ALEXUS THUNDER, suena bien? un nombre surgido de la nada para un personaje rudo y mujeriego que vive sus violentas aventuras en LOBO CITY, sip, otro, es que tengo varios personajes así, jajajaja. Por los momentos, me acabo de fabricar este primer relato para que vayan pillando la personalidad de ALEXUS, al cual lo describiremos como un tipo maduro, calvo y atlético musculoso, para que tengan mejor idea similar a JASON STATHAM, y que es un experto en combate cuerpo a cuerpo, artes marciales mixtas y con entrenamiento militar, osea, una joyita dangerous, jajajaja. Por acá el primer relato y si sale bien trataré de escribir más, vale? espero lo lean y dejen sus opiniones:
ALEXUS THUNDER
Sangre en el Dragon Rollitos
El restaurante Dragon Rollitos olía a tempura fresca y cerveza fría. Alexus Thunder, un tipazo fornido y atlético con su cabeza pulida y sonrisa de lobo, esperaba a su cita, ya adelantado un pedido de sushis variados y un six pack de cervezas en hielo, conjunto que degustaba lentamente. La puerta se abrió con un golpe seco.
—"Hola musculoso, ya llegó la nota estridente y sensual de tu triste canción!!”
Scarlet, la pelirroja infernal, entró al restaurante gritando y llamando la atención - como era su costumbre - y se dejó caer en la silla frente a él. Llevaba un corset negro que amenazaba con reventar, botas con tachas y un anillo de calavera que brillaba bajo la luz tenue.
—"Cariño, si quisiera que me gritaran, llamaría a mi ex." Alexus tomó una cerveza del tobo con hielo y se la deslizó a la chica "Toma. Para que sueltes esa lengua... o la ocupes en algo mejor."
Ella arqueó una ceja, pero tomó un trago.
—"¿Y esa sonrisa de idiota? ¿Te pasó algo bueno o solo te golpearon otra vez en la cabeza?"
—"Las dos cosas. Pero hoy es especial. Estoy con la mujer más peligrosa de la ciudad." Le guiñó un ojo.
Scarlet esbozó una media sonrisa... hasta que sus ojos rojizos captaron el movimiento en la mesa de al lado. La rubia —piernas infinitas, escote mortal— se mordía los labios mirando a Alexus como si fuera un postre.
—"Oh, por supuesto." La botella de Scarlet golpeó la mesa. "¿En serio, Thunder? ¿Justo enfrente de mi plato?"
Alexus alzó las manos.
—"No empecemos. Solo estaba siendo... educado."
—"¿Educado? ¡Tu 'educación' viene con orgasmos y desayuno incluido!"
—"Eso fue una vez. Y tú también estabas ahí."
Scarlet se inclinó, arañando la mesa con sus uñas negras.
—"Si no dejas de mirarle las tetas a esa puta, se las arranco y te las clavo en los ojos."
Alexus iba a responder cuando el ambiente se cortó como un cuchillo. Ocho sujetos entraron al Dragon Rollitos, dispersándose dentro del local estratégicamente. El líder, un viejo calvo con chiva canosa, se acercó a la cajera y le mostró el arma que llevaba oculta en la cintura de su pantalón.
—"Creo que habrá problemas", murmuró Alexus.
—"Claro que habrá problemas cuando le arranque las extensiones a esta rubia facilona” dijo Scarlet lo suficientemente alto como para que la rubia escuchara y desviara la mirada, disimulando.
—”Ha-brá pro-ble-mas” le repitió Alexus a su novia mientras le sujetaba las manos y le hacía señas con los ojos. Solo entonces Scarlet cayó en cuenta de la situación.
La cajera comienza a discutir con el viejo y a decirle que se vaya. Entonces este no se esperó más y sacó a relucir una pistola oxidada.
—¡Esto eh un ahalto, cabronhes! —anunció, con un acento que sonaba más borracho que intimidante.
