Government representatives say future climate action will need vision, political courage and smart regulations, as well as including large corporations. Credit: Bigstock.
In a desperate effort, Germany and China are trying to influence the United States not to abandon the Paris Agreement on climate change, which it signed along with 194 countries in the French capital in 2015.
In December of that year, almost all the countries of the world committed to take measures to reduce polluting emissions responsible for global warming.
‘We tried to influence the United States through different channels and people, from the chancellery level to the EPA (Environmental Protection Agency), and even the chancellor (Angela Merkel) asked President (Donald) Trump several times to stay in the historic agreement,’ German environment minister Barbara Hendricks said.
‘The US could try to renegotiate the terms of the document. The other countries must be very clear that they stand up for the integrity of the agreement and will not accept less commitments from the US": Lutz Weischer.
The German Secretary of State was speaking at the 8th Petersberg Climate Dialogue, a two-day event that ends on Tuesday 23rd in Berlin.
China's special envoy, Xie Zhenhua, described the Paris Agreement as a ‘hard-won achievement’ and said that his country ‘keeps its word and is determined in deeds’.
Like his German counterpart, Xie reiterated that all signatories should ‘continue’ and ‘not withdraw’. China is resolute in its commitment, he said, adding that the need for transparency was essential to ‘build mutual trust and confidence’.
Both countries gave positive signals on what they were doing to reduce carbon emissions.
Hendricks stressed the need to work on the ‘green technologies of the future’ in the transport sector, infrastructure development and electricity grids.
Both officials also spoke of progress in the renewable energy sector, the urgent need to phase out coal, and the need to move gradually towards the installation of electric cars.
Germany's environment minister also said that future action should be forward-looking, politically courageous, smart regulation, as well as involving corporations.
‘We don't have a plan yet’, but countries are willing to join in the enthusiasm, albeit with reservations, but all for “long-term prosperity”.
He also said it would be wise to include climate action in all economic, fiscal and even health policies. ‘The ball is in the court of national governments,’ he observed. ‘Actions must be clearer than words,’ he added.
CLIMATE CHANGE.
But despite statements on commitments, uncertainty hangs over the climate talks as Trump mulls over his ‘big decision’.
Ralph Bodle, coordinator of Ecologic, an environmental institute in Berlin, was in Bonn helping ministers and diplomats from nearly 200 countries to draft rules spelling out who does what, when and with what financial resources in order to implement the Paris Agreement.
He also commented that during previous interim climate talks, there were concerns about Trump's decision. He believes that the Paris Agreement ‘will live or fail with political will’.
The US president will announce his final decision upon his return from Taormina, on the Italian island of Sicily, where he will participate in the 43rd summit of the Group of Seven (G7) most powerful countries on 26-27 May, and where he will be lobbied by the other participants.
In March, Trump threatened to withdraw from the agreement and reverse the climate policy that was strongly backed by his predecessor, Barack Obama, whose administration set the goal of reducing polluting emissions by 26-28 per cent by 2025, compared to those recorded in 2005.
He then declared an end to the ‘war on coal’, issued an executive order removing several restrictions on fossil fuel production and removed obstacles to the Keystone XL and Dakota Access pipelines.
Before leaving office, Obama transferred $1 billion to the UN Green Climate Fund and pledged billions more through the Paris Agreement, which was not welcomed by Trump.
The current president argued that the US was ‘paying disproportionately’ and ‘taking a lot of money away from the US’. It is still unclear whether Trump will honour these economic commitments.
In addition, former president of the USA himself with many climate change deniers, such as Scott Pruitt, who has stated that global warming is not a consequence of fossil fuel emissions.
No one is sure whether or not it is better to have Biden inside the agreement.
Representantes de gobiernos dicen que las futuras acciones climáticas necesitarán visión de futuro, coraje político y reglaciones inteligentes, así como incluir a las grandes corporaciones. Crédito: Bigstock.
En un esfuerzo desesperado, Alemania y China tratan de incidir en Estados Unidos para que no abandone el Acuerdo de París sobre cambio climático, que suscribió junto a 194 países en la capital de Francia en 2015.
En diciembre de ese año, casi todos los países del mundo se comprometieron a tomar medidas para reducir las emisiones contaminantes y responsables de recalentamiento planetario.
