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Hristo el búlgaro [4]
7 largos años habían pasado desde aquella primera batalla, y el joven oso ya se era llamado el hombre oso, durante todo ese tiempo estuvo luchando bajo el estandarte del Sanjaco del Sultán Lord Petar y cuando no era así en el castillo de este se entrenaba y formarba, Hristo el búlgaro desafiando a la vida misma, a su origen humilde e incierto, se habia convertido en la mas formidable arma de guerra que se conocieran en todo el país Bulgaro y sus alrededores, en el castillo del Sanjaco, bajo la tutela y protección del viejo Lord Petar, el hombre oso habia crecido no solo unos cuantos centímetros mas, si no también en sabiduría y experiencia, por las noches con el maestre del castillo aprendió a leer y a escribir bien mucho mas allá de aquellas primeras enseñanzas de Yana en lo profundo del bosque, en la cabaña de Doncho y su familia, ademas aprendió de poesía, filosofía, matemáticas y un poco de ciencia, durante el día bajo la vista férrea y las duras reglas del viejo maestro de armas del castillo Borka aprendió a matar ya no solo con su fuerza bruta y agilidad propias, si no con las tecnicas para la correcta utilización de todas las armas a su disposición, de cerca con el cuchillo, la espada corta, la cimitarra y el mandoble, de un poco mas lejos con la pica, la lanza o la alabarda, y de mucho mas lejos con la ballesta y el arco, aunque a Hristo no le gustaba utilizarlas en combates, pero el viejo Borka lo obligo a aprender, la fortaleza del ahora hombre oso hacia que con un disparo de su arco la flecha desmontara a un enemigo de su caballo a 200 pasos, simplemente brutal!!!, también aprendió el uso del mangual, el mazo y el martillo de guerra, pesados e ideales para destruir y despedazar con su fuerza sobre humana a un hombre con un solo golpe, pero pesar de ello, el hacha gigante de doble hoja seguía siendo su arma preferida en batalla, la instrucción de viejo Borka no se quedo solo circunscrita al patio del castillo, en el interior Hristo aprendió de estrategia militar, formaciones de combate, y a leer no solo los mapas si no el terreno, ¿ donde el montaría un emboscada y mas importante donde sus enemigos le prepararían una trampa ?, Hristo abandono poco a poco con la experiencia ganada en batalla y las enseñanzas del viejo maestro de armas, su practica temeraria de desprenderse de la formación para atacar solo, ahora tenía hombres bajo su mando que dependían de el y no los podía dejar solos a su suerte.
Todos en el castillo lo querían, la servidumbre, los soldados, y los nobles mas pequeños que visitaban la fortaleza del Sanjaco Lord Petar para disfrutar de su compañía, su osadía y su destreza, en torneos internos o yendo de caza!!!, lo único que no habia perdido con la experiencia el gigante era sus dos pecados mortales, la bebida y las mujeres, las mucamas del castillo, y hasta algunas nobles que venían de visita aprovechaban la oscuridad de la noche para tocar a su puerta, las que antes tocaban a la puerta del hijo del señor del castillo Stefan!!!, el joven guerrero era la única alma en aquel castillo que detestaba a Hristo, los celos y la rabia fueron calando en sus huesos encontra del hombro oso, el favoritismo exacerbado de su padre por el muchacho, lo habia relegado a un segundo plano, no solo en batalla, si no en sus querencia, pudo intuir que si no hacia algo pronto con aquel gigante, un buen día se quedaría con aquel castillo y las tierras de su padre que a el le correspondía por derecho!!!. Los resquemores de Stefan no estaban muy alejados de la realidad, Lord Petar cegado por el brillo de Hristo, le habia tomado un real aprecio al gigante, al hombre oso, que le ganaba las batallas y le respetaba el botín, por ley en un pillaje, al señor le tocaba la mitad, la otra mitad se repartía 50% para el capitán y el 50% para sus hombres, Lord Petar sabía muy bien que los otros Capitanes no respetaban tal cosa, y muchas veces se quedaban hasta con mas de la mitad del botín, pero no Hristo, este no solo lo cumplía a cavalidad, si no que el 50% restante lo repartía con todos sus hombres en partes iguales, todos los soldados querían estar bajo su mando, por su seguridad y buena fortuna. Si Hristo alguna vez creyó que el oro le conseguiría la felicidad, en aquel castillo protegido por Lord Petar donde nada se le negaba, no aspiraba mas que a seguir haciendo su trabajo, era bueno matando, protegiendo a su señor, a sus soldados y a los aldeanos.