Uno de los maleantes se acercó y comenzó a sacar el dinero de la caja registradora, mientras sus compinches empezaron a saquear mesas, arrebatando carteras y joyas. Uno se acercó a Alexus con un cuchillo de cocina robado del mostrador.
—Dame el reloj, mamón —gruñó.
—No lo creo — respondió Thunder sin inmutarse.
—No tengo todo el día! dame el reloj calvo estúpido!! - gritó alterado
—Me llamaste calvo? — dijo Alexus en tono ofendido mientras giraba a ver al maleante con desprecio.
— Oh oh — Scarlet con disimulo arrimó su cuerpo hacia atrás.
Alexus miró su cerveza, luego al ladrón, y sonrió.
—Claro, que quieres mi reloj, y claro que me llamaste calvo.
El vaso de cerveza reventó en la cara del maleante, seguido de un rodillazo que le hundió la nariz hasta el cerebro. El cuchillo cayó, Alexus lo atrapó al vuelo y lo clavó en el muslo de otro asaltante que se acercaba por detrás. .
—¡¡AAAAAGH, MIERDA!! —gritó el tipo con la cara llena de sangre y vidrios, cayendo como un saco de papas. — MARDITOOO!! —gritó el otro tratando de sacarse el cuchillo de la pierna.
Los otros maleantes vieron la situación y algunos se lanzaron contra Alexus, mientras otros aceleraban el robo ante la dispersión de la gente, pero ya era tarde, el local estalló en caos. La dueña japonesa, la señora Tanaka, gritó algo en su idioma y, como si fuera una señal, todos los meseros saltaron al ataque. Un cocinero salió de la cocina blandiendo un cuchillo para filetear atún y se lo enterró en el hombro a un ladrón.
Alexus, mientras tanto, se abría paso a golpes. Un gancho izquierdo reventó la mandíbula de un tipo. Una patada giratoria desnucó a otro contra la barra de sake.
—¡Alexus, cabrón! —Scarlet gritó, pero no por él.
La pelirroja aprovechó el momento de conmoción y se lanzó sobre la rubia como una gata en celo. Las dos mujeres rodaron por el suelo, tirando platos de sushi y mesas.
—¡¿En serio, AHORA?! —rugió Alexus, esquivando un balazo del viejo calvo.
El disparo le rozó la oreja en cámara lenta, y en medio de ese movimiento de esquive, con el mismo impulso Alexus se lanzó como un tigre. El viejo intentó apuntar de nuevo, pero Alexus le arrancó el arma de las manos y le dio un cabezazo que lo dejó viendo estrellas (y no las del techo del restaurante).
—¿Sabes qué pasa cuando me interrumpen la cita? —Alexus lo agarró del cuello—. Me pongo de malas.
Y entonces, lo estrelló contra el acuario de las langostas. El vidrio estalló, el agua salpicó y el viejo quedó tirado entre crustáceos furiosos que lo pincharon sin piedad.
Silencio.
Los ladrones yacían inconscientes, sangrando sobre el piso de madera. Los meseros, manchados de salsa teriyaki y orgullo, asentían satisfechos.
Alexus respiró hondo y miró a Scarlet y a la rubia, que seguían forcejeando en el suelo.
—Ya, ya, basta —dijo, separándolas como un padre cansado—. Miren, hay amor suficiente para las dos.
Scarlet escupió sangre. La rubia se arregló el pelo.
—¿En serio? —dijeron sin querer a coro Scarlet y la rubia.
—En serio —confirmó Alexus, ofreciéndole una mano a cada una.
Y así, entre mesas rotas, ladrones inconscientes y malheridos y el olor a pescado fresco, Alexus Thunder salió del restaurante agarrado de dos mujeres hermosas y peligrosas, como solo un hombre como él podía hacerlo.
FIN. 🍣🔥💥
Now, vamos con un segundo relato, con bastante violencia y hormonas excitadas:
"Alexus Thunder vs los fontaneros"
La discoteca " Tsunami Pandemonium" olía a sudor caro, perfume barato y desesperación sexual. Las luces estroboscópicas cortaban el humo como cuchillas, mientras el bass de la música electrónica hacía vibrar los huesos. Alexus Thunder, con su cráneo pulido brillando bajo los láseres, golpeaba la barra con un billete de cien.
