KUROKAT . Episodio 2 : Mr. Cuervo y T-Raven

Saludando a todos los humanos e inhumanos que visitan mi blog, jajaja, espero que hayan tenido un gran fin de semana, divertido y relajado, según el caso de cada quien. Yo por aquí haciendo varias cosillas y encargándome de resolver situaciones del Satélite Mostro, pero todo bien. Seguimos sin PC pero "guapeando es pa'lla!" dicen por ahí, así que aquí seguimos.

Por acá les traigo la continuación del anterior relato de KUROKAT, donde se va forjando una situación, y les advierto que todo esto va medio improvisado, utilizando herramientas e ideas random, ya saben, que eso de la aleatoriedad le gusta mucho a MOSTRO, así que todo va de improvisto y MOSTRO como siempre dándole forma, a lo crazy, yeahhhh, jeje. Espero les guste.

Aquí el primer episodio:
01- El Nido del Cuervo

Mr. Cuervo y T-Raven

La violencia se detuvo de golpe ante la llegada de Mr. Cuervo. Su presencia era imponente, irradiaba una autoridad que silenciaba la sala. Era un hombre alto y corpulento, con una mirada penetrante que parecía leer los pensamientos de sus interlocutores. Su traje negro, impecable y a medida, contrastaba con la atmósfera caótica del bar. Su cabeza de cuervo con plumaje negro azabache parecía brillar bajo las luces de neón, y su pico largo y oscuro parecía una peligrosa daga.

"A mi oficina", ordenó Mr. Cuervo con voz profunda, mientras se giraba y caminaba por un pequeño pasillo al fondo del local. Acompañado por sus guardaespaldas, se adentró en un ascensor al final del corredor.

El hombre-gato se recolocó la camisa y la chaqueta, alisando las arrugas causadas por la pelea. Se dirigió hacia el ascensor, pero las puertas se cerraron justo delante de él. Dos guardaespaldas, impasibles, lo interceptaron. "Tercer piso", indicaron con un gesto de la cabeza, señalando una angosta escalera al lado derecho que ascendía hacia la oscuridad.

Sin inmutarse, el hombre-gato comenzó a subir las escaleras. Al llegar al tercer piso, caminó por un pasillo estrecho y elegante, cuyos muros estaban adornados con cuadros antiguos y tapices ricamente bordados. Al final del pasillo, una puerta se abrió, revelando una oficina suntuosa.

La oficina de Mr. Cuervo era una oda al lujo y al poder. La luz cálida de una lámpara de cristal bañaba la estancia, creando una atmósfera íntima. Un enorme escritorio de caoba, repleto de documentos y objetos de arte, dominaba la habitación. Detrás del escritorio, un sillón de cuero envejecido invitaba a la relajación. Las paredes estaban cubiertas de estanterías repletas de libros antiguos y objetos de colección. Una chimenea de mármol, adornada con un elegante manto, ardía suavemente, llenando la habitación de un agradable calor.

En el centro de la habitación, sentado en un sillón de cuero, se encontraba Mr. Cuervo, degustando un trago de un fino whisky. "Siéntate", dijo con autoridad, señalando una silla frente a su escritorio.

El hombre-gato entró en la oficina y se sentó, observando con curiosidad los detalles de la estancia. Los ojos de Mr. Cuervo lo recorrieron de arriba abajo, evaluándolo. Los guardaespaldas, impasibles, permanecían de pie junto a la puerta.

"Y bien, así es como te presentas, destrozando mi bar y dándoles una paliza a mis clientes", el gato sonrió con desdén y respondió: "Yo no inicié la pelea, y no es mi culpa que tus clientes sean unos debiluchos". Añadió mientras se acomodaba los bigotes con una elegancia sorprendente: "Solo he venido por negocios. ¿Tenemos negocios?".

Un brillo gélido relampagueó en el ojo oscuro de Mr. Cuervo mientras observaba al creído felino. Abrió la gaveta de su escritorio y extrajo un sobre grueso. "Necesito que hagas una entrega", dijo con voz profunda. Explicó al gato que la entrega era directa, sin intermediarios, y que el dinero del sobre era solo una parte del pago. Al completar la misión, obtendría una suma igual de jugosa.

El gato se puso de pie para aceptar el trabajo, pero en ese preciso instante, la puerta se abrió de golpe y una voz airada interrumpió la conversación: "¡Alto ahí, apestoso!". Todos voltearon hacia la entrada. Era T-Raven, el violento motero y jefe de pandilla, sobrino de Mr. Cuervo.