Bajo su mando sus soldados aprendieron que durante los pillajes no se violaban ni se mataban a las mujeres, tampoco a los niños ni los ancianos, solo a los hombres que les hicieran frente y aquel soldado que no respetara esta regla, el hacha de Hristo lo dejaba sembrado en el sitio para que el resto aprendiera la lección. Cuando se aproximaba el cumpleaños numero 25 del gigante a Lord Petar se le metió entre ceja y ceja que era hora de casar a Hristo, ennoblecer su origen humilde con un buen matrimonio, no so lo por estrategia y política, controlando con el otro castillo, su aprecio por el hombre oso era sincero, si no hubiera tenido a Stefan lo habría adoptado y nombrado como su heredero, pero no podía pasar por encima de su sangre, así que su plan seguía adelante, pero cuando la propuesta fue echa, Hristo la rechazo, era feliz como y donde estaba, pero mas allá del cambio, el hecho de tener que convertirse al Islam para poder casarse no lo aceptaría jamas, siempre llevaba sobre su pecho el crucifijo de plata que le regalo su madre, el único recuerdo de ella, ademas de su fe, no es que Hristo fuera muy cristiano a estas alturas o fuera a misa cada domingo como cuando era un pequeñajo con su madre o ya mas grande con Doncho y su familia, pero habia decidido no abandonar la fe de su madre y sus ancestros, Lord Petar se enojo mucho con el por su cabeza dura y testarudez, pero el enojo se le paso un mes después, cuando Hristo guiando a sus hombres gano una cruenta batalla que casi le cuesta la vida al propio Lord y su hijo Stefan, emboscados en medio del campo de batalla quedaron aislados sin protección, Hristo al verlos en problemas se abrió paso en aquel río de guerreros en pie de lucha repartiendo muerte con su hacha de doble hoja acompañado con el viejo Borka cubriéndole las espaldas, fue una carnicería, Lord Petar, Stefan y Hristo se llevaron varios cortes, al viejo Borka la carga de un caballero enemigo con su lanza le costo casi la vida, pero al final solo se llevo su pierna.
El viejo guerrero era mas duro que una piedra, uno meses después, tuerto y cojo, andaba con su muleta dando ordenes en el patio y entrenando a los nuevos reclutas para formarlos en fieros soldados, Stefan sabía del la estrecha relación del viejo maestro e armas con su padre y con el gigante hombre oso, así que trato de mover ficha para reemplazarlo, -ya no puede luchar, no nos sirve!!!-, le dijo a su padre para tratar de colocar en su puesto a uno de sus hombres de confianza, Lord Petar se negó rotundamente, tuerto y cojo, hubiera apostado su vida 100 veces con su viejo amigo a su lado que con una veintena de sus mejores soldados, Stefan quedo muy molesto, el tiempo se le agotaba y no veía forma de sacarse al gigante de encima, retarlo a un duelo seria un suicidio, Lord Petar trato de contentarlo, como no pudo casar a Hristo era hora de que su hijo se casara y le diera un nieto que gobernara en un futuro su pequeño reino, otorgado por el Sultán pero que el habia sabido acrecentar con los años, y con Hristo!!!, con el gigante a su lado, protegiendo a su hijo y a su nieto ese futuro estaría asegurado. Freya venia del norte, rubia y buena moza como la que mas!!!, pero también era fuerte y grande, a Stefan le gusto la joven, pero cuando se bajo del caballo y la tuvo parada al frente, le molesto que la muchacha le llevara unos pocos centímetros de estatura, no pudo evitar recordar a el hermano gigante que su padre le imponia y obligaba a tratar, el padre de Freya para excusar el tamaño de su hija, contó la historia que hace algunas generaciones atrás una partida de vikingos los visito, sus ancestros lograron repelerlos, atraparon a unas cuantas bellas escuderas vikingas que dieron descendencia, a Lord Petar le gusto la historia, aunque algunos soldados y nobles hicieron mofa del asunto, volteando la historia y haciendo ver que fueron los vikingos los que dejaron preñadas a algunas búlgaras antes de marcharse!!!, el cotilleo y las risas se acabaron allí mismo cuando el viejo Borka oriundo de aquellas tierras y conocedor de ante mano de la historia, amenazo con su espada y el hacha de Hristo al que afirmara la contrario.
