Imagen tomada de la publicación del concurso
Venciendo a la cima
Aunque había hecho este mismo recorrido cientos de veces, durante el trayecto sentí en varias ocasiones como mis piernas me fallaban, y mis fuerzas me abandonaban, el animo era el mismo, pero ya mi cuerpo no respondía como antes, aunque tenía ya algunos años que no ascendía a la montaña, no fue precisamente la falta de regularidad el problema, en el trayecto trate de recordar cuando fue la primera vez, creo que tendría como 7 u 8 años, no pude lograrlo por mi solo, mi viejo me tomo de los brazos y me subió sobre sus hombros como a mitad de camino, era una aventura para un pequeño niño, pero la ruta era peligrosa y la cuesta era muy empinada, pero mi viejo era fuerte y me llevo hasta la cima, observamos la toda la ciudad y me maraville con lo pequeño que se veía todo desde tan alto.
Creo que por un años fue siempre la misma historia, cada vez mas cerca desfallecía y mi viejo me alzaba sobre sus hombros para llegar hasta arriba, si recuerdo claramente la primera vez que lo logre, me resbale cuando faltaba poco, rasgue mis pantalones y me raspe la rodilla, sangre, dolió, mi viejo me curo, pero me negué rotundamente a que me subiera sobre sus hombros, ya tenía 11 años, no iba a permitirme no lograrlo, as i que renqueando y con dolor llegue por mis propias fuerzas hasta lo mas alto, mi viejo me contó como el empezó a subir con su padre mi abuelo, y cuando el viejo ya no pudo el siguió subiendo solo a disfrutar de la vista, la tranquilidad y esa energía especial que solo posee la montaña, es una mezcla de adrenalina, con el sabor del triunfo de llegar a lo mas alto, o simplemente algo de la magia que guarda la montaña.
Después de aquella trabajosa pero edificante primera vez, cada nuevo intento era un poco mas fácil, una vez arriba, luego de admirar el paisaje y la ciudad, mi viejo tomaba una gráfica, y me interrogaba sobre lo que habia cambiado con respecto a nuestra última escalada, a veces lograba atinar, si prestaba atención, otras no me podía dar cuenta o no recordaba los sutiles cambios en la pequeña ciudad que dormía al pie de la montaña, si atinaba mi viejo improvisaba un pequeño fuego y asaba una salchichas, si me equivocaba igual las asaba, pero sin duda no sabían tan bien como cuando veía la satisfacción en el rostro de mi padre, de que no estaba perdiendo el tiempo y que aprendía a observar y me quedaba un aprendizaje nuevo con cada escalada, era un buen deportista mi viejo, buen hombre, marido y mejor padre, un luchador, hasta que el malvado signo zodiacal se cruzo en su camino, peleo con el por un par de años, pero termino robándole primero sus fuerzas y luego la vida.
Fue muy doloroso ver como un hombre de la condición de mi viejo se fue apagando poco a poco, la última vez que subimos fue poco después de recibir el diagnostico, y por primera vez fui yo el que tuvo la ardua tarea de acarrearlo sobre mis espaldas el último tramo porque ya sus piernas no respondían, me hizo jurarle aquí arriba que no dejara de subir así el no pudiera acompañarme, le mentí, nunca mas volví a subir. Luego de eso lo engañaba con viejas fotos en mi celular de la ciudad, el las veía y me interrogaba como cuando era pequeño sobre los pequeños cambios en ellas, nunca mas volví a ver aquella mirada de satisfacción que ponía cuando respondía correctamente, creo que muy en el fondo mi viejo sabía que lo estaba engañando, que no estaba subiendo a la montaña, pero nunca me dijo nada, hoy aquí arriba en la cima, con la ciudad pequeñita allá abajo como testigo le pido disculpas por eso.
