Hace pocos días terminé de ver el último capítulo de esta especie de spin-off de la serie original aunque sus productores hayan decidido rebautizarlo con un nombre agregado.
Y a este punto tengo mis serias dudas si el principal error de sus productores y de Michael Hall mismo no haya sido terminarla en esa séptima temporada que dejó abierta las puertas para un eventual sequel. Quedando atrapado en ese temporal marino y dejando abierto la incógnita sobre su suerte o si, contrariamente, como fue hecho en forma evidente lo hicieran reaparecer como camionero al final de la historia.
Tal vez Dexter (la serie original) haya sido una de las últimas series programas en cinco temporadas -el modelo standar de las series norteamericanas- antes de que irrumpiera con fuerza casi monopólivca en el mercado NetFlix.
Recuerdo que fue propio Dexter quien dio a ShowTime el espaldarazo definitivo a comienzos del 2000 para convertirse en una cadena de circuito cerrado de importancia nacional en los EE. UU. e pesar de que ya venía produciendo series antes del 2000.
La historia original con el tremento suceso que originó fue prolungada todavía por tres temporadas más hasta que la baja en la audiencia indicó que el final estaba próximo.
Y a diferencia de otras series como The Wire, Sopranos y The Breaking Bad previstas, realizadas y terminadas en cinco temporadas, Dexter se subió al carro de la victoria y se bajó cuando ya no podía seguir más.
Pasó casi una década (exactamente ocho años) para que Hall volviera a aceptar vestirse de nuevo como Dexter Morgan. Claro está, en un ambiente diverso, en este caso en la pequeña ciudad de Iron Lake (existe verdaderamente) en el estado de New York, a pesar de que la octava edición daba e entender que después del temporal marino se había trasferido en medio de los montes de Canadá, con un nombre que es un homenaje al verdadero creador del personaje, el escritor Jeff Lindsay que con su novela Dexter , el Pasajero Oscuro daría inicio a la serie. En Dexter New Blood cambia solo el nombre: Jim por Jeff.
Es evidente que el final de este revival no solo fue atípico sino hasta polémico e incluso técnicamente mal armado.
El hijo de Dexter Morgan que no solo le dispara sino que lo apunta con toda la tranquilidad del mundo, controla la mita del fusil y dispara parece un contrasentido a la buena relación que se estaba instaurando entre ellos.
Tres protagonistas que desaparecen en dos capítulos da la idea de un cierre apurado del revival, como si se hubieran agotado los elementos para seguir adelante.
Hay quienes especulan con una continuación de la serie encarnando en su hijo Harrison el justiciero despiadado que era Dexter. Sería un verdadero despropósito, el argumento de la serie está terminado, estaba ya terminado al final de la quinta temporada.
La serie, una de los mejores en su género en la historia de las series TV para mi gusto, no solo encarnaba la idea de justicia por mano propia que algunas veces hemos visto en el cine (El Justiciero con Charlen Bronson fue un ejemplo), la ley del Tallion, ojo por ojo, diente por diente, con un estricto código de conducta a seguir: "nunca de dejes atrapar y elimina solo a aquellos que lo merecen".
Cuántas veces delante de la ola de crímenes que vemos y sentimos a menudo en la TV, en las redes sociales y en cualquier otro dispositivo multimedial no pensamos en voz baja: "habría que matarlo".
Hay crímenes que no se conciben ni por la brutalidad que encierran en si mismos. Mujeres, jóvenes, adolescentes, niños yn son asesinados en el mundo entero a diario ante la impasibilidad de la opinión pública en general. Incluso hasta se transforman en noticia morbosa por parte de la gente llamada "normal".
Los casos de pedofilia, con toda la atrocidad que encierran, ya no causan estupor, indignación ni rechazo.
La serie original de Dexter apuntaba a tratar -en forma exagerada para llamar la atención- una problemática cada vez más creciente: la vulnerabilidad de la sociedad y d elos organismos encargados de protegerla, de ciertos ataques criminales dentro o fuera del entorno familiar, hacia las personas m0s desprotegidas.
De ahí su éxito. Porque pasó a encarnar en el subsconsciente de cada uno de nosotros, la idea de la justicia aún por mano propia para punir criminales que de a poco eran olvidados.
La excelente actuación de Michael Hall contribuyó a ello. Dueño d eun carácter tímido nadie se podía imaginar que temible gengador se ocultaba detrás de esa sonrisa.
El marketing, los negocios, la idea de crear un substituto le torcieron a mano a Hall y lo convencieron a firmar un contrato para volver a encarnar al mítico vengador.