—"Otra bourbon, antes de que mi amigo se decida a llegar o me muera de aburrimiento."
El bartender, un tipo con tatuajes de lágrimas y una cicatriz que le cruzaba el cuello, asintió. Pero antes de servir, una sombra se deslizó junto a Alexus.
—"¿Esa bebida viene con carisma o lo traes aparte?"
La voz era melosa, como miel sobre navajas. La rubia… Oh My God!!!, la rubia. Vestida con un ajustado vestido plateado que parecía pintado sobre su cuerpo, ojos azules como gemas brillantes que prometían pecado y una sonrisa que haría firmar pactos con el diablo. Alexus la miró de arriba abajo, como un tiburón que olfatea sangre.
—"El carisma lo dejo para después del tercer trago. ¿Te interesa comprobarlo?"
Ella rió, bailoteando en su lugar, las caderas moviéndose al ritmo de la música.
—"Puedo esperar... pero no mucho."
Alexus le hizo señas al bartender.
—"Lo que ella tome, va por mi cuenta."
El bartender sirvió par de tragos, y ambos brindaron, chocaron sus bebidas, y también sus miradas, los chispazos eléctricos entre ambos eran muy evidentes. Ambos reían mientras conversaban y la rubia no dejaba de mover su cuerpo y la excitación de Alexus se elevaba minuto a minuto, pero su sexto sentido de mujeriego empedernido le avisaba como alarma de una situación: Una exhuberante latina, vestida con un top que dejaba poco a la imaginación y unos shorts que eran más una sugerencia que prenda, bailaba a pocos metros de él. Sus ojos, oscuros como el pecado, clavados en Alexus. Cuando intentaba no perder la concentración de la conversación pero sin descuidar el reojo de la latinota sensual que lo devoraba con la mirada…
—"¿Quieres bailar o solo mirar?" La rubia le mordió el lóbulo de la oreja, haciéndolo sudar de excitación.
—"Prefiero acción a contemplación."
Se arrastraron inmediatamente hacia la pista, y sin pensarlo comenzaron a mover sus cuerpos al ritmo del puki puki electrónico. Con los cuerpos pegados y el sudor mezclándose. Alexus sintió las uñas de la rubia clavándose en su espalda, mientras su respiración se aceleraba. Hasta que ella susurró:
—"Tengo sed."
—"En un minuto lo resuelvo, no te me vayas a enfriar." y diciendo eso se dirigió a la barra.
Alexus se abría paso entre la multitud que bailaba y disfrutaba a lo loco, regresando con dos cervezas super frías. Pero el panorama había cambiado. Dos gorilas con gruesos mostachones de fontanero italo-perdidos habían acorralado a la rubia, ambos bailaban a su alrededor y no dejaban que ella se saliera, sus manos gruesas y sudorosas se deslizaban por la cintura de la rubia y procuraban rozar sus cuerpos con el de la chica. Ella forcejeaba, pero los tipos se reían, apretándola más.
—"¡Déjenme ya por favor!"
—"Relájate, princesa, solo estamos... socializando."
La latina, desde lejos, observaba con una ceja levantada. Alexus se acercó a ella y le entregó las cervezas.
—"Sostén esto, cariño. Voy a hacer limpieza." le dijo mientras le daba una rebuceada de arriba abajo y un guiño con el ojo que hizo erizar a la mujer.
Los tipos vieron a Alexus acercarse. El más grande, escupió:
—"¿Qué te pasa perlita? acaso te gusta el bigote italiano
—"Italianos? mostachos? que son, los hermanos BROS? se les perdió un hongo en el ojete? será mejor que dejen en paz a la dama"
—"¿Qué coño has dicho del ojete?" dijo el otro bigotón.
