Estimados lectores, el suelo desde el punto de vista agrícola es considerado según Ramírez (2009), como uno de los recursos naturales más importantes, ya que, a través de él y con la implementación de un adecuado manejo agronómico, se puede lograr un equilibrio en la producción de alimentos, que permita garantizar la seguridad alimentaria de las naciones acorde con el acelerado crecimiento demográfico.
Por otra parte, Castillo (2005) señaló que dicha producción de alimentos debe lograrse manejando el recurso suelo de manera armónica, evitando su degradación y la pérdida de la biodiversidad funcional existente, por lo que es necesario que los productores agrícolas y los profesionales de las ciencias agrícolas conozcan a profundidad las características del suelo que les permita hacer un adecuado uso de los mismos.
Es importante considerar la definición de la palabra suelo, teniendo en cuenta que éste forma parte de la naturaleza independientemente del uso que se le dé, como lo señala FitzPatrick (1996), el suelo desde el punto de vista agronómico es considerado como un medio para el crecimiento de las plantas, y se estudian los factores o características que influyen en su fertilidad y por ende como influye en la producción de cultivos.
En los suelos conocer su textura es importante para poder tomar en cuenta las posibles manipulaciones que se realizarán, se pueden encontrar suelos con textura arenosa, se llaman así porque predominan las partículas de arena, dichas partículas según algunos investigadores pueden medir entre 0.005 a 2 mm, son suelos donde circula más aire porque tienen espacios porosos más amplios, por lo tanto, son permeables y el exceso de agua puede provocar el lavado de los elementos presentes en la superficie hacia zonas más profundas, a esto se le conoce como lixiviación.
Por otro lado, encontramos los suelos limosos y arcillosos, en los primeros predominan las partículas de limo, que son partículas más pequeñas en comparación con los suelos arenosos que pueden medir entre 0.002 a 0.0050 mm, donde los espacios porosos son más pequeños y el exceso de agua puede provocar encharcamientos. De la misma manera, puede haber encharcamientos en suelos arcillosos donde predomina la arcilla, que son partículas más finas que las presentes en los suelos limosos menores a 0.002 mm según lo reportado por algunos investigadores, por lo tanto, los espacios porosos son más pequeños y el exceso de agua puede provocar encharcamientos, lo que podría causar anoxia en las plantas.
También existen los suelos francos, los cuales se conocen como suelos más equilibrados por contener los tres tipos de partículas antes mencionados, y dependiendo del porcentaje de las partículas presentes se le asigna un nombre, por ejemplo, si tiene mayor cantidad de arcillas se le denomina franco arcilloso. En la zona sur del Lago de Maracaibo Venezuela existen algunas zonas geográficas que poseen este tipo de suelo donde predomina la arcilla.
Otra característica que podemos tomar en cuenta es el color del suelo, ya que es un indicador importante que permite inferir sobre el contenido de materia orgánica, óxidos de hierro y sobre la existencia de algún problema con el drenaje. Cuando se observan colores oscuros podríamos estar ante un suelo con alto contenido de materia orgánica, cuando se observan colores rojos posiblemente sea reflejo de la presencia de óxidos de hierro y si por el contrario se observan manchas con tonalidades grises y azuladas es posible que exista deficiencia en el drenaje y mala aireación.
Consideraciones finales |
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Estimados lectores, el suelo es un recurso natural de gran importancia para la vida, a través de este importante elemento podemos abastecer adecuadamente a las plantas de muchos elementos nutricionales esenciales para su crecimiento y desarrollo sostenido en el tiempo, el suelo aparte de las características antes mencionadas también tiene vida, formado por microorganismos funcionales capaces de transformar la materia orgánica necesaria que proporcione un equilibrio de todas sus características, si tenemos un suelo sano tendremos productos sanos.
Referencias bibliográficas |
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- Casanova, E. (1996). Introducción a la ciencia del suelo (2ª ed.). Caracas: Consejo de desarrollo científico y humanístico, UCV.
- Castillo, N. (2005). Introducción al estudio de suelos y fertilizantes (2da ed.). Caracas: Espasande.
- FitzPatrick, E. (1996). Introducción a la ciencia del suelo. México: Trillas.
- Duran, F. (2009). Estudio de suelos, gestión y conservación de suelos agrícolas. Colombia: Latino Editores.
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