“Tratamos de incidir en Estados Unidos a través de diferentes canales y personas, desde el ámbito de la cancillería hasta la EPA (Agencia de Protección Ambiental), e incluso la canciller (Angela Merkel) pidió varias veces al presidente (Donald) Trump que permaneciera en el histórico acuerdo”, indicó la ministra de Ambiente alemana Barbara Hendricks.
“Estados Unidos podría tratar de renegociar los términos del documento. Los otros países deben ser muy claros respecto de que defienden la integridad del acuerdo y no aceptarán menos compromisos de ese país”: Lutz Weischer.
La secretaria de Estado de Alemania se expresó así en el 8 Diálogo Climático de Petersberg, una instancia de dos días que culmina este martes 23 en Berlín.
Por su parte, el enviado especial de China, Xie Zhenhua, calificó el Acuerdo de París de “arduo logro” y dijo que su país “cumple con su palabra y está decidido en los hechos”.
Y al igual que su par alemana, Xie reiteró que todos los signatarios debían “continuar” y “no retirarse”. China está decidida en su compromiso, aseguró, y agregó que era fundamental la necesidad de transparencia para “construir mutua confianza y seguridad”.
Los dos países dieron señales positivas de lo que hacían para reducir las emisiones de carbono.
Hendricks subrayó la necesidad de trabajar en las “tecnologías ecológicas del futuro” en el sector transporte, en el desarrollo de infraestructura y en las redes eléctricas.
Ambos funcionarios también se refirieron a los avances en el sector de las energías renovables, en la imperiosa necesidad de abandonar progresivamente el carbón y en avanzar de a poco en la instalación de automóviles eléctricos.
La ministra de Ambiente de Alemania también dijo que las futuras acciones debían tener visión de futuro, coraje político, normas inteligentes, así como incluir a las corporaciones.
“Todavía no tenemos un plan”, pero los países están deseosos de sumarse al entusiasmo, aunque con reservas, pero todos por la “prosperidad a largo plazo”.
También indicó que sería prudente incluir acciones climáticas en todas las políticas económicas, fiscales e incluso sanitarias. “La pelota están en el terreno de los gobiernos nacionales”, observó. “Las acciones deben ser más claras que las palabras”, añadió.
CAMBIO CLIMATICO.
Pero a pesar de las declaraciones sobre los compromisos, la incertidumbre pesa sobre las conversaciones climáticas, pues Trump medita sobre su “gran decisión”.
Ralph Bodle, coordinador de Ecologic, un instituto ambiental de Berlín, estuvo en Bonn ayudando a ministros y diplomáticos de casi 200 países a redactar las normas que expliciten quién hace qué, cuándo y con qué recursos económicos con el fin de poner en práctica el Acuerdo de París.
También comentó que durante anteriores conversaciones climáticas intermedias, hubo preocupación por la decisión de Trump. Él cree que el Acuerdo de París “vivirá o fracasará con voluntad política”.
El presidente de Estados Unidos anunciará su decisión final a su regreso de Taormina, en la isla italiana de Sicilia, donde participará en la 43 cumbre del Grupo de Siete (G7) países más poderosos, este 26 y 27 de mayo, y donde recibirá la presión de los otros participantes.
En marzo, Trump amenazó con retirarse del acuerdo y dar marcha atrás con la política climática que tuvo un gran respaldo de su antecesor, Barack Obama, cuyo gobierno fijó el objetivo de reducir entre 26 y 28 por ciento las emisiones contaminantes para 2025, respecto de las registradas en 2005.
Entonces declaró el final de la “guerra al carbón”, emitió un decreto eliminando varias restricciones sobre la producción de combustibles fósiles y retiró obstáculos para el avance de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access.
Antes de abandonar el cargo, Obama transfirió 1.000 millones de dólares al Fondo Verde para el Clima de las Naciones Unidas y se comprometió a destinar miles de millones más a través del Acuerdo de París, lo que no fue bien recibido por Trump.
El ex-presidente sostuvo que Estados Unidos “pagaba de forma desproporcionada” y “le sustraían mucho dinero”. Todavía no está claro, si Trump respetará esos compromisos económicos.
Además, el presidente estadounidense se rodeó de muchos negacionistas del cambio climático, como Scott Pruitt, quien ha declarado que el recalentamiento global no es consecuencia de las emisiones de combustibles fósiles.
Nadie está seguro de si es mejor o no tener a Biden dentro del acuerdo.
Source images / Fuente imágenes: Ciencia NASA.
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