La rubia aprovechó el descuido de los hombres y se zafó, corriendo y ubicándose detrás de Alexus.
—"Oye Luigi, el bar gay queda cruzando la calle, mejor apúrate para que no pierdas la promoción de besos a la media noche"
—"Te estas pasando con tu verborrea pequeño calvo" dijo el Mario del asunto.
Alexus se en serio y comenzó a perder su sentido del humor. Nadie. Lo llamaba Calvo, nadie.
—"Mira, creo que el payaso sin pelo quiere jugar."
Alexus sonrió.
—"Oigan, ¿su mamá los vistió así o es que preparan un numerito para bailar en la Ostra Azul?"
Los italianos ya perdieron la paciencia. El Mario se lanzó primero. Un puño como un martillo voló hacia la cara de Alexus, pero este lo esquivó, contragolpeando con un derechazo que partió el labio del tipo como un melón maduro. Luigi saltó por detrás y le estrella los nudillos en la ceja derecha, pero Alexus lo agarró del brazo y lo estrelló contra una mesa cercana, haciendo volar botellas y sustancias ilegales.
—"¡Hijo de puta!" el Mario volvió al ataque, clavando un rodillazo en el estómago de Alexus. El aire escapó de sus pulmones, pero no el instinto. Con un movimiento rápido, agarró la botella rota de la mesa y la clavó en el muslo del tipo.
—"¡AAAAARGH!"
Luigi, sangrando por la nariz, intentó un tackle. Alexus lo recibió con una patada voladora que lo mandó de cabeza contra el equipo de sonido, provocando un feedback ensordecedor.
La multitud se abrió. Mario, cojeando, sacó una navaja.
—"Te voy a rajar como a—"
CRACK.
Alexus le partió la nariz con un cabezazo, seguido de un gancho al hígado que lo dejó tosiendo sangre. Luigi intentó levantarse, pero un codazo en la nuca lo dejó inconsciente.
Silencio.
La rubia, boquiabierta, se abalanzó sobre Alexus, repartiendo repetidos besos sobre su rostro.
—"Eso fue... increíble."
La latina se acercó y les dio las cervezas, y sin importarle que estuviera la rubia allí, le pasó un dedo por el corte en la ceja de Alexus.
—"Yo puedo curar esas heridas... y otras cosas." mientras le palpaba las costillas y los biceps fuertes.
En ese momento, la seguridad llegó. Un gigante con cara de ogro reconoció a Alexus.
—"Thunder... otra vez?"
—"Ellos empezaron hermano, ellos fueron." dijo Alexus levantando las manos .
El gorila suspiró.
—"Lárgate antes de que llamen a la policía. Sacaré a estas basuras del local"
Alexus asintió, pero no sin antes pedirle un favor: "Una habitación arriba. Dos cubetas de cerveza. Y champagne."
—"Y varios juegos de preservativos, supongo" le respondió.
Alexus sonrió:
—"Tu si que me conoces, amigo" dijo Alexus riéndose.
El ascensor VIP estaba a punto de cerrarse cuando Jeremías, el amigo vejete con pelo de científico loco y gafas de diseñador, apareció jadeando.
—"¡Alexus! ¡Necesito hablarte!"
Alexus, con una mujer en cada brazo, lo miró.
—"Luego, viejo. Como podrás darte cuenta, ahora estoy... ocupado."
Las puertas se cerraron y lo último que vio fue a ese par de monumentos femeninos abrazando y restregándose contra su amigo Thunder, quien no podía dejar de sonreír. Jeremías se quedó solo, con un trago en la mano y el peso de su envidia.
FIN. 🍾🔥💋
Espero te hayan gustado este par de relatos de ALEXUS THUNDER. Recuerda dejar tus comentarios.
