No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente.
René Descartes
Hace ya muchos años, cuando comenzaba mis estudios en la Universidad, me tocó leer el Discurso del Método de Descartes, recuerdo que en serio no le entendí bien, pero al revisar varias veces pude encontrar que su planteamiento me resultaba bastante lógico y su método para abordar los problemas segmentando y organizando las etapas lo encontré de utilidad para toda mi vida académica.
Un detalle que pocos compañeros notaron, creo que ese fue el caso, fue el toque de peculiar humor... si, hablo de humor. Es algo que no me esperaba, pero en la primera parte del Discurso, el autor narraba un poco sobre su vida y sus eventualidades que le llevaron a plantearse el método que se disponía a exponer.
Entre las frases que me dieron a pensar que el autor estaba siento un poco sarcástico y empleaba una clave de humor fue justamente la cita que estoy usando de corolario de este post. En toda discusión o confrontación de ideas, cada participante está convencido de tener la razón o al menos la suficiente como para que la otra parte esté equivocada,así que el autor señalaba que este era el don mejor repartido del mundo, al grado de que si bien siempre se puede encontrar gente inconforme con cualquier otra condición o característica propia, siempre estarían satisfechos de su inteligencia y raciocinio.
Me pareció en aquel entonces que Descartes estaba siendo irónico con la afirmación, con lo que me daba a pensar que él no consideraba muy dignos de elogio a sus coetáneos en cuento a su capacidad de razonar, pues estaba convencido de que estaban razonando de manera desorganizada y poco adecuada para resolver problemas y adquirir nuevos conocimientos.
Hoy en día, la frase me sirve de recordatorio, para los momentos en que me siento demasiado seguro de mis propias razones, me sirve para recordar que las demás personas también tienen sus propias razones y que también están convencidas de que son valederas.
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