Estimados lectores, en la agricultura Moderna se ha dejado de lado el manejo basado en los principios ecológicos de cada ecosistema y se ha caracterizado por depender progresivamente de insumos externos como insecticidas, herbicidas, fertilizantes sintéticos, entre otros, lo cual resulta insostenible, porque pueden reducir significativamente la biodiversidad funcional y contaminar ciertos recursos como el agua. En este sentido, el hombre es responsable del manejo racional de los recursos con la búsqueda de estrategias adecuadas para que todos los elementos que lo conforman (plantas, animales, suelo, agua, entre otros) se relacionen, interactúen entre sí y con su entorno.
El hecho de no tomar en cuenta la relación entre los elementos, ha generado una ruptura del equilibrio ecológico o una alteración de las condiciones climáticas en diferentes regiones, lo que se resume en una serie de fenómenos naturales que atentan contra la continuidad, disponibilidad y utilización de estos componentes. Entre las causas antropogénicas, destacan la gradación y contaminación de los suelos, ocasionada por el uso excesivo de fertilizantes, la compactación por pisoteo y maquinaria, así como la contaminación de las aguas por aplicación excesiva de productos con cierta toxicidad.
En este mismo orden de ideas, la pérdida de biodiversidad por destrucción de hábitat, deforestación, establecimiento de monocultivos, los hace susceptibles a plagas o enfermedades, ya que su uniformidad genética permite una rápida propagación de plagas y patógenos. De igual forma, se han registrado daños a la salud, ya que la constante manipulación de agroquímicos puede desarrollar malformaciones, e incluso la ingesta de alimentos producidos bajo el uso de estos, puede provocar algunos trastornos.
Otro factor dentro de los agrosistemas que se ha visto afectado es la alimentación del ganado, debido a sequías o lluvias prolongadas, mal manejo y poca disponibilidad de recursos necesarios en los suelos, como los nutrientes, que afectan las pasturas. Según Méndez, (citado de INDULAC 1988), señala que “La degradación de las pasturas se inicia con la ruptura del equilibrio ecológico ocasionada por la intervención del hombre a través de la tala de vegetación nativa para sembrar pasturas en monocultivos”.
Sin embargo, hoy en día se considera que existe un capital natural, el cual es necesario mantener para asegurar la sostenibilidad del sistema económico en un tiempo indeterminado, es por ello que la agroecología juega un papel sumamente importante y esencial para los nuevos modelos de desarrollo, siendo los agrosistemas parte de las nuevas prácticas, que permitan rediseñarlas para diversificarlas y adquirir autonomía, sostenibilidad, sustentabilidad, eficiencia y credibilidad.
Por tanto, el aprovechamiento de todas las áreas de la forma más amigable con el medio ambiente es la base de la sostenibilidad y de la mano de ello se busca un equilibrio en los diferentes ámbitos, económico, social y ambiental. Para lograr esta simbiosis, han surgido innumerables técnicas, alternativas y estrategias totalmente orgánicas basadas en el uso racional y la conservación de los recursos naturales, con el fin de reducir los impactos negativos al medio ambiente, producidos por la agricultura actual, estableciendo agrosistemas de uso múltiple, que permitan la ejecución de las mejores técnicas agrícolas actuales junto con las tradicionales.
Al mismo tiempo, es importante conocer la relación o el vínculo que existe entre el suelo, la planta y el animal dentro de los agrosistemas, de esta manera se puede realizar un mejor manejo aplicando las estrategias adecuadas, ya que, los componentes bióticos y abióticos que interactúan en el ecosistema y hacen posible todo el proceso que se lleva a cabo en estos (como la descomposición de la materia orgánica para la disponibilidad de nutrientes para las plantas), permitiendo al productor mantener las condiciones adecuadas que no interfieran con la biodiversidad y su simbiosis, más bien, imita el proceso natural y promueve la sustentabilidad de estos sistemas.
Consideraciones finales |
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En este mismo orden de ideas, el establecimiento de un agrosistema multipropósito trata de evitar la deforestación y en su lugar integrar todos los elementos presentes en el medio, diversificar y rotar cultivos, para evitar la degradación del suelo, asociarlos, para un mayor aprovechamiento del área y control biológico de plagas y enfermedades, utilizar plantas para el control preventivo de parásitos (moscas y garrapatas), es decir, sustituir compuestos químicos por orgánicos, a fin de obtener un producto sano, certificado y garantizado, dando como resultado una optimización de la producción, de manera orgánica, reflejada en la eficiencia de todos los subsistemas que lo conforman. Por su parte, el establecimiento de diferentes especies de interés forrajero, frutal, medicinal y forestal, permite, no solo diversificar el sistema, sino conservarlas, a fin de contar con material genético suficiente, disponible y accesible al público y su propagación continua, además el material obtenido puede establecerse en los diferentes potreros de la unidad de producción para suplir algunas deficiencias nutricionales del ganado y ofrecer sombra.
De la misma manera, al diseñar diagramas estratificados, se puede visualizar la población vegetal actual, así como los multiestratos, a través de la altura que representa cada especie, cabe destacar que al representar el sistema actual y futuro en dos perfiles, se pueden apreciar comparativamente las diferencias en términos de diversidad vegetal, uso de área, reciclaje de nutrientes, flujo de energía e interacción entre los elementos.
Referencias bibliográficas |
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- Altieri M. (1999). Agroecología. (Ed. Nordan - Comunidad). Montevideo, Uruguay.
- Altieri, M. (2011). Diseños agroecológicos: una herramienta para la planificación agrícola sostenible. Medellín. Colombia: p 5.
- Beech t, G. (1974). Teoría de sistemas, la clave del holismo y el reduccionismo. Bioscience. pp. 579-596.
- Caporal, F. y Costabeber, J. (2004). Agroecología y extensión rural. Contribuciones al desarrollo rural sustentable. Brasilia DF: 119 pp.
- Gliessman, SR (1998). Agroecología: procesos ecológicos en la agricultura sustentable. (CATIE). q.359.
- Guzmán et al. (2000). Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de agroecosistemas sustentables. Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales. Editorial de la Universidad de Plata, pág. 56.
- Indulac, (1988). Guía Rural Venezolana. (22ª ed.). Caracas, Venezuela.
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