ENGLISH VERSION
ALEXUS THUNDER, sounds good? A name that came out of nowhere for a rude and womanizing character who lives his violent adventures in LOBO CITY, yep, another one, is that I have several characters like that, hahaha. For the moment, I just made up this first story so you can get a sense of ALEXUS' personality, whom we will describe as a mature, bald, athletic, muscular guy, so you have a better idea similar to JASON STATHAM, and that he is an expert in hand-to-hand combat, mixed martial arts and with military training, in other words, a dangerous little gem, hahaha. Here is the first story and if it goes well I will try to write more, okay? I hope you read it and leave your opinions:
ALEXUS THUNDER
Blood on the Dragon Rolls
The Dragon Rolls restaurant smelled of fresh tempura and cold beer. Alexus Thunder, a burly, athletic hunk with a polished head and wolfish grin, was waiting for his date, having already placed an order of assorted sushi and a six-pack of beer on ice, which he was slowly sipping. The door opened with a loud bang.
—"Hey muscleman, the strident and sensual note of your sad song has arrived!"
Scarlet, the hellish redhead, entered the restaurant screaming and calling for attention—as was her custom—and plopped down in the chair across from him. She wore a black corset that threatened to burst, studded boots, and a skull ring that gleamed in the dim light.
"Honey, if I wanted to be yelled at, I'd call my ex." Alexus took a beer from the bucket of ice and slid it to the girl. "Here. So you can loosen that tongue... or do something better."
She raised an eyebrow, but took a sip.
"And that idiotic grin? Did something good happen to you, or did you just get hit in the head again?"
"Both. But today is special. I'm with the most dangerous woman in the city." She winked at him.
Scarlet gave a half smile... until her reddish eyes caught the movement at the next table. The blonde—endless legs, killer cleavage—was biting her lip, looking at Alexus as if she were dessert.
"Oh, of course." Scarlet's bottle hit the table. "Really, Thunder? Right in front of my plate?"
Alexus raised his hands.
"Let's not start. I was just being... polite."
"Polite? Your 'politeness' comes with orgasms and breakfast included!"
"That was one time. And you were there too."
Scarlet leaned over, scratching the table with her black nails.
"If you don't stop staring at that whore's tits, I'll rip them off and shove them in your eyes."
Alexus was about to respond when the atmosphere cut like a knife. Eight men entered Dragon Rolls, strategically dispersing inside. The leader, an old bald man with a gray goatee, approached the cashier and showed her the gun he was carrying hidden in the waistband of his pants.
"I think there's going to be trouble," Alexus muttered.
"Of course there'll be trouble when I rip out this easy blonde's extensions," Scarlet said, loud enough for the blonde to hear and look away, pretending not to.
"There'll be pro-blems," Alexus repeated to his girlfriend while holding her hands and signaling with his eyes. Only then did Scarlet realize the situation.
The cashier began arguing with the old man and telling him to leave. Then he didn't wait any longer and pulled out a rusty pistol.
"This is a bust, assholes!" he announced, with an accent that sounded more drunk than intimidating.
One of the thugs approached and began taking money from the register, while his cronies began looting tables, snatching purses and jewelry. One approached Alexus with a kitchen knife stolen from the counter.
"Give me the watch, asshole," he growled.
"I don't think so," Thunder replied unfazed.
"I don't have all day! Give me the watch, you stupid baldy!" he shouted, agitated.
"You called me bald?" Alexus said in an offended tone as he turned to look at the thug with contempt.
"Uh oh," Scarlet surreptitiously leaned back.
Alexus looked at his beer, then at the robber, and smiled.
"Of course you want my watch, and of course you called me baldy."
The beer glass shattered in the robber's face, followed by a knee that buried his nose deep into his brain. The knife fell, Alexus caught it in midair, and plunged it into the thigh of another robber who was approaching from behind.
"AAAAGH, SHIT!" the guy yelled, his face covered in blood and glass, falling like a sack of potatoes. "DAMN IT!" —the other shouted, trying to pull the knife out of his leg.
The other thugs saw the situation and some rushed Alexus, while others accelerated the robbery as the crowd dispersed, but it was too late; the place erupted in chaos. The Japanese owner, Mrs. Tanaka, shouted something in her language, and as if on cue, all the servers jumped to the attack. A cook came out of the kitchen brandishing a tuna fillet knife and buried it in a robber's shoulder.
