Mi Terrible Historia de la Letra "B"

No puede evitar adelantarme al salón de mi hijo cuando se presentó la responsabilidad de buscarlo a la escuela, quizás, porque quería indagar sobre su diario escolar, o inconscientemente quería verificar personalmente el trato que recibía de sus maestros.

Solo se, que en menos de 30 minutos ya estaba allí en la puerta del salón mirando furtivamente hacia el salón por la puerta que quedó entre abierta, allí estaba la maestra de mi hijo en su hora de lectura, estaba aprendiendo a leer, y yo, estaba interesado en saber que método de aplicación estaba utilizado su tutora.

Estuve unos minutos observando como los dos reían a medida que kevin aprendía, las caritas que ponía en su cuaderno y las carcajadas que se escuchaban. Fue entonces que no pude evitar recordar la macabra historia de mi vida, solo tenia 7 años… Dios 7 años, y aun recuerdo esos horribles momentos.

Jamás, pude con mi maestra, aprender la vocalización de las letras “B” y “V”, en esos momento estaba consternado y me decía constantemente, ¿por qué no puedo memorizar o reconocer la letra “B”?. Por unos instantes, me traslade a ese pueblito “La Guanota”… , mi maestra en ese momento, era una esbelta mujer de contextura gruesa, cabellos rizados, ojos muy grandes, tan grandes que causaban temor tan solo mirarla, nunca la vi sonreír, y cada vez que sacaba la regla de su maletín, lo vellos de mi piel se erizaban.

“William Kevin. tu turno” … esas palabras, no deseaba escucharlas, igual pensaban muchos de mis amigos, estaba bloqueado con la letra “B” y no entendía por qué. Ese día, ella repitió diez mil veces la palabra “BRUTO” ... y agarro la regla y me pidió que pusiera las manos en el escritorio, y plasss… plass… plas… el reglazo que odiaba en gran manera.

Varios de mis compañeros de clase, se reían sin ningún tipo de remordimiento, pero mis verdaderos amigos, lloraban conmigo. Como olvidar las palabras de miguel en todo el salón de clase “el burro Kevin no sabe leer”, que horrible recuerdo.

Pero en mi mente no solamente recordé ese día, sino, además, todas las veces que escuché calificativos con esta letra: Bruto… Burro… Bestia…. Bandido… Bobo… Bandalo…Babieco.. Diossss… era solo un niño, como podían ser tan hirientes con tan solo un niño.

Estas palabras eran repetidas a lo largo de mi niñez, por papá, aunque pocas veces lo veía, mamá, tías, vecinos, maestros, amigos, por esta razón odiaba la letra “B”, es increíble, todos esos calificativos empezaban con la letra “B”.

Y como olvidar a Laura, mi maestra: “bruto, es labiodental, observa mis labios… es labial… es pequeña… es grande, era toda una tortura, algo así como cuando te ponen un tobo en la cabeza con tan solo cayendo una gotita de agua, que al inicio es soportable, pero a los minutos, te enloquece, así me sentía.

Pero tampoco puedo olvidar a mi abuela, con quien pasaba los fines de semana, mis mejores momentos, ella fue la verdadera heroína de mis años, mi refugio, era cariñosa, bella, tierna, recuerdo que tomaba mi cartilla y me sentaba entre sus piernas, repitiendo la misma letra “B” pero con otros calificativos: “B de bueno, “como tu mi niño” … así decía, B de bondadoso, “V” de valioso, “V” de valiente, ella alegraba mi vida los fines de semana.

Ella era mágica, cuantas veces le dije “abuelita, vente conmigo a la escuela y enseña a mi maestra a darme clase”, ella sonreía, y con un beso en la mejilla, sellaba nuestras lecciones. Como me hace falta esa viejita, cada día que pasa, lamento que ya no este conmigo y con mi hijo Kevin.

De repente, se interrumpieron mis pensamientos, era la maestra de kevin, pase. ¿qué hace allí solito?, no me di cuenta cuando llegó, venga, vea el avance de su hijo, me parece Bueno, Bello, Valioso y muy, pero muy inteligente.

No pude evitar que las lagrimas me traicionaran, pero ella no entendió, es obvio, solo recuerdo que muy furtivamente, seque mis lágrimas, abrase a mi hijo, y le dije: “Usted es tan valiosa como lo es él, sus alumnos siempre la amaran y la recordaran por siempre. nunca cambie”.

Honor, para esas maestras que hacen del aula de clase un lugar donde todo niño quiere estar y no un lugar, donde todo niño quiere desertar. Honor, para esos padres, tíos, primos, amigos que estimulan el aprendizaje y la autoestima de los niños con palabras estimulan tes y no destructivas, y no para aquellos que destruyen con sus palabras hirientes que, aunque no lo crean, esas palabras jamás se olvidan.

La imagen fue un capture a stiker con mi Redmi 9A y editada con GIFshop