El automobilismo mundial y, en particular, la Fórmula Uno ha tenido (y los sigue teniendo) ídolos que por su carisma, sus resultados, sus dotes excepcionales de manejo han quedado en la historia del automobilismo y en la mente y el corazón -en algunos casos- de los aficcionados de este deporte.
En esta serie de artículos voy a entremezclar un poco vivencias propias (he tenido la posibilidad y la suerte de ver la F1 en vivo durante mis años vividos en Europa y de estar relativamente cerca de algunas de estas super stars) con datos y anécdotas de interés que se encuentran al alcance de cualquier aficcionado que le guste hacer un poco búsqueda.
Tenemos dos instrumentos magníficos: uno, demás está decirlo, es Internet. Y el otro, reconocimiento obligatorio, es #BLURT, esta magnífica comunidad que nos permite hacer estas publicaciones, condividiendo impresiones, vivencias, recuerdos, aciertos y errores en un contexto mayoritariamente representado por la comunidad hispana.
Y comienzo esta serie de relatos con un gran piloto, tal vez no suficientemente recordado porque pertenece a un pasado al cuál la memoria a veces no llega con suficiente claridad. A un pasado en el cual no existían las redes sociales y los medios de comunicación potenciados al nivel que están hoy. La radio y la TV eran los dueños y señores de la comunicación. Con sus limitaciones.
Recuerdo los relatos via radio que hacía un periodista argentino llamado Germán Sopeña que cubría toda la Fórmula Uno europea (en ese momento no había carreras en Asia). Se conectaba cada 4 o 5 vueltas y relataba la vuelta entera, entrando con su relato al menos una docena de veces en la transmisión radial. Era hermoso porque hacía volar nuestra imaginación.
Ese piloto se llamó Jim Clark, y por su estilo de guía espectacular lo habían apodado el escocés volador. Sin lugar a dudas el piloto de F1 más fuerte de su época. Fenomenal en el giro seco, como Ayrton Senna años más tarde.
Toda su campaña en la máxima categoriía del automobilismo deportivo lo hizo a bordo de la Lotus. Con Colin Chapman como manager completo del equipo. Que popularizó cada victoria de su equipo tirando la gorra al aire cuando el auto pasaba la línea de llegada que marcaba el final de la carrera.
Las estadísticas, que a veces son avaras en resaltar la calidad de cualquier persona pero más de un deportista dice que Jum Cark ganó dos campeonatos del Mundo de Fórmula 1 en los años 1963 y 1965, resultando subcampeón en 1962 y tercero en 1964 y 1967.
Dentro de una semana, exactamente el día 7 de abril, se cumplirán 53 años de su desaparición como consecuencia de un accidente en una carrera de Formula 2 en Hockenheim.
Para tener una idea de su corta pero estrepitosa carrera (y todo lo que habría podido dar aún en el futuro) recordemos que disputó 72 GP con 25 victorias, 33 pole position y 28 vueltas veloces.
Fue el piloto que, sin dudas, hizo grande a Lotus y la proyectó en el mismo nivel de otros grandes equipos. Ganador asimismo de las 500 Millas de Indianápolis, en Turismo, Sport Prototipo y Rally.
Uno de los más completos pilotos de Fórmula 1
Piloto completo, que sabía explotar a la perfección toda la potencialidad que el medio mecánico le ofrecía, con una carrera vivida en el marco de un absoluto protagonismo, que en su brevedad, no supo otorgar la debida justicia a toda su grandeza deportiva.
Para tener una idea de la brevedad y espectacularidad de su carrera podemos resumir dos datos: debutó en el Gran Premio de Holanda en 1960 y terminó trágicamente su carrera deportiva sólo 8 años más tarde.
Lo absurdo del accidente es que estaba participando en una carrera no prevista por el calendario de la Fórmula Uno, de escasa importancia.
La tragedia de Hockenheim.
Había iniciado la temporada en Sudáfrica ganando el GP y por exigencias de calendario tenía que estar parado cuatro meses.
Para estar entrenado en perfectas condiciones había elegido participar en la carrera de Formula 2 en Hockenheim.
