Consideraciones sobre el sistema de labranza mínima

in r2cornell •  2 months ago 
Estimados lectores, el presente manuscrito pretende complementar la información brindada en el artículo anterior sobre labranza mínima, teniendo en cuenta que causó curiosidad en algunos lectores. Este tipo de técnicas posiblemente fueron utilizadas por nuestros antepasados ​​cuando no existía ningún tipo de implemento y maquinaria para la labranza del suelo, pero conforme la tecnología ha avanzado y la llegada de la revolución industrial este tipo de actividades son consideradas por algunos productores como obsoletas o improductivas, debido a que se han adaptado a los paquetes tecnológicos generados por las grandes empresas de agroinsumos, es claro que algunos agricultores desconocen los procesos naturales que ocurren en el suelo y la importancia que este tiene para la sostenibilidad de la producción agrícola y el ecosistema natural.

En este sentido, el efecto negativo que puede causar el uso indiscriminado de implementos para la labranza es la erosión del suelo, ya que pueden pulverizar las partículas de la superficie del suelo y al dejar el suelo expuesto a la acción del aire y del agua puede causar una erosión paulatina, debido a que el efecto se puede visualizar a mediano o largo plazo. Como ejemplo de esto podemos mencionar un hecho importante que fue compartido en el documental de Netflix llamado Kiss the Ground, donde señalan que en Estados Unidos en el año de 1930 se produjo un desastre ambiental en una de las zonas agrícolas, donde se empezó a generar una gran capa de polvo y parte de ese fenómeno fue provocado por los agricultores que estaban labrando con arados, los suelos de esas zonas comenzaron a degradarse y para esta situación se creó el servicio de conservación de suelos.

De lo mencionado anteriormente se puede evidenciar, que durante muchos años el suelo agrícola ha venido siendo manejado de manera inadecuada y es allí donde surge la necesidad de implementar técnicas tradicionales, agroecológicas, sustentables como queramos llamarlo, entre ellas, está la labranza mínima con la cual se busca reducir la pérdida de suelo y conservar la humedad, en este tipo de labranza se dejan en el suelo los residuos de la cosecha anterior, con lo cual se puede reducir considerablemente la erosión, ayudan al control de malezas, mantiene la humedad y aporta materia orgánica al suelo, aspectos que ya se habían mencionado en el artículo anterior.

Diseño realizado por @amestyj con imagen de dominio público tomada de Flickr

En este mismo orden de ideas, investigadores como Altieri, especialista en agroecología, mencionan que en sistemas de labranza donde se deja un alto porcentaje de residuos en el suelo, la humedad aumenta, ya que aumenta la filtración de agua y disminuye la evaporación, lógicamente esto debería incrementar el rendimiento en las zonas agrícolas, sobre todo en ecosistemas donde los suelos tienen baja capacidad para retener agua.

Además de estos beneficios, se pueden añadir los siguientes:

  • Favorece la estructura del suelo, gracias a la descomposición de la materia orgánica (residuos).
  • Aumenta lógicamente el contenido de materia orgánica esencial para la fertilidad del suelo, ya que aumenta la reserva de nutrientes para el crecimiento de las plantas.
  • Mantiene la actividad microbiológica que es fundamental para los procesos naturales del suelo.
En conclusión, estimados lectores, con la labranza mínima se reduce la labranza convencional y se favorece la acumulación de residuos orgánicos que influyen significativamente en los niveles de humedad del suelo, contenido de materia orgánica, velocidad de descomposición y población de microorganismos. Al dejar residuos en la superficie, puede generar una alta demanda de nitrógeno por parte de los microorganismos para la descomposición de la materia orgánica, lo que puede crear una deficiencia de este nutriente, que en ocasiones puede ser suplementado con nitrógeno para cubrir la demanda. Sin embargo, Navarro, Moral, Gómez y Mataix (1995), señalaron que cuando se ha utilizado la labranza mínima durante varios años, este sistema se estabiliza y la disponibilidad de nitrógeno no es tan diferente a la de la labranza convencional.

También se ahorra tiempo y dinero entre la cosecha de un cultivo y la siembra de otro, además también se ahorra dinero en las operaciones que realiza el tractor para la labranza convencional.

Hasta una próxima entrega, gracias por quedarte hasta el final.

Referencias bibliográficas
  • Altieri, M. (1999). Bases científicas de la agroecología para una agricultura sustentable. El libro está financiado parcialmente por Sustainable Agriculture Networking and Extension (SANE), un programa patrocinado por el PNUD, Nueva York.

  • Navarro, P; Moral, H; Gómez, L. y Matrix, B. (1995). Residuos orgánicos y agricultura. Spagrafic. Universidad de Alicante: España.

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