On 30 March 2025 it will be 110 years since the birth of Arsenio Erico.
The Paraguayan is still the top scorer in the history of Argentinian football.
A scorer without equal. A man who forever tied his name to his name as a synonym of shouting, of celebration, of joy. A surname that was linked to two shirts that crossed his chest and his history: Nacional de Asunción and Independiente de Avellaneda.
He was born in the capital of Paraguay on 30 March 1915 and at the age of 15 he made his debut in Nacional's first division. In 1932 he played for the first time on Argentine soil (in a series of friendly matches), dazzling the coaches of two of Argentina's biggest clubs: River Plate and Independiente. Football in this country was just taking its first steps into professionalism, which had begun in 1931.
The date 6 May 1934 was engraved in red in the almanac. On that day he made his official debut in the shirt of Independiente, in a two-goal draw with Boca Juniors as an away team. A week later, on 13 May, the romance with La Neta began. He scored his first two goals in a 3-1 home win over Chacarita.
In both 1934 and 1935, Independiente were runners-up to Boca Juniors, until, in 1937, Erico produced a tremendous explosion, scoring no fewer than 47 goals in 34 games played to become the competition's undisputed top scorer. He would repeat this feat in the next two tournaments, scoring 43 in 1938 and 40 in 1939.
It was precisely in 1938 that his achievements led Independiente to win the first title in their history. He was remembered as one of the best Argentinean football teams of all time, scoring 115 goals. Erico shared a squad with other legends such as goalkeeper Fernando Bello and fellow strikers Vicente de la Mata, Antonio Sastre and José Zorrilla.
The champion's cry was repeated in 1939, when Independiente went on to win 12 consecutive matches. Once again, the extraordinary Paraguayan striker topped the scoring charts with 40 goals.
The return home.
After some disagreements with the board of directors, he decided to return to his homeland to give himself an immense pleasure: to win the championship for his beloved Nacional, which took him to the Olympus of idolatry of this club.
In 1943 he returned to Independiente and played a few more seasons in El Rojo, until 1947, when he was transferred to Huracán, where he arrived injured and played only 7 matches.
It is a grimace of fate, his last game in Argentine football was against Independiente in Avellaneda, a 3-0 defeat. It was a farewell, but it was a provisional farewell. His image, his lineage as a unique striker, had been perpetuated for all time.
With absolute justice, the Avellaneda club named a stand after him and Nacional de Asunción play their matches in the stadium that also bears his name. So that don Arsenio can continue to shout goals from there.
El próximo 30 de marzo de 2025 se cumplirán 110 años del natalicio de Arsenio Erico.
El paraguayo sigue siendo el máximo goleador de la historia del fútbol argentino.
Un goleador sin igual. Un hombre que ató para siempre a su nombre como sinónimo de grito, de fiesta, de alegría. Un apellido que estuvo ligado a dos camisetas que cruzaron su pecho y su historia: Nacional de Asunción e Independiente de Avellaneda.
Nació en la capital de Paraguay el 30 de marzo de 1915 y con sólo 15 años debutó en la primera división de Nacional. En 1932 jugó por primera vez en suelo argentino (en una serie de partidos amistosos), deslumbrando a los entrenadores de dos de los clubes más grandes de Argentina: River Plate e Independiente. El fútbol en este país recién estaba dando sus primeros pasos en el profesionalismo, que había comenzado en 1931.
La fecha del 6 de mayo de 1934 estaba grabada en rojo en el almanaque. Ese día debutó oficialmente con la camiseta de Independiente, en un empate a dos goles con Boca Juniors como visitante. Una semana después, el 13 de mayo, comenzó el romance con la neta. Anotó sus dos primeros goles en la victoria por 3-1 en casa sobre el Chacarita.
Tanto en 1934 como en 1935, Independiente fue subcampeón de Boca Juniors, hasta que, en 1937, Erico produjo una tremenda explosión al marcar nada menos que 47 goles en 34 partidos disputados, siendo el máximo goleador indiscutible de la competición. Repetiría esta hazaña en los dos siguientes torneos con altísimas puntuaciones: 43 en 1938 y 40 en 1939.
Precisamente en 1938, sus logros llevaron a Independiente a conquistar el primer título de su historia. Quedó en el recuerdo como uno de los mejores equipos de fútbol argentino de todos los tiempos, anotando 115 goles. Erico compartió plantilla con otras leyendas como el portero Fernando Bello y sus compañeros de ataque Vicente de la Mata, Antonio Sastre y José Zorrilla.
El grito de campeón se repitió en 1939, cuando Independiente llegó a ganar 12 partidos consecutivos. Una vez más, el extraordinario delantero paraguayo encabezó la tabla de goleadores con 40 goles.
El regreso a casa.
Luego de algunos desencuentros con la directiva, decidió regresar a su tierra natal para darse un placer inmenso: ganarle el campeonato a su amado Nacional, que lo llevó al Olimpo de la idolatría de este club.
En 1943 regresó a Independiente y jugó algunas temporadas más en El Rojo, hasta 1947, cuando fue transferido a Huracán, donde llegó lesionado y apenas disputó 7 partidos.
Es una mueca del destino, su último partido en el fútbol argentino fue ante Independiente en Avellaneda, con derrota por 3-0. Fue una despedida, pero fue una despedida provisional. Su imagen, su estirpe de delantero único, se había perpetuado para todos los tiempos.
Con absoluta justicia, el club de Avellaneda le puso su apellido a una grada y Nacional de Asunción, juega sus partidos en el estadio que también lleva su nombre. Para que don Arsenio pueda seguir gritando goles desde ahí.
Source: CONMEBOL.
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