Alexus, meanwhile, was fighting his way through. A left hook shattered one guy's jaw. A roundhouse kick knocked another's neck against the sake bar.
"Alexus, you bastard!" Scarlet screamed, but not for him.
The redhead seized the moment of shock and launched herself at the blonde like a cat in heat. The two women rolled on the floor, knocking over sushi plates and tables.
"Really, NOW?!" Alexus roared, dodging a bullet from the bald old man.
The shot grazed his ear in slow motion, and in the midst of that dodging movement, with the same momentum, Alexus launched himself like a tiger. The old man tried to aim again, but Alexus snatched the gun from his hands and butted him so hard that he saw stars (and not the ones on the restaurant ceiling).
"Do you know what happens when my date is interrupted?" Alexus grabbed him by the neck. "I get angry."
And then he slammed him into the lobster tank. The glass shattered, water splashed, and the old man was left lying among furious crustaceans that pricked him mercilessly.
Silence.
The thieves lay unconscious, bleeding on the wooden floor. The waiters, stained with teriyaki sauce and pride, nodded in satisfaction.
Alexus took a deep breath and looked at Scarlet and the blonde, who were still struggling on the floor.
"Okay, okay, enough," he said, separating them like a tired father. "Look, there's enough love for both of us."
Scarlet spat out blood. The blonde fixed her hair.
"Really?" Scarlet and the blonde blurted out in unintentional unison.
"Really," Alexus confirmed, offering each of them a hand.
And so, amid broken tables, unconscious and wounded thieves, and the smell of fresh fish, Alexus Thunder left the restaurant clutching two beautiful and dangerous women, as only a man like him could.
THE END. 🍣🔥💥
Now, on to a second story, with plenty of violence and rousing hormones:
"Alexus Thunder vs. the Plumbers"
The "Tsunami Pandemonium" nightclub smelled of expensive sweat, cheap perfume, and sexual desperation. Strobe lights cut through the smoke like razor blades, while the bass of electronic music rattled the bones. Alexus Thunder, his polished skull gleaming under the lasers, banged a hundred-dollar bill on the bar.
—"Another bourbon, before my friend decides to arrive, or I'll die of boredom."
The bartender, a guy with teardrop tattoos and a scar across his neck, nodded. But before he poured, a shadow slid past Alexus.
"Does that drink come with charisma, or do you bring it separately?"
The voice was honeyed, like honey on razor blades. The blonde... Oh my God!!!, the blonde. Dressed in a tight silver dress that looked like it was painted on her body, blue eyes like sparkling gems that promised sin, and a smile that would make you sign pacts with the devil. Alexus looked her up and down, like a shark scenting blood.
"I'll save the charisma for after the third drink. Interested in checking it out?"
She laughed, shimmying in place, her hips moving to the music.
"I can wait... but not long."
Alexus signaled to the bartender.
"Whatever she drinks is on me."
The bartender poured a couple of drinks, and they both toasted, clinked their drinks, and clinked their eyes. The electric sparks between them were very evident. They both laughed while they talked, and the blonde kept moving her body. Alexus's arousal grew by the minute, but his inveterate womanizer's sixth sense alerted him like an alarm of a situation: An exuberant Latina, dressed in a top that left little to the imagination and shorts that were more a suggestion than a garment, was dancing a few feet away from him. Her eyes, dark as sin, were fixed on Alexus. As he tried to maintain his concentration on the conversation while keeping an eye on the sensual Latina who was devouring him with her gaze...
"Do you want to dance or just watch?" The blonde bit his earlobe, making him sweat with excitement.
"I prefer action to contemplation."
They immediately crawled onto the dance floor and, without thinking, began moving their bodies to the electronic puki puki beat. Their bodies pressed together, sweat mingling. Alexus felt the blonde's nails digging into his back as his breathing quickened. Until she whispered:
"I'm thirsty."
