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Los mangos están floreando.
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¡Qué alegría y esperanza reflejan los ojos del campesino y de sus hijitos, al ver como el árbol de mango florea!
Diversas manifestaciones se hacen presentes, como cuando el policía gordito Manuel Hernández, de enorme barriga y apetito voraz, limpia su solar con afán y denuedo.
La señora Gladys se extasía viendo su florido árbol, y ahora pasa más tiempo debajo de sus sombras ópimas.
El profesor Andrés Eloy y su vecino Rafael riegan esas plantas no menos de 4 veces al día, y doña Oya, como le dice el gracioso niño Matías a una vecina, vigila con mayor cuidado su solar.
Claro, los mangos son un bocado exquisito y nutritivo que hará las delicias de los pobladores durante, por lo menos, los 2 o 3 meses próximos.
Ya veré a mi hermano Juan Chicharrón buscando unas 20 unidades diarias donde nuestra hermana Carmen.
Los vendedores exhibirán su mercancía y sus productos derivados, como jalea, jugo y dulce.
Los mangos se acercan, y la dicha tambien.
A Dios las gracias.