Ya nada era lo mismo. Ni el personaje, ni la ambientación, ni la trama. Mucho menos la muerte final.
Solo en un aspecto han coincidido los fans de la serie. En Dexter habían quedado desconformes con el final de la muerte de Debra la hermana de Dexter Morgan. En Dexter New Blood han quedado más desconformes aún con la muerte del propio Dexter, mucho menos a manos de hijo.
Hay un viejo refrán que diuce que "nunca segundas partes fueron buenas". Puede que haya excepciones y que no sea verdadero al cien por cien, pero en este caso le doy plenamente la razón.
A few days ago I finished watching the last episode of this sort of spin-off of the original series, although its producers have decided to rename it with an added name.
And at this point I have serious doubts as to whether the main mistake of its producers and Michael Hall himself was not to end it in the seventh season, which left the doors open for an eventual sequel. Being trapped in that sea storm and leaving open the unknown about his fate or if, on the contrary, as was evidently done, they made him reappear as a truck driver at the end of the story.
Perhaps Dexter (the original series) was one of the last series to be broadcast for five seasons - the standard model for American series - before NetFlix burst onto the market with almost monopolistic force.
I recall that it was Dexter itself that gave ShowTime the final push in the early 2000s to become a nationally significant closed-circuit network in the US, even though it was already producing series before 2000.
The original story with the tremendous success it spawned was extended for three more seasons until declining ratings indicated that the end was near.
And unlike other series like The Wire, The Sopranos and The Breaking Bad that were planned, made and finished in five seasons, Dexter jumped on the bandwagon and got off when it could not go on any longer.
It took almost a decade (exactly eight years) for Hall to agree to dress up again as Dexter Morgan. Of course, in a different environment, in this case in the small town of Iron Lake (it really exists) in the state of New York, despite the fact that the eighth edition implied that after the sea storm he had moved to the middle of the Canadian mountains, with a name that is a tribute to the true creator of the character, the writer Jeff Lindsay who, with his novel Dexter, the Dark Passenger, would begin the series. In Dexter New Blood, only the name changes: Jim for Jeff.
It is clear that the ending of this revival was not only atypical but even controversial and even technically badly put together.
Dexter Morgan's son, who not only shoots him but aims at him with all the calmness in the world, controls half of the rifle and shoots him, seems a contradiction to the good relationship that was being established between them.
Three protagonists disappearing in two chapters gives the idea of a hasty closure to the revival, as if the elements for moving on had been exhausted.
There are those who speculate about a continuation of the series with the ruthless vigilante that Dexter was in his son Harrison. It would be a real nonsense, the plot of the series is finished, it was already finished at the end of the fifth season.
The series, one of the best in its genre in the history of TV series for my taste, not only embodied the idea of vigilante justice that we have sometimes seen in the cinema (The Vigilante with Charlen Bronson was an example), the law of the Tallion, an eye for an eye, a tooth for a tooth, with a strict code of conduct to follow: "never get caught and only eliminate those who deserve it".
How many times in front of the wave of crimes that we often see and feel on TV, on social networks and on any other multimedia device do we not think in a low voice: "he should be killed".
There are crimes that are inconceivable even for the brutality they contain within themselves. Women, young people, teenagers, children and children are murdered all over the world on a daily basis before the impassivity of public opinion in general. They even become morbid news for so-called "normal" people.
Cases of paedophilia, with all the atrocity they entail, no longer cause shock, outrage or rejection.
The original Dexter series aimed to address - in an exaggerated, attention-grabbing way - a growing problem: the vulnerability of society and the agencies charged with protecting it, from certain criminal attacks within or outside the family environment, towards the most unprotected people.
Hence its success. Because it came to embody in the subconscious of each one of us, the idea of justice even by our own hand to punish criminals who were gradually forgotten.
Michael Hall's excellent performance contributed to this. As the owner of a shy character, no one could have imagined what a fearsome gangster was hiding behind that smile.
Marketing, business, the idea of creating a substitute for Hall's character, convinced him to sign a contract to play the mythical avenger again.
Nothing was the same. Neither the character, nor the setting, nor the plot. Much less the final death.
Only in one aspect have fans of the series agreed. In Dexter they were unhappy with the ending of the death of Dexter Morgan's sister Debra. In Dexter New Blood they were even more dissatisfied with the death of Dexter himself, much less at the hands of his son.
There is an old saying that "never a second part was a good part". There may be exceptions and it may not be one hundred percent true, but in this case I fully agree.
Source images: MDB.
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