The Neapolitan band that greeted the arrival of the new millennium by releasing the album ‘que vendrà ’La vida
The first life of the 99 Posse lasted from 1991 until 2001. Then the stop, and the reunion in 2009. The Neapolitan group is still active today and last April released the single ‘Comanda la gang’. But let's take a step back, to May 2000 when the album ‘La vida que vendrà’ was released, the last one released before the members of the Neapolitan band shook hands and went their separate ways. To celebrate the birthday of the 99 Posse's frontman, Luca Persico aka ‘O Zulu, who turns 51 today, we republish Laura Centemeri's review of the album that appeared on our pages.
The 99 Posse are way ahead of the average of what is produced musically in Italy. They prove it with this album with its decidedly avant-garde electronic sound, combined with lyrics that are now uncensored photographs of social distortions, now sociological analyses worthy of a textbook. A combination - that between a sound that draws from the best of the international avant-garde, and lyrics that paint the reality of a country full of contradictions, such as Italy - that is a real breath of fresh air, in a musical panorama that tends more and more towards a retreat into minimalist themes, self-referentiality, individualism and the smoothing over, even musically, of edges and opportunities for conflict.
Conflict does not frighten the 99 Posse: it is their everyday life as musicians for whom music is the medium for a message of criticism of the system. But, mind you, although music is a medium, it is never sacrificed or put in the background. It is at one with its message, and, in turn, proposes a recovery of inspirations from the past mixed with the most driven modernity, testifying that it is possible to be an integral part of today's world without losing sight of those values of freedom, equality, fraternity, today put at risk by a development that - the Pope says it too, not just the old communists - puts the dignity of the individual at risk.
The discourse that the 99 Posse develop in these 74 minutes of music wants to speak to a wide audience, to anyone who, in the end, is uncomfortable today in a society governed more and more by the rules of polls and marketing.
A world that has lost the memory of words that for the 99 Posse, however, have never been more relevant. It starts with the enthralling prologue of ‘Begin now’ (‘Begin now to shout all the anger you have in your body, no, don't hold it back, begin now to remember, it's still not too late to start the future’); then we find ourselves unexpectedly immersed in the dub atmospheres of ‘Sfumature’, which highlight Meg's skill as she transforms her voice into a jazzy caress. This is a song that becomes reflective in the lyrics recited by Zulu's voice: ‘There's white, black and a thousand shades of colour in between, and in the middle there's us with our worlds in our heads, all hostile and dangerously bordering, we're a bit like paladins of justice, a bit like brigands, we're split and unequal, we're fragments of colour, shades within a picture to be finished’.
The single ‘L'anguilla’, on the other hand, takes us back to more tense atmospheres, with the words following each other with the rhythm of a machine gun: a song that is the manifesto of a philosophy of life of die-hards (‘You will never have me the way you want me’). ‘All'antimafia’, with a ‘scripted’ beginning, mocks in reggae rhythm the policemen who treat those who at most smoke a joint as criminals. The sound of ‘Esplosione imminente’ is decidedly rock, a sad picture of the war between the poor that is now underway and witnessed by the ever more pressing calls for ‘zero tolerance’.
One of the album's highlights is ‘Yankee go home’ where electronics are put at the service of a track closed by an unmissable sampling of Cossiga's voice claiming the nuclear agreements he made with the US without passing through Parliament.
Then there is the light-hearted rap of ‘Comuntwist’, or: what it means to be a communist today, and the ballad ‘Povera vita mia’, preceded by a Cilento folk song (later taken up in the song by Meg), about work, which today is not only no longer a right but also causes as many deaths as a war, thanks to a stopgap legislature (see temporary work) that fuels exploitation: ‘Temporary work is nothing more than the occasional provision of unskilled manual labour, exactly the case where the risk of an accident at work is fivefold, and all this has not happened, but has been conceived, planned and carried out by the bosses, in cahoots with the state decision-making apparatus, for whom the life of a proletarian is not worth - I am not saying nothing. but certainly not worth the cost of regular employment. complete with vocational training course'.
Master, proletarian: these are some of the words that, like the term unemployed, one tends to avoid in public discourse today. But the 99 Posse are not afraid of being old-fashioned, and so they close the disc with a cover of none other than Inti Illimani, or rather, with their anthem, the anthem of generations of communists, ‘El pueblo unido’, reinterpreted in a hip-hop key, with the wish that ‘serà mejor la vida que vendrà’.
La banda napolitana que saludó la llegada del nuevo milenio publicando el álbum «La vida que vendrà »
La primera vida de los 99 Posse duró desde 1991 hasta 2001. Después, el parón y el reencuentro en 2009. El grupo napolitano sigue activo en la actualidad y el pasado mes de abril lanzó el single «Comanda la gang». Pero demos un paso atrás, hasta mayo de 2000, cuando se publicó el álbum 'La vida que vendrá', el último publicado antes de que los miembros de la banda napolitana se dieran la mano y tomaran caminos separados. Para celebrar el cumpleaños del líder de los 99 Posse, Luca Persico alias 'O Zulu, que hoy cumple 51 años, volvemos a publicar la reseña que Laura Centemeri hizo del álbum en nuestras páginas.