Las condiciones en que se desarrollaba la carrera eran críticas. Muchísima lluvia y muy poca visibilidad. En la quinta vuelta el auto como consecuencia del agua en la pista en la parte recta más veloz se desprendió literalmente del asfalto y fue a impactar contra los árboles en una zona en la que no había público. Jim Clark murió en el acto como consecuencia del impacto.
Se iniciaron numerosas investigaciones porque algunas personas sostenían haber visto cruzar la pista por parte de un espectador. Pero los resultados de las mismas no condujeron a ningúna conclusión y el caso fue archivado como accidente de carrera producto de las adversas condiciones climáticas.
Ese trágico día se llevó uno de los mayores talentos que la F1 haya tenido, entrando su figura directamente en la leyenda.
World motorsport and, in particular, Formula One has had (and still has) idols who, due to their charisma, their results, their exceptional driving skills, have remained in the history of motorsport and in the minds and hearts -in some cases- of the fans of this sport.
In this series of articles I am going to mix my own experiences (I have had the chance and the luck to see F1 live during my years living in Europe and to be relatively close to some of these super stars) with interesting data and anecdotes that are within reach of any fan who likes to do a little research.
We have two magnificent instruments: one, needless to say, is the Internet. And the other, mandatory recognition, is #BLURT, this magnificent community that allows us to make these publications, sharing impressions, experiences, memories, successes and mistakes in a context mostly represented by the Hispanic community.
And I begin this series of stories with a great pilot, perhaps not sufficiently remembered because he belongs to a past to which memory sometimes does not reach with sufficient clarity. A past in which there were no social networks and media empowered to the level they are today. Radio and TV were the lords and masters of communication. With their limitations.
I remember the radio reports made by an Argentinean journalist called Germán Sopeña who covered all the European Formula One (at that time there were no races in Asia). He would connect every 4 or 5 laps and he would tell the whole lap, entering with his story at least a dozen times in the radio transmission. It was beautiful because it made our imaginations soar.
That driver's name was Jim Clark, and because of his spectacular guiding style he had been nicknamed the Flying Scotsman. Undoubtedly the strongest F1 driver of his era. Phenomenal in the dry corner, like Ayrton Senna years later.
His entire campaign in the highest category of motorsport was aboard the Lotus. With Colin Chapman as full manager of the team. He popularized each victory of his team by throwing his cap in the air when the car passed the finish line marking the end of the race.
Statistics, which are sometimes miserly in highlighting the quality of any person but more than one sportsman, say that Jum Cark won two Formula 1 World Championships in 1963 and 1965, finishing runner-up in 1962 and third in 1964 and 1967.
In a week's time, exactly on April 7, it will be 53 years since he passed away as a result of an accident in a Formula 2 race at Hockenheim.
In order to have an idea of his short, but resounding career (and all that he could have given in the future), let's remember that he disputed 72 GP with 25 victories, 33 pole positions and 28 fastest laps.
He was the driver who undoubtedly made Lotus great and projected it to the same level of other great teams. He also won the 500 Miles of Indianapolis, in Touring, Sport Prototype and Rally.
One of the most complete F1 drivers.
A complete driver, who knew how to exploit to perfection all the potential that the mechanical environment offered him, with a career lived in the context of an absolute prominence, which in its brevity, was not able to give due justice to all his sporting greatness.
To get an idea of the brevity and spectacular nature of his career, we can summarize two facts: he made his debut in the Dutch Grand Prix in 1960 and tragically ended his sporting career only 8 years later.
The Hockenheim tragedy
The absurdity of the accident is that he was participating in a race not foreseen by the Formula One calendar, of little importance.
He had started the season in South Africa winning the GP and due to calendar requirements he had to be out of action for four months.
In order to be trained in perfect conditions, he had chosen to participate in the Formula 2 race in Hockenheim.
The conditions of the race were critical. There was a lot of rain and very little visibility. On the fifth lap the car, as a consequence of the water on the track in the fastest part of the straight, literally came off the asphalt and crashed into the trees in an area where there was no public. Jim Clark died on the spot as a result of the impact.
Numerous investigations were launched because some people claimed to have seen a spectator cross the track. But the results of these investigations did not lead to any conclusions and the case was closed as a racing accident due to adverse weather conditions.
That tragic day took away one of the greatest talents F1 has ever had, and his figure went straight into the legend.