Dinámica de plantas arvenses en agroecosistemas

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Estimados lectores, dentro de los ecosistemas existen plantas que se adaptan perfectamente a las condiciones edafoclimáticas (suelo y clima) y algunas no aportan ninguna utilidad productiva que beneficie económicamente a los productores. Estas plantas tienen ciertas habilidades competitivas con los cultivos agrícolas que se establecen, lo que ocasiona el agotamiento de los recursos que son necesarios para el crecimiento de los cultivos, entre las habilidades competitivas se puede encontrar la cantidad de reservas acumuladas en órganos de propagación vegetativa que ayuda al rápido crecimiento del follaje, lo que permite un rápido aprovechamiento de los recursos del medio para su expansión sobre toda la superficie del suelo.

En este mismo orden de ideas se puede decir que en los ecosistemas agrícolas cuando las arvenses logran establecerse comienzan con una dinámica muy agresiva de competencia captando los recursos necesarios para el desarrollo de los cultivos como se mencionó en el apartado anterior, cuando cumple su etapa fenológica y llega a su etapa reproductiva algunas producen gran cantidad de semillas lo que asegura su descendencia y aumenta su cobertura dentro de la superficie a través de medios de diseminación como el viento, insectos y en superficies forrajeras los animales pueden ser un medio de diseminación ya que podrían consumir estas semillas y al defecar en otros potreros o superficies estas quedan en el suelo esperando las condiciones ideales para germinar.

Para que las malezas produzcan las semillas, debe ocurrir el proceso de polinización, la cual puede ser por autogamia (autopolinización) o alogamia, que es un tipo de polinización cruzada que puede ser beneficiada por el viento o por agentes polinizadores como los abejorros, esto permite que haya un intercambio de material genético, por así decirlo, entre diferentes especies de plantas, lo que les permite adaptarse a todo tipo de hábitats incluyendo los más desfavorables o perturbados.

En ese sentido, en ambientes perturbados o heterogéneos las malezas tienen la capacidad de adaptar su morfología y fisiología para enfrentar la diversidad ambiental presente en las condiciones naturales dentro de los ecosistemas agrícolas. El ingeniero agrónomo Leguizamón menciona que un ejemplo destacado de plasticidad incluye el tiempo que transcurre entre varias etapas del ciclo de crecimiento (emergencia – floración o maduración), el tipo de semillas que producen (nivel de latencia) y el tamaño relativo y la distribución de raíces y hojas.

Un aspecto importante que permite asegurar la descendencia de las malezas es la latencia o dormancia de las semillas, ya que las semillas pueden durar largos periodos en el suelo sin germinar, algunos autores señalan que la latencia de las semillas es un estado en el que las semillas viables no germinan debido a factores ambientales o a la dureza del tegumento que las recubre, por lo que el proceso de dormancia es considerado como el factor primordial que contribuye a la presencia continua de semillas de malezas en los suelos agrícolas.

Otro factor que influye en la germinación de las semillas de malezas es la profundidad en que se encuentra, pues cuando están a profundidades mayores a 2 cm aproximadamente los niveles de oxígeno disminuyen al igual que la ausencia de luz, entonces lógicamente las semillas que están en los primeros centímetros del suelo y tienen las condiciones ambientales ideales tienen la posibilidad de germinar porque cerca de la superficie se asegura la disponibilidad de recursos y reduce la probabilidad de competencia con las especies de germinación y establecimiento posteriores.

Finalmente, de acuerdo a lo antes mencionado, una de las prácticas utilizadas para el control de malezas es utilizar métodos de labranza que permitan sacar las semillas de los estratos más profundos del suelo a la superficie cuando tengan la humedad necesaria a través de la precipitación o riego germinen, para posteriormente utilizar herbicidas que permitan su control o métodos mecánicos con el uso de rotativas, esto posiblemente reducirá la incidencia de malezas. Lo ideal es aceptar que estas plantas son parte de los ecosistemas y trabajar incansablemente para mantenerlas controladas ya que por ser parte de la vegetación naturalmente es muy difícil erradicarlas, identifiquémoslo y estudiemos los posibles beneficios que pueden aportar a los sistemas agrícolas.

Gracias por leer nuestro artículo, hasta una próxima entrega.

Referencias bibliográficas
  • Leguizamón, E. (S. f). Las malas hierbas y el agrosocialista. Facultad de Ciencias Agrarias. UNR, Zavalla, Santa Fe. Argentina.

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