We human beings are often divided by our beliefs and disbeliefs, among other things, in life. We distinguish ourselves through them even though we are all human, whether they be political, social, cultural, or religious. Everybody loves, longs for, and mourns the loss of individuals they care about.
We are seeing increasingly polarizing and contentious times. Not only to ourselves, but also to the humanity we all share. By dividing ourselves, we will never experience wholeness and will never completely achieve our potential. Everyone is not an island. Since completion was the original definition of perfection, I suppose perfect love is also wholeness. By the way, this is one route to redemption.
While it only lasts for a brief period as our lives continue, when we feel this wholeness, we are as close to perfection and completion as we will ever be. We can start living our lives fully once we've healed completely. The ultimate gift, the best of all gifts, is life. Pick life, then.
The goal of the spiritual life, the religion of love, and genuine collective spirituality is to bring about this. Living in pure love is what it means to say this. Not flawlessness, as we frequently believe, but perfection. On the contrary, perfect love is real; it focuses on exposing our flaws, scars, and imperfections in order to reveal our true selves.
How do we, however, become whole, flawless, and complete? How do we achieve a state of unity with God, life, and our selves? It all starts with being fully present in our work and letting go of our own and other people's stress and fear. It's important to approach situations gently, to be authentic in all we do, to nearly not focus too hard, and to see through soft eyes rather than entering situations with force. By becoming who we are and acting naturally in the way that we do.
Without being at peace with ourselves, one another, life, and whatever force we perceive to be the driving force behind all existence, we cannot be genuinely entire or complete. Real independence from others is impossible for us. To have a spiritual life, true fellowship is essential. To fully become who we are, we require the correct relationships. The free spiritual groups I serve have this as their goal, in my opinion. It's true that we should develop into our true selves, but this cannot be accomplished in a vacuum.
Los seres humanos a menudo estamos divididos por nuestras creencias e incredulidades, entre otras cosas, en la vida. Nos distinguimos a través de ellos a pesar de que todos somos humanos, ya sean políticos, sociales, culturales o religiosos. Todos aman, anhelan y lloran la pérdida de las personas que les importan.
Estamos viendo tiempos cada vez más polarizados y polémicos. No solo para nosotros, sino también para la humanidad que todos compartimos. Al dividirnos, nunca experimentaremos la totalidad y nunca alcanzaremos completamente nuestro potencial. Todo el mundo no es una isla. Dado que la terminación era la definición original de perfección, supongo que el amor perfecto también es totalidad. Por cierto, esta es una ruta a la redención.
Si bien solo dura un breve período a medida que nuestras vidas continúan, cuando sentimos esta totalidad, estamos tan cerca de la perfección como nunca lo estaremos. Podemos comenzar a vivir nuestras vidas plenamente una vez que nos hayamos curado por completo. El último regalo, el mejor de todos los regalos, es la vida. Elige la vida, entonces.
La meta de la vida espiritual, la religión del amor y la genuina espiritualidad colectiva es lograr esto. Vivir en amor puro es lo que significa decir esto. No la impecabilidad, como solemos creer, sino la perfección. Por el contrario, el amor perfecto es real; se enfoca en exponer nuestros defectos, cicatrices e imperfecciones para revelar nuestro verdadero ser.
Sin embargo, ¿cómo llegamos a ser íntegros, impecables y completos? ¿Cómo logramos un estado de unidad con Dios, la vida y con nosotros mismos? Todo comienza con estar plenamente presente en nuestro trabajo y dejar ir el estrés y el miedo propios y ajenos. Es importante abordar las situaciones con delicadeza, ser auténtico en todo lo que hacemos, casi no enfocarnos demasiado y ver con ojos suaves en lugar de entrar en situaciones con fuerza. Convirtiéndonos en quienes somos y actuando con naturalidad de la forma en que lo hacemos.
Sin estar en paz con nosotros mismos, con los demás, con la vida y con cualquier fuerza que percibamos como la fuerza impulsora detrás de toda existencia, no podemos ser genuinamente íntegros o completos. La independencia real de los demás es imposible para nosotros. Para tener una vida espiritual, la verdadera comunión es esencial. Para convertirnos plenamente en lo que somos, necesitamos las relaciones correctas. Los grupos espirituales libres a los que sirvo tienen este objetivo, en mi opinión. Es cierto que debemos desarrollarnos en nuestro verdadero ser, pero esto