Monstruos y seres fantásticos de la Mitología Grecolatina: Cerbero, el guardián de la entrada al Inframundo

En la entrada anterior se exploró de forma breve al personaje de Ortro, perro bicéfalo que protegía los rebaños del gigante Gerión. Ortro era hijo de Equidna y Tifón, y padre del León de Nemea, la Esfinge de Tebas y la Quimera; fue hermano de otros seres monstruosos, entre los cuales se destaca Cerbero, el guardián de la entrada al Inframundo.  

¿Quién fue Cerbero?

Robert Graves (2007) nos explica que Cerbero era el segundo hijo de Tifón y Equidna. En cuanto a su ascendencia, era nieto de las divinidades primordiales Gea y Tártaro por el lado paterno; al mismo tiempo, era nieto del dios marino Forcis y del monstruo Ceto por el lado materno. 

Hades se lo llevó al reino de los muertos, en donde le encargó la protección de la orilla del río Estigia que colindaba con la entrada al Inframundo; de ese modo, procuraba mantener a raya a las almas de los difuntos que intenten escapar y a los intrusos vivos que intenten entrar. Si un alma escapaba o un ser vivo intentaba infiltrarse en el reino de los muertos, Cerbero los devoraba. 

Hesíodo (2000) nos ofrece un dato curioso sobre su apariencia: lo describe como un can de 50 cabezas, de voz broncínea, de gran ferocidad y de hambre insaciable. Sin embargo, Felix Guirand (1970) puntualiza que en versiones posteriores aparece descrito como un perro de tres cabezas, con un pelaje lleno de serpientes y un hocico que contenía veneno negro. Este mismo autor nos señala que los difuntos solían llevar consigo postres de miel y harina para regalárselo.  

Cerbero y Heracles

En diversas ocasiones, Cerbero ha interactuado con distintos héroes, quienes han conseguido apaciguarlo por medio de la astucia y el ingenio. Carlos Gaytán (1965) nos pone de ejemplo a Eneas, quien le entrega un ramo de oro y a Orfeo, quien lo apacigua tocando una melodía con su lira. También nos pone de ejemplo al dios Hermes, quien lo tranquiliza al mostrarle su Caduceo mientras guiaba a las almas hacia las orillas del río Estigia, donde las esperaba el barquero Caronte.

Sin embargo, Heracles fue el único ser vivo que optó por recurrir a la fuerza. Necesitaba cumplir con el último trabajo que Euristeo, rey de la Argólida, le había comisionado para poder redimir sus culpas. Dicho trabajo consistía en que debía obligar al can a ver la luz del sol o, como señaló Michael Köhlmeier (2007), llevarlo ante la presencia del rey. 

Una versión interesante de este mito resumida por Graves (1985) nos señala que Heracles tuvo que iniciarse en los Misterios Eleusinos antes de descender al Inframundo; al tener prohibida la participación de extranjeros en los Misterios Mayores, los cuales eran celebrados en honor a Deméter y a Perséfone, los eleusinos (o la propia Deméter, según otras versiones) decidieron fundar los Misterios Menores, de modo que Heracles pudiera cumplir cabalmente con su misión. 

Durante su estancia en el Inframundo, cruzó el río Estigia con la ayuda Caronte; esto enfureció a Hades, quien lo castigó encadenándolo durante un año en las profundidades del Inframundo. También liberó de inmediato a Teseo y a Ascálafo, quienes habían sido castigados por distintas razones. El primero había intentado secuestrar a Perséfone, por lo que Hades lo ató a un asiento mágico junto con Pirítoo, su cómplice (Cartwright, 2016); el segundo había delatado a Perséfone ante Zeus y Hermes, al declarar que la había visto comer una semilla de granada, razón por la cual Deméter lo castiga sepultándolo bajo una piedra. 

Después luchó contra Menetes, a quien casi mataba si no fuera por la intervención de Perséfone, la esposa de Hades. En algunas versiones del mito recopiladas por Köhlmeier (2007) se menciona que antes de luchar contra Cerbero, Heracles se enfrentó a Hades; éste, vencido por la fuerza formidable del héroe y su destreza, le dijo que podía llevarse al can solo si luchaba contra éste sin armas y si lo devolvía al reino de los muertos al término de su misión. Heracles accedió a sus condiciones y se enfrentó al can, a quien sometió tomándolo del cuello para luego llevárselo sobre sus hombros. 

Un aspecto interesante que Graves (2007) nos señala sobre el ascenso forzoso de Cerbero es la utilidad que tiene este mito para explicar el origen de las plantas venenosas, particularmente del acónito; esta planta de pétalos azules y gran belleza brotó del suelo gracias a la baba del can. 

Tras una breve estancia en el mundo de los vivos, Cerbero regresó al Inframundo, en donde reanudó sus funciones como guardián de la entrada al reino de Hades.  

Bibliografía consultada

• Cartwright, Mark, y Chaidez, Ritchie R. R. (traductor). 2 de mayo de 2016. “Teseo”, en: World History Encyclopedia. Consultado el 22 de febrero de 2023. 
• Gaytán, Carlos. 1965. Diccionario mitológico. México, D.F. Editorial Diana. 
• Graves, Robert. 2007. Los Mitos Griegos, vol. I. México. Alianza Editorial – Colección Religión y Mitología. 
• Graves, Robert. 1985. Los Mitos Griegos, vol. II. México. Alianza Editorial. 
• Guirand, Félix. 1970. New Larrouse Encyclopedia of Mythology. Introduction by Robert Graves. Inglaterra. The Hamlyn Publishing Group Limited. 
• Hesíodo. 2000. Teogonía. Trabajos y días. Escudo. Certamen. México. Alianza Editorial. 
• Köhlmeier, Michael. 2007. Breviario de mitología clásica. Vol. II. España. Edhasa – Los libros de Sísifo.
• S/f. “Ascálafo (hijo de Aqueronte)”, en: Wikipedia. Consultado el 22 de febrero de 2023.