No se si fue el dolor de perder a mi viejo, pero luego de que se fue jamas si quiera pensé en volver a subir hasta acá arriba, los años pasaron, me case, me olvide de la vibra, de la energía, de la magia que hay aquí arriba, hasta hace 3 años que nació mi hijo, entonces volví a recordar las escaladas con mi viejo, la belleza, la ciudad pequeñita, los interrogatorios y soñé con que el también disfrutará aquí arriba de las experiencias que yo viví, todavía esta pequeño, quería esperar a que estuviera un poco mas grande, para que fuera capaz de recordar su primera vez en la cima de la montaña, pensé que tendría tiempo, pero un viejo enemigo volvió aparecer, necesitaba volver a sentir la tensión en mis piernas, el ahogo en mi pecho, y la satisfacción de llegar hasta aquí coronando la montaña una vez mas, necesitaba recordar que vale la pena, voy a luchar, no me voy a rendir, por mi familia, mi hijo y mi viejo, subiré hasta que no me queden fuerzas, siempre que logre vencer a la cima estaré vivo!!!.
Fin.
Image taken from the contest publication
Beating to the top
Although I had done this same route hundreds of times, during the journey I felt on several occasions how my legs gave out, and my strength left me, the mood was the same, but my body no longer responded as before, although I had not climbed the mountain for a few years, it was not precisely the lack of regularity that was the problem, during the journey I tried to remember when it was the first time, I think I was about 7 or 8 years old, I could not do it on my own, my old man took me by the arms and lifted me onto his shoulders about half way The way, it was an adventure for a little boy, but the route was dangerous and the slope was very steep, but my old man was strong and he took me to the top, we observed the whole city and I marveled at how small everything looked from so high up.
I think that for a year it was always the same story, each time closer I fainted and my old man lifted me on his shoulders to get to the top, if I remember clearly the first time I did it, I slipped when it was almost there, I ripped my pants and scraped my knee, it bled, it hurt, my old man healed me, but I categorically refused to let me climb on his shoulders, I was already 11 years old, I was not going to allow myself not to make it, so I limped and with pain, I reached the top by my own strength, my old man told me how he began to climb with his father, my grandfather, and when the old man could not, he continued climbing alone to enjoy the view, the tranquility and that special energy that only the mountain has, it is a mixture of adrenaline, with the taste of the triumph of reaching the top, or simply some of the magic that the mountain keeps.
After that laborious but edifying first time, each new attempt was a little easier, once at the top, after admiring the landscape and the city, my old man would take a graph, and he would question me about what had changed with respect to our last climb, sometimes I managed to hit it, if I paid attention, other times I could not realize or did not remember the subtle changes in the small city that slept at the foot of the mountain, if I was right, my old man would improvise a small fire and roast some sausages, if I I was wrong, I roasted them, but they certainly did not taste as good as when I saw the satisfaction on my father's face, that he was not wasting time and that he was learning to observe and I had a new lesson with each climb, my old man was a good sportsman, a good man, husband and best father, a fighter, until the evil zodiac sign crossed his path, I fought with him for a couple of years, but ended up stealing his strength first and then his life.
It was very painful to see how a man like my old man faded little by little, the last time we went up was shortly after receiving the diagnosis, and for the first time I was the one who had the arduous task of carrying him on my back the last stretch because his legs were no longer responding, he made me swear up here not to stop going up even if he couldn't come with me, I lied to him, I never went up again. After that I fooled him with old photos on my cell phone of the city, he would see them and question me as when I was little about the small changes in them, I never saw that look of satisfaction that he gave when I answered correctly, I think that deep down my old man knew that I was cheating him, that he was not going up the mountain, but he never said anything to me, today up here on the top, with the tiny city down there as a witness, I apologize for that.
I don't know if it was the pain of losing my old man, but after he left I never even thought about climbing up here again, the years passed, I got married, I forgot about the vibe, the energy, the magic that is up here, until 3 years ago when my son was born, then I remembered again the climbs with my old man, the beauty, the tiny city, the interrogations and I dreamed that he would also enjoy the experiences that I lived up here, he is still small, I wanted to wait until he was a a little bigger, so that he would be able to remember his first time at the top of the mountain, I thought he would have time, but an old enemy reappeared, I needed to feel the tension in my legs again, the suffocation in my chest, and the satisfaction of getting here crowning the mountain once more, I needed to remember that it is worth it, I am going to fight, I am not going to give up, for my family, my son and my old man, I will climb until I have no strength left, as long as I manage to beat the top I will be alive!!!.
End.
La imagen corresponde al llamado del concurso
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