Estimados lectores, hoy en día se habla mucho de la producción de productos agrícolas de origen orgánico, pero para que estos puedan comercializarse a los mercados internacionales deben estar certificados por un organismo certificador, anteriormente según Soto (2001), la comercialización se realizaba directamente entre el productor y el consumidor, pero con el tiempo los intermediarios comenzaron a incursionar y se perdió el vínculo directo con los productores agrícolas y se hizo necesario que un tercero garantizara al consumidor que los productos comercializados cumplen con las normas de producción orgánica.
En este sentido, el mismo autor señala que las normas de producción orgánica fueron establecidas, en primera instancia, por productores y consumidores que formaron asociaciones de productores orgánicos que fundaron agencias de certificación, con el objetivo de reducir cualquier impacto negativo de la agricultura sobre el medio ambiente, pero también respetuosas de las limitaciones prácticas de cualquier sistema de producción. Después de que una agencia de certificación haya verificado el cumplimiento de las normas que rigen el campo de los productos orgánicos, se otorga una etiqueta al producto que puede considerarse una garantía de cumplimiento de los requisitos fundamentales de un producto "orgánico" desde la granja hasta el mercado.
Con base en lo mencionado anteriormente se han creado una serie de normas, por ejemplo, para la certificación en Europa se pueden regir por el Reglamento CEE 2092/91, para la certificación en Estados Unidos según el NOP (National Organic Program) y en Japón según el JAS (Japanis Accreditation System). Si bien los aspectos de estas normas pueden variar en algunos aspectos, áreas como producción de cultivos, producción bovina y procesamiento de alimentos pueden ser consideradas dentro de las normas, también existen una especie de manuales que manejan las agencias certificadoras que incluyen los insumos que se pueden utilizar para cada actividad, los cuales lógicamente pueden variar dependiendo de la zona donde se encuentre ubicada la unidad de producción.
Entre los aspectos que se pueden considerar dentro de una unidad de producción para garantizar la producción orgánica están los siguientes:
- Gestión del suelo con una visión de largo plazo protegiéndolo contra la erosión y asegurando su actividad biológica.
- Se debe favorecer la biodiversidad en el sistema productivo y su entorno.
- Mantener los animales de la granja con óptimas condiciones de alimentación y salud.
- Reciclar materiales de origen vegetal o animal para devolver nutrientes a la tierra y minimizar el uso de materiales sintéticos.
- No utilizar agroquímicos en la finca al menos 36 meses antes de la cosecha, y evitar la contaminación que las aplicaciones de agroquímicos en fincas convencionales vecinas puedan ocasionar a los cultivos orgánicos en desarrollo.
- El proceso de producción no debe influir negativamente en el medio ambiente.
Como se puede evidenciar, para que una finca sea certificada con producción orgánica debe seguir una serie de lineamientos ecológicos que garanticen la sostenibilidad del sistema y que el producto que llegará a manos del consumidor no contenga trazas de residuos sintéticos, es decir, implementar estrategias agroecológicas como fertilización orgánica, control biológico de plagas, labranza ecológica entre otras prácticas agroecológicas que el productor agrícola debe tomar en cuenta en su plan de manejo.
Consideraciones finales |
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De todas formas, estimados lectores, los productos agrícolas orgánicos deben producirse en agroecosistemas donde básicamente se evite el uso de fertilizantes y agroquímicos sintéticos y preparar los suelos con fertilizantes orgánicos por un período extenso de más de dos años previos a la siembra o plantación, es decir, más de tres años previos a la primera cosecha en el caso de cultivos perennes. Lo que se puede visualizar es que ninguna unidad de producción puede ser considerada como un ecosistema orgánico para exportar sus productos si no cumple con los requisitos antes mencionados, algo que realmente consideramos relevante para asegurar que los cultivos estén libres de residuos sintéticos.
Gracias por leer nuestro artículo, en la próxima entrega compartiremos un ejemplo, de cómo podría ser un plan de manejo orgánico en una finca ganadera.
Referencias bibliográficas |
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- Soto, M. (2001). Certificación de productos orgánicos: La garantía necesaria para insertarse en el mercado internacional. Comunica, 5 (17), p. 26-36.
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