Los 99 Posse están muy por delante de la media de lo que se produce musicalmente en Italia. Lo demuestran con este álbum de sonido electrónico decididamente vanguardista, combinado con letras que son ahora fotografías sin censura de distorsiones sociales, ahora análisis sociológicos dignos de un libro de texto. Una combinación -la de un sonido que bebe de lo mejor de la vanguardia internacional y unas letras que pintan la realidad de un país lleno de contradicciones, como es Italia- que supone un auténtico soplo de aire fresco, en un panorama musical que tiende cada vez más hacia el repliegue en temas minimalistas, la autorreferencialidad, el individualismo y la suavización, incluso musical, de aristas y oportunidades de conflicto.
El conflicto no asusta a los 99 Posse: es su día a día como músicos para los que la música es el soporte de un mensaje de crítica al sistema. Pero, atención, aunque la música sea un medio, nunca se sacrifica ni se pone en segundo plano. Es uno con su mensaje y, a su vez, propone una recuperación de inspiraciones del pasado mezcladas con la modernidad más impulsada, dando testimonio de que es posible ser parte integrante del mundo actual sin perder de vista esos valores de libertad, igualdad, fraternidad, hoy puestos en riesgo por un desarrollo que -lo dice también el Papa, no sólo los viejos comunistas- pone en riesgo la dignidad del individuo.
El discurso que los 99 Posse desarrollan en estos 74 minutos de música quiere hablar a un público amplio, a cualquiera que, en el fondo, se sienta incómodo hoy en una sociedad regida cada vez más por las reglas de las encuestas y el marketing.
Un mundo que ha perdido la memoria de las palabras que para los 99 Posse, sin embargo, nunca han sido más relevantes. Comienza con el apasionante prólogo de «Begin now» («Empieza ahora a gritar toda la rabia que tienes en el cuerpo, no, no te la guardes, empieza ahora a recordar, aún no es tarde para empezar el futuro»); después nos encontramos inesperadamente inmersos en las atmósferas dub de «Sfumature», que ponen de relieve la habilidad de Meg al transformar su voz en una caricia jazzística. Una canción que se vuelve reflexiva en la letra recitada por la voz de Zulu: «Hay blanco, negro y mil matices de color en medio, y en medio estamos nosotros con nuestros mundos en la cabeza, todos hostiles y peligrosamente limítrofes, somos un poco paladines de la justicia, un poco bandoleros, estamos divididos y somos desiguales, somos fragmentos de color, matices dentro de un cuadro por terminar».
El single 'L'anguilla', por su parte, nos devuelve a atmósferas más tensas, con las palabras sucediéndose a ritmo de metralleta: una canción que es el manifiesto de una filosofía de vida de acérrimos ('Nunca me tendrás como me quieres'). 'All'antimafia', con un comienzo «guionizado», se burla a ritmo de reggae de los policías que tratan como delincuentes a los que, como mucho, se fuman un porro. El sonido de «Esplosione imminente» (explosión inminente) es decididamente rockero, un triste retrato de la guerra entre pobres que está en marcha y de la que son testigos los llamamientos cada vez más apremiantes a la «tolerancia cero».
Uno de los puntos álgidos del álbum es «Yankee go home», donde la electrónica se pone al servicio de un tema cerrado por un sampling imperdible de la voz de Cossiga reivindicando los acuerdos nucleares que hizo con Estados Unidos sin pasar por el Parlamento.
Luego está el rap desenfadado de 'Comuntwist', o: qué significa ser comunista hoy, y la balada 'Povera vita mia', precedida de una canción folclórica de Cilento (retomada luego en la canción por Meg), sobre el trabajo, que hoy no sólo ha dejado de ser un derecho sino que causa tantas muertes como una guerra, gracias a una legislatura de parcheo (véase trabajo temporal) que alimenta la explotación: «El trabajo temporal no es más que el suministro ocasional de mano de obra no cualificada, exactamente el caso en que el riesgo de accidente laboral se quintuplica, y todo esto no ha sucedido, sino que ha sido concebido, planificado y realizado por la patronal, en connivencia con el aparato decisorio del Estado, para quien la vida de un proletario no vale -no digo nada sino segura
Luego está el rap desenfadado de 'Comuntwist', o: qué significa ser comunista hoy, y la balada 'Povera vita mia', precedida de una canción folclórica de Cilento (retomada después en la canción por Meg), sobre el trabajo, que hoy no sólo ha dejado de ser un derecho sino que causa tantas muertes como una guerra, gracias a una legislatura de parcheo (véase el trabajo temporal) que alimenta la explotación: «El trabajo temporal no es más que el suministro ocasional de mano de obra no cualificada, exactamente el caso en que el riesgo de accidente laboral se quintuplica, y todo esto no ha sucedido, sino que ha sido concebido, planificado y llevado a cabo por la patronal, en connivencia con el aparato decisorio del Estado, para quien la vida de un proletario no vale -no digo nada. pero desde luego no vale lo que cuesta un empleo regular. completo con curso de formación profesional».
Maestro, proletario: éstas son algunas de las palabras que, como el término desempleado, se tiende a evitar en el discurso público hoy en día. Pero los 99 Posse no temen estar pasados de moda, y por eso cierran el disco con una versión de nada menos que Inti Illimani, o mejor dicho, con su himno, el himno de generaciones de comunistas, 'El pueblo unido', reinterpretado en clave hip-hop, con el deseo de que 'serà mejor la vida que vendrà'.
Source images / Fuente imágenes: 99Posse.
Fuentes consultadas (de mi propiedad) para la elaboración del presente artículo. Algunos párrafos pueden estar reproducidos textualmente.
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