En la actualidad, nuestro país ha estado transitando por caminos nunca antes visto para ninguno de nuestros antepasados. Por lo menos, no con la magnitud que se ha visto. Los venezolanos por lo general, se conocen por la bondad en sus corazones y por la forma en la cual se desenvuelven frente a las personas que ni siquiera conoce. Sin embargo, desde que han ocurrido los acontecimientos que ya conocemos, esa generosidad ha mermado bastante, pues, lamentablemente son muy pocos los que tienen la capacidad para brindar apoyo o contribución a otros.
Pero estoy convencido que aun la bondad está en el corazón de cada venezolano, solo que falta la motivación y la intencionalidad necesaria para reavivar la generosidad entre hermanos. El presente escrito, se ha realizado para recordar un poco lo que realmente somos los venezolanos, partiendo, por supuesto; desde la bondad que Dios ha colocado en nosotros los habitantes de Venezuela. Entiendo que muchos puedan señalar a ciertos personajes de nuestro país, con la fama que tienen de estar llenos de riquezas por el mal manejo de los recursos económicos.
No acostumbro a realizar señalamientos de este tipo, pues no voy buscando la aprobación o desaprobación de las personas, sino más bien de ir caminando de acuerdo a lo que Dios me permita conocer. Así que de acuerdo a mis principios, he querido escribir sobre esa cualidad que el venezolano posee y le resalta como a muy pocos en el mundo. Es una característica con la cual hemos sido dotados y es lo que deseo resaltar en este post.
En ese sentido, quisiera recordar aquellas ocasiones en las que tú estabas realizando cualquier actividad y de pronto alguien se acerca a ti para solicitar algún tipo de ayuda y lo hiciste como si nada. Es decir, la bondad que Dios ha depositado en ti fue lo que te impulso ayudar o prestar la colaboración a quien necesitó de ti en ese momento. Es similar cuando tú llamas a los vecinos o ellos a ti, para compartir un café, un desayuno o algo más. La sensación por la actitud que muestras frente a estas situaciones, es lo que se queda impregnado en ti y te expresa lo bien que has hecho.
Es más, me atrevería a decir que acciones como estas, son las que verdaderamente valen la pena en la vida. Me refiero a esto, debido a que es una sensación en la cual experimentas un gozo inexplicable y es como si llegas a un punto en el que todo lo que gira a tu alrededor sale bien. Esa es la razón por la cual te invito a caminar un kilómetro más con aquellos quienes te piden caminar con ellos. Hay personas quienes necesitan transitar por diversas situaciones; en las que necesitan del apoyo nuestro porque vienen andando con cargas pesadas para ellos solos.
Tal vez, seas tú quien viene transitando el camino pesado y necesitas de alguien que camine un poco más contigo. Pues, busca a alguien que posea la capacidad de caminar un kilómetro más contigo y verás que tu camino se hará mucho más ligero y además, sentirás como el gozo del otro, te impregna y transforma lo que ves como duro o difícil en algo sencillo. No debemos olvidar que aquellos individuos con bondad en su corazón, son aquellos quienes poseen una capacidad extraordinaria para las acciones que van en el beneficio de otros.
Ahora bien, en ocasiones reconocer a las personas con bondad en sus corazones se puede tornar complejo, ya que puede presentarse el caso en que personas usen esta cualidad para engañar a otros y hacer daño y no un bien. Para identificar si hay bondad en alguien, solo debemos hacer un poco de silencio y escuchar con atención las palabras que pronuncian las personas. Esto lo sugiero, ya que la Palabra de Dios indica (parafraseando): no es lo que entra a nuestro cuerpo lo que daña, sino lo que sale de la boca. Así que si prestamos atención a las palabras de una persona, podríamos identificar si las intenciones son buenas o malas.
Además de lo anterior, también podemos reconocer lo que hay en el corazón de las personas cuando aplicamos aquello que conseguimos como una enseñanza de Jesucristo (parafraseando): de lo que hay en nuestro corazón, de eso habla la boca. Es por ello que con solo prestar atención a lo que hablan las personas, nos puede indicar que tanta bondad hay en esa persona y con eso, podría tomar decisiones al respecto cuando llegue a nosotros con intenciones contrarias a la generosidad.
Lo dicho nos lleva a pensar en nosotros también, podemos revisarnos y prestar atención a nuestras palabras para identificar o reconocer de qué forma estoy actuando frente a los demás. Así podemos determinar si en nuestro corazón realmente hay bondad o no. Estoy convencido que todos poseemos bondad, pero no todos la ejercen de manera correcta o como una manifestación que contribuya con la sociedad. Te invito a meditar sobre tus palabras y si tienes problemas para ser bondadoso, trabaja o esfuérzate para recibir de ese gozo que sienten aquellos que sí lo son.
Por supuesto, si has podido reconocerte con el don de ayudar a otros, sigue adelante sin detenerte. No te detengas a pensar lo que tal vez, otros te dicen para ver como detienes tu avance. No puedes considerar esas ideas en las que solo buscan paralizar las labores que puedas hacer por el bien para otras personas. Para muchos, quien se dedica al beneficio de otros; es una persona con problemas mentales o hasta lo tildan con una grosería, pero esas mismas personas reconocen, que aquello que sienten los que se entrega por otros, tienen algunos beneficios que no se explican cómo los obtienen.
Ya para concluir debo señalar que hay un amigo quien camina no solo 1 kilómetro más, sino muchos más. Ese amigo te puede llenar de esa paz y alegría que sobrepasa cualquier entendimiento y que dicho sea de paso, fue la muestra viviente de un sacrificio absoluto por la vida de otros. Estoy seguro que ya sabes el nombre de este amigo, así que te invito a conocer a Jesucristo. La decisión de conocerlo, puedes tomarla tal cual como lo haces a una persona. Comienza por leer sobre su vida, luego envíale un mensaje para conocerle y posterior al mensaje, sal a practicar lo que has aprendido al leer su vida.
Un abrazo fraterno para todos aquellos quienes apoyan mis escritos.