T-Raven vestía cuero negro desde la cabeza a los pies, sus brazos musculosos estaban adornados con tatuajes que se extendían hasta sus manos. Tenía una nariz aguileña y un mohicano punk lleno de plumas de cuervo que le daban un aspecto salvaje y amenazador. Sus ojos, de un color gris oscuro, brillaban con ira al ver al gato.

"¿Qué crees que estás haciendo en la oficina de los cuervos?", rugió T-Raven, acercándose amenazadoramente al gato. Y enseguida se volteo y dirigió las palabras a su tío “creí que esto ya estaba hablado, vas a confiar más en un gato vulgar que en uno de tus cuervos? que en mí?? Maldita sea!

Mr. Cuervo sin alterarse le responde “necesito alguien que no solo sea eficaz, sino que además sea veloz y que pueda mantener discreción”

“Yo soy el más veloz, y puedo ser discre… dispre… dis… eso también!!” Grita el sobrino molesto.

“Solo cálmate Tobías” responde el jefe cuervo, llamándolo por su nombre de nacimiento, haciendo que se moleste más.

"¡Así que tú crees que puedes hacer el trabajo mejor que yo!", bramó T-Raven, su mirada fija en el gato. "Yo soy el mejor corredor de esta ciudad, ¡nadie me gana!". “pues no es lo que se dice en las calles” se burla el gato. "Entonces has venido a quitarme el trabajo, ¿eh?", dijo, mientras desenvainaba una navaja.

"Si quieres pelea, te advierto que ya calenté abajo en el bar" dice el gato mientras se truena los dedos de las manos.

Antes de que la tensión escalara aún más, la voz fuerte de Mr. Cuervo resonó en la habitación: "¡Basta ya! Te daré una oportunidad, y se hará como se resuelven las cosas entre moteros aquí". Señaló hacia la ventana. "Una carrera. Ida y vuelta al Bar El Nido del Cuervo, girando en la Redoma de la Calavera. El que llegue primero, se lleva el trabajo".

Tanto T-Raven como el gato asintieron con una sonrisa, cada uno por sus propias razones. T-Raven, ansioso por demostrar su superioridad, y el gato, por el simple gusto de tener una excusa para correr a toda velocidad.

Mr. Cuervo levantó el teléfono y llamó al bar. Entonces el barman anunció con voz potente "¡Tenemos carrera!" mientras hacía sonar una estruendosa campana. El bar se convirtió en un caos de gritos, risas y el sonido de cervezas chocando. Todos comenzaron a abalanzarse a la calle para presenciar la competencia. Motores rugieron en la calle, varios moteros se dirigieron limpiando la avenida de transeúntes y autos, bloqueando las calles para preparar la pista.

T-Raven salió de la oficina, listo para la carrera. Pero cuando llegó a la calle, se encontró con una sorpresa. El gato, con una sonrisa burlona, ya estaba sobre su moto, el motor rugiendo con fuerza. El muy astuto había saltado desde el balcón de la oficina de Mr. Cuervo, y con agilidad felina, descendió por una tubería hasta la calle, ante el asombro de todos. "Vas lento, pichoncito", dijo burlonamente y provocando las risas de la multitud.

T-Raven, enfurecido, montó su moto y comenzó a calentar el motor. La multitud se amontonó en las aceras, creando un muro de ruido y emoción. Mr. Cuervo, desde su balcón, observaba la escena con una sonrisa satisfecha. La avenida, adornada con luces de neón y carteles publicitarios, se convirtió en una pista de carreras improvisada. El rugido de los motores llenaba el aire, mientras el viento azotaba los rostros de los espectadores.

La línea de salida se marcó con dos barriles de cerveza. Los corredores se colocaron en posición, esperando la señal. Una hermosa chica de cuerpo escultural arropado levemente por un ceñido vestido de lycra se colocó al frente y entre ambas motos y con un fajo de billetes en la mano. Cuando Mr. Cuervo dio la señal, la chica lanzó por el aire los billetes y un disparo se dejó escuchar. Los motores rugieron y las motos se lanzaron hacia adelante como flechas. La carrera había comenzado entre gritos y música de los presentes.

by Mostrorobot

Quién ganará la carrera? Continuará esta historia? tu que opinas?

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