Stefan acepto el compromiso, toda la charla con su padre sobre su futura descendencia con la bella Freya lo convencio, Lord Petar fue claro con su hijo, necesitaba un nieto, para asegurar su legado, para estar seguro que su familia trascendería a la siguiente generacón, que su castillo y sus tierras fueran para su sangre, esto limo las asperezas entre Stefan y su viejo padre, su matrimonio aseguraba su posición como heredero y la de su hijo después de el, era obvio que su padre no estaba pensando reemplazarlo por el gigante hombre oso como el tanto temía, aun asi su antipatía con Hristo era mas que evidente, cuando todo parecía tomar el buen camino otra vez giraron las tornas, quiso Dios, el destino o quizás el Diablo, que unos meses después cuando la bella Freya regreso al castillo para contraer matrimonio con su prometido, naciera una bonita y sincera amistad entre ella y el hombre oso, Hristo el búlgaro!!!. La muchacha era alta, fuerte y atlética, montaba a caballo, sabia usar el arco y la flecha, habil con la espada y la lanza, ademas de la lucha cuerpo a cuerpo, no perdió la oportunidad de retar al guerrero mas poderoso de aquel castillo, de toda Bulgaria y quizás de todo el mundo, Freya vio en Hristo al hermano mayor que nunca tuvo, era un hombre ademas de muy grande y fuerte sumamente respetuoso y generoso, cuando luchaban lo hacia enserio sin otorgarle nada mostrandole respeto, y aunque nunca pudo derrotarlo, el hombre oso jamas se mofó de ella o la humillo tras la derrota, con el se sentía segura en aquella tierra extraña, sin amigos ni familia, lejos de su casa, tal vez porque el viejo Borka le habia enseñado no solo algunas de las técnicas de lucha que ella conocía, si no también porque usaba algunos vocablos propios que solo el viejo maestro de armas le pudo enseñar. A Hristo por su parte le cayo bien la joven, no solo era valiente y aguerrida, también muy alegre y bonita, sus rizos dorados y su mirada le hicieron recordar su vida como pastor de ovejas en aquella ladera junto a su querida madre Nevena cuando era un niño, ambos se tomaban muy enserio sus entrenamientos, pero también se divertían enfrentadose en el patio del castillo como si estuvieran en algún juego de guerra, combatian con espadas de maderas o luchaban cuerpo a cuerpo, ante la mirada atenta del viejo Borka y el propio Lord Petar que disfrutaba de la fiereza de su futura nuera, esto le aseguraba que su descendencia seria fuerte, grande y poderosa!!!, pero el único en el castillo que vio con malos ojos dichas relación fraternal obviamente fue Stefan!!!, sus celos crecían y la amistad de su futura esposa con el gigante hombre oso solo empeoro las cosas, a pesar de ser salvado de una muerte segura por Hristo en aquella batalla, ademas del compromiso de bodas que despejo sus dudas sobre derecho de sucesión habian logrado que Stefan olvidara por un buen tiempo sus planes de deshacerse del gigante, pero viendo la fraternidad entre su futura esposa y el hombre oso, Stefan supo en su corazón que si no se deshacía de pronto de Hristo, primero sería coronado en la frente por el hombre oso y Freya mucho antes de recibir la corona de su padre, una vez mas la vida del hombre oso estaba por dar un vuelco.
Continuara...
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