"I'll sort it out in a minute, don't get cold." With that, she headed to the bar.
Alexus made his way through the dancing, partying crowd, returning with two ice-cold beers. But the scene had changed. Two bouncers with thick, lost Italian plumber's mustaches had cornered the blonde. They both danced around her and wouldn't let her leave. Their thick, sweaty hands slid around the blonde's waist and tried to rub their bodies against hers. She struggled, but the guys laughed, squeezing her tighter.
"Please leave me alone!"
"Relax, princess, we're just... socializing."
The Latina watched from afar with a raised eyebrow. Alexus approached her and handed her the beers.
"Hold these, honey. I'm going to clean up," he said, giving her a quick, up-and-down pat and a wink that made the woman bristle.
The guys saw Alexus approaching. The oldest one spat:
"What's wrong with you, pearl? Do you like Italian mustaches?
"Italians? Mustaches? What are they, the BROS brothers? Did they lose a mushroom in their asshole?" "You better leave the lady alone."
"What the fuck did you say about the asshole?" said the other mustachioed man.
The blonde took advantage of the men's inattention and broke free, running and positioning herself behind Alexus.
"Hey Luigi, the gay bar is across the street. You better hurry so you don't miss the midnight kiss promotion."
"You're going too far with your verbosity, little baldy," said Mario.
Alexus got serious and began to lose his sense of humor. No one. No one called him Bald.
"Look, I think the hairless clown wants to play."
Alexus smiled.
"Hey, did your mom dress you like that, or are you preparing a little number to dance at the Blue Oyster?"
The Italians had already lost patience. Mario launched himself first. A fist like a hammer flew towards Alexus's face, but he dodged it. He countered with a right hook that split the guy's lip like a ripe melon. Luigi leaped from behind and smashed his knuckles into Alexus's right eyebrow, but Alexus grabbed his arm and slammed him into a nearby table, sending bottles and illegal substances flying.
"You son of a bitch!" Mario returned the attack, driving a knee into Alexus's stomach. The air escaped his lungs, but not his instinct. With a swift movement, he grabbed the broken bottle from the table and slammed it into the guy's thigh.
"AAAAARGH!"
Luigi, bleeding from his nose, attempted a tackle. Alexus met him with a flying kick that sent him headfirst into the sound system, triggering a deafening feedback loop.
The crowd parted. Mario, limping, pulled out a switchblade.
"I'll slit you like a—"
CRACK.
Alexus broke his nose with a headbutt, followed by a hook to the liver that left him coughing blood. Luigi tried to get up, but an elbow to the back of his head knocked him unconscious.
Silence.
The blonde, mouth agape, pounced on Alexus, repeatedly planting kisses on his face.
"That was... incredible."
The Latina approached and gave them the beers, and, not caring that the blonde was there, ran a finger over the cut on Alexus's eyebrow.
"I can heal those wounds... and other things," she said, while feeling his ribs and strong biceps.
At that moment, security arrived. A giant with an ogre's face recognized Alexus.
"Thunder... again?"
"They started it, bro, they did it," Alexus said, raising his hands.
The gorilla sighed.
"Get out before they call the cops. I'll get these scumbags out of the place."
Alexus nodded, but not before asking him for a favor: "A room upstairs. Two buckets of beer. And champagne."
"And several sets of condoms, I guess," he replied.
Alexus smiled.
"You know me, dude," Alexus laughed.
The VIP elevator was about to close when Jeremiah, the old friend with mad scientist hair and designer glasses, appeared panting.
"Alexus! I need to talk to you!"
Alexus, with a woman on each arm, looked up at him.
"Later, dude. As you can tell, I'm... busy now."
The doors closed, and the last thing he saw was that pair of female monuments hugging and rubbing against his friend Thunder, who couldn't stop smiling. Jeremiah was left alone, with a drink in his hand and the weight of his envy.
THE END. 🍾🔥💋
I hope you enjoyed these two stories by ALEXUS THUNDER. Remember to leave your comments.
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