Greetings from this part of the world to all my friends @blurt.
Considering the fact that we didn't create ourselves, it therefore means we can't even help ourselves as well. It is in this light that I make this my daily prayer "Lord help me".
Matt.15.21 - Then Jesus went thence, and departed into the coasts of Tyre and Sidon.
Matt.15.22 - And, behold, a woman of Canaan came out of the same coasts, and cried unto him, saying, Have mercy on me, O Lord, thou Son of David; my daughter is grievously vexed with a devil.
Matt.15.23 - But he answered her not a word. And his disciples came and besought him, saying, Send her away; for she crieth after us.
Matt.15.24 - But he answered and said, I am not sent but unto the lost sheep of the house of Israel.
Matt.15.25 - Then came she and worshipped him, saying, Lord, help me.
Matt.15.26 - But he answered and said, It is not meet to take the children's bread, and to cast it to dogs.
Matt.15.27 - And she said, Truth, Lord: yet the dogs eat of the crumbs which fall from their masters' table.
Matt.15.28 - Then Jesus answered and said unto her, O woman, great is thy faith: be it unto thee even as thou wilt. And her daughter was made whole from that very hour. [Matthew 15:21-28].
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When times overwhelm us, the prayer of this Canaanite woman speaks to our souls. “Have mercy on me, O Lord!... Lord, help me.” When words flee, sometimes all we have is a cry for mercy and help. Thankfully, that is all we truly need.
This unnamed Canaanite woman was not a Jew. Jesus made it clear that he had come to first preach the gospel to the children of Abraham, but does that mean he felt no compassion for the Gentile? We already read that when a Roman centurion came to him (Matthew 8:5-13), Jesus did not hesitate to heal his servant. He even praised the man’s faith and declared,
“I tell you the truth, I have not found anyone in Israel with such great faith.” (verse 10)
In the book of Luke, Jesus even uses a Samaritan as an example of who our neighbor is (Luke 10:25-37). Also, Jesus’ encounter with the Samaritan woman he met at the well showed that Jesus did in fact preach the truth to those who were, not only clearly not Jewish but were, enemies of Israel (John 4:1-42). Why then did he make this distinguishment with the Canaanite woman? Scripture simply doesn’t tell us.
However, when we look at all the ways Jesus dealt with people throughout his ministry, we can make an educated guess: Jesus used the Canaanite woman to challenge the people around him who believed the Jews to be the only ones favored by God. Also, perhaps most importantly for the woman, Jesus was testing her faith.
God still works the same way today. Sometimes, we cry out to God, and we receive an immediate response. Then there are times when we might just feel like this Canaanite woman: ignored and cast aside. As our desperation grows, our well worded prayers melt into a simple word or phrase like “Please” or “Help me”. Sometimes, our words fail us completely.
This is why Romans 8:26 tells us,
“Likewise the Spirit helps us in our weakness; for we do not know how to pray as we ought, but the Spirit himself intercedes for us with sighs too deep for words.”
The question is: Will we persist?
We have already discussed how God reads our hearts like an open book. He knows exactly how to handle each and every one of us and our different situations. He knows when we need to be comforted and when we need to be challenged. He also knows when we are faithful enough to be used as an example to others. If you feel like you have been asking for a long time and not receiving an answer, keep on praying. Hold to the promise of 1 John 5:14-15,
“And this is the confidence which we have in Him, that if we ask anything according to His will He hears us, And if we know that He hears us in whatever we ask, we know that we have obtained the requests made of Him.”
May God help us.... Amen
ESPAÑOL
Saludos desde esta parte del mundo a todos mis amigos @blurt.
Teniendo en cuenta el hecho de que no nos creamos a nosotros mismos, significa que ni siquiera podemos ayudarnos a nosotros mismos. Es en esta luz que hago de esta mi oración diaria "Señor, ayúdame".
Mat.15.21 - Entonces Jesús partió de allí y se fue a las costas de Tiro y Sidón.
Mat.15.22 - Y he aquí, una mujer de Canaán que salía de los mismos términos, le dio voces, diciendo: Ten misericordia de mí, oh Señor, Hijo de David; mi hija está gravemente enfadada con un demonio.
Mat.15.23 - Pero él no le respondió ni una palabra. Y acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela; porque ella llora por nosotros.
Mat.15.24 - Pero él respondió y dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Mat.15.25 - Entonces ella se acercó y lo adoró, diciendo: Señor, ayúdame.
Matt.15.26 - Pero él respondió y dijo: No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros.
Mat.15.27 - Y ella dijo: Verdad, Señor: aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
Mat.15.28 - Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde esa misma hora. [Mateo 15:21-28].
Cuando los tiempos nos abruman, la oración de esta mujer cananea habla a nuestras almas. “¡Ten piedad de mí, oh Señor!... Señor, ayúdame”. Cuando las palabras huyen, a veces todo lo que tenemos es un grito de misericordia y ayuda. Afortunadamente, eso es todo lo que realmente necesitamos.
Esta mujer cananea sin nombre no era judía. Jesús dejó en claro que había venido primero a predicar el evangelio a los hijos de Abraham, pero ¿significa eso que no sentía compasión por los gentiles? Ya leemos que cuando se le acercó un centurión romano (Mateo 8:5-13), Jesús no dudó en sanar a su criado. Incluso elogió la fe del hombre y declaró:
“Les digo la verdad, no he encontrado a nadie en Israel con una fe tan grande”. (verso 10)
En el libro de Lucas, Jesús incluso usa a un samaritano como ejemplo de quién es nuestro prójimo (Lucas 10:25-37). Además, el encuentro de Jesús con la mujer samaritana que conoció en el pozo mostró que Jesús, de hecho, predicó la verdad a aquellos que no solo claramente no eran judíos sino que eran enemigos de Israel (Juan 4: 1-42). ¿Por qué entonces hizo esta distinción con la mujer cananea? Las Escrituras simplemente no nos lo dicen.
Sin embargo, cuando observamos todas las formas en que Jesús trató a las personas a lo largo de su ministerio, podemos hacer una conjetura: Jesús usó a la mujer cananea para desafiar a las personas a su alrededor que creían que los judíos eran los únicos favorecidos por Dios. Además, quizás lo más importante para la mujer, Jesús estaba probando su fe.
Dios todavía obra de la misma manera hoy. A veces, clamamos a Dios y recibimos una respuesta inmediata. Luego, hay momentos en los que podemos sentirnos como esta mujer cananea: ignorada y desechada. A medida que crece nuestra desesperación, nuestras oraciones bien redactadas se funden en una simple palabra o frase como "Por favor" o "Ayúdame". A veces, nuestras palabras nos fallan por completo.
Es por eso que Romanos 8:26 nos dice:
“Así también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
La pregunta es: ¿Persistiremos?
Ya hemos discutido cómo Dios lee nuestros corazones como un libro abierto. Él sabe exactamente cómo manejar a todos y cada uno de nosotros y nuestras diferentes situaciones. Él sabe cuándo necesitamos ser consolados y cuándo necesitamos ser desafiados. Él también sabe cuándo somos lo suficientemente fieles para ser usados como ejemplo para otros. Si sientes que llevas mucho tiempo preguntando y no recibes respuesta, sigue orando. Aférrate a la promesa de 1 Juan 5:14-15,
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye, y si sabemos que nos oye en cualquier cosa que le pidamos, sabemos que hemos obtenido lo que le pedimos. .”
Que Dios nos ayude.... Amén
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