cuenta terminamos operando bajo esas creencias. No nos permitimos soñar en grande, ni tomar riesgos, ni ver posibilidades donde otros solo ven limitaciones. No porque no queramos, sino porque nuestra mente ya está programada para ver lo difícil antes que lo posible.
Pensar en abundancia no es ignorar la realidad ni caer en ilusiones irreales. Se trata más bien de cambiar el enfoque. No es lo mismo decir "no tengo suficiente dinero" que decir "¿cómo puedo generar más ingresos?". La primera afirmación nos deja en un estado de resignación; la segunda nos invita a buscar soluciones. Y en la vida, las soluciones siempre están ahí para quienes las buscan.

A veces, la diferencia entre una mentalidad de escasez y una de abundancia está en los pequeños detalles. Como cuando alguien ve que otra persona tiene éxito y piensa "seguro tuvo suerte" en lugar de preguntarse "¿qué puedo aprender de su camino?". O cuando alguien evita invertir en sí mismo porque lo ve como un gasto, sin darse cuenta de que el verdadero costo es quedarse siempre en el mismo lugar.
No se trata de forzar pensamientos positivos sin sentido, sino de entrenar la mente para ver más allá de las limitaciones. Hay personas que con pocos recursos han logrado cosas increíbles porque simplemente no aceptaron la escasez como su única opción. Y no porque fueran genios o tuvieran ventajas ocultas, sino porque estaban dispuestos a cambiar su forma de pensar.
El primer paso para salir de la escasez es tomar conciencia de nuestras creencias. Preguntarnos: ¿qué ideas tengo sobre el dinero, el éxito y las oportunidades? ¿De dónde vienen esas ideas? ¿Me están ayudando o limitando? Muchas veces repetimos lo que escuchamos desde pequeños sin cuestionarlo, pero una vez que lo hacemos, tenemos la posibilidad de elegir nuevas formas de ver el mundo.

No digo que cambiar la mentalidad sea fácil ni inmediato. Es un proceso. A veces cuesta, a veces hay recaídas, pero cada pequeño avance vale la pena. Porque en el fondo, la abundancia no se trata solo de dinero, sino de confianza, de saber que siempre hay algo más por aprender, descubrir y crear.
Así que si alguna vez te descubres pensando "no hay suficiente" o "esto no es para mí", haz una pausa. Tal vez sí hay, tal vez sí es para ti, solo necesitas empezar a verlo de otra manera. Y si hoy das un pequeño paso en esa dirección, ya estás mucho más cerca de la abundancia de lo que crees.
