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Hace algún tiempo, en el lugar donde solía vivir, hubo una fiebre de vendedores de jugo de naranja, en cada esquina siempre encontrabas a alguien vendiendo jugo de naranja natural. Tenían sacos y sacos de naranjas y las picaban y vendían el jugo con hielo o natural.
Muchas veces era un poco ácido y otras era totalmente dulce. También solían vender jarras de jugo de naranja. Muchos decían que era una pérdida comprar el jugo de naranja en jarra ya que según los estudios, la vitamina C se descomponía. En realidad, nunca supe si era cierto o no, pero puedo asegurarles que era muy rico tener una jarra de jugo de naranja en el almuerzo.
Aunque, lo peculiar de todo, era que usaban los sacos de naranjas para llenarlos con las conchas de las naranjas exprimidas. Supuse en ese entonces que serían personas conscientes y que los desperdicios los ordenaban para luego deshacerse de ellos de una manera más limpia. Pero la verdadera razón era otra, en realidad, había una persona que recogía los sacos llenos de cáscaras.
No fue sino hasta unos años después que me enteré para qué se usaban las conchas de naranjas que recogían esas personas.
Para ese entonces, también había otra cosa que se hizo (como se dice hoy en día) viral. La venta y consumo de miel de abeja. Yo en ese entonces estaba en la moda de comer cosas más naturales, entre ellas, la miel de abeja. Sin embargo, había un problema, la miel que uno compraba muchas veces no era auténtica.
Sí, así como oyen. Generalmente ese tipo de miel se cristalizaba, o así decían que sucedía. De pronto la miel se hacía sólida y todo el mundo decía que era falsa ya que estaba hecha de caramelo de azúcar.
Y para hacerla más real o para que las personas cayeran en la estafa, los vendedores colocaban pedazos de panal o incluso abejas muertas para hacer creer a los incautos que compraban miel auténtica.
Yo llegué a ser uno de ellos, no obstante, otros comentaban que colocar las botellas de miel cristalizadas en baño de María, volvería a hacer que la miel se hiciera líquida.
Otros decían que había tipos de miel que se endurecían, la verdad es que no sé quién tenía razón.
Volviendo nuevamente a las naranjas o mejor dicho a las conchas de naranjas, era que estos extraños compradores o timadores, compraban las conchas de naranjas para hacer miel. ¿¡Qué tal!?
Pues así me enteré, los timadores cocinaban estas conchas en grandes pailas y quizas le añadían azúcar. En el proceso la concha emanaba una sustancia pegajosa y cristalina. La cocción era larga y finalmente el producto final era una sustancia similar a la miel. Obviamente era mucho más barato hacer la miel de esta manera.
Y esto no terminaba aquí. Los timadores se vestían de campesinos, con ropa vieja y usaban incluso sandalias viejas y cargaban sobre sus hombros sacos de botellas con la sustancia producida y engañaban a las personas diciendo que venían del campo, asegurando que traían miel de abeja pura.
Lo más probable es que yo haya sido uno de los timados. Sin embargo, la fiebre disminuyó y los vendedores desaparecieron, posiblemente hayan sido descubiertos. ¿Quién sabe?
Increible ¿No? ¿Alguno de ustedes cayó en esto?
Para aquellos, como yo, que no conocemos si la miel es real o no, aquí dejo un poco de conocimiento de la calle.
La sabiduría comunal indica que podemos reconocer una miel verdadera de tres formas:
En un vaso con un poco de agua, vertemos un poquito de miel y al revolverla en el agua, ésta se debe disolver por completo sin dejar ningún residuo. La falsa se asienta en el fondo.
Si untamos un poco de miel entre el dedo índice y el pulgar, ésta se debe disolver y crear una capa grasosa entre ambos dedos, si es falsa se siente pegajosa.
Si untamos un poco de miel en un papel y acercamos por debajo un encendedor, ésta no debe quemarse. Obviamente debemos hacer que la llama lama un poco el papel y no dejarla fija bajo éste.
Hasta la próxima.
Gracias por visitar mi blog
Some time ago, in the place where I used to live, there was a rush of orange juice sellers, on every corner you would always find someone selling natural orange juice. They had sacks and sacks of oranges and they would chop them up and sell the juice on the rocks or plain.
Many times it was a little sour and other times it was totally sweet. They also used to sell jugs of orange juice. Many said it was a waste to buy orange juice in a jug because according to studies, the vitamin C would break down. Actually, I never knew if it was true or not, but I can assure you that it was very tasty to have a jug of orange juice at lunch.
Although, the peculiarity of it all, was that they used the orange sacks to fill them with the shells of the squeezed oranges. I assumed at the time that they would be conscientious people and that they would sort out the waste and then dispose of it in a cleaner way. But the real reason was different, there was actually a person who collected the sacks full of peels.
It wasn't until a few years later that I learned what the orange peels collected by those people were used for.
By then, there was also something else that went (as they say today) viral. The sale and consumption of bee honey. I at the time was in the vogue of eating more natural things, among them, bee honey. However, there was a problem, the honey you bought was often not authentic.
Yes, just as you hear. Usually that type of honey crystallized, or so they said it did. Suddenly the honey became solid and everybody said it was fake because it was made of sugar candy.
And to make it more real or to make people fall for the scam, the sellers would put pieces of honeycomb or even dead bees to make the unwary believe they were buying real honey.
I became one of them, however, others commented that placing the bottles of crystallized honey in a water bath would make the honey liquid again.
Others said that there were types of honey that hardened, the truth is that I don't know who was right.
Going back to the oranges again, or rather the orange shells, was that these strange buyers or scammers were buying the orange shells to make honey. How about that?
Well, that's how I found out, the hustlers would cook these shells in large pots and perhaps add sugar to them. In the process the shell emanated a sticky, crystalline substance. The cooking was long and finally the end product was a honey-like substance. Obviously it was much cheaper to make honey this way.
And it didn't end there. The swindlers dressed like peasants, with old clothes and even wore old sandals and carried on their shoulders sacks of bottles with the substance produced and deceived people by saying that they came from the countryside, claiming that they were bringing pure bee honey.
Most likely, I was one of those who had been swindled. However, the fever subsided and the sellers disappeared, possibly having been discovered. Who knows?
Incredible, isn't it? Did any of you fall for it?
For those, like me, who don't know if the honey is real or not, here is a bit of street knowledge.
Communal wisdom indicates that we can recognize a real honey in three ways:
In a glass with a little water, we pour a little bit of honey and when we stir it into the water, it should dissolve completely without leaving any residue. The false settles at the bottom.
If we spread a little honey between the index finger and thumb, it should dissolve and create a greasy layer between the two fingers, if it is fake it feels sticky.
If we spread some honey on a piece of paper and put a lighter underneath, it should not burn. Obviously we must make the flame lick the paper a little and not leave it fixed under it.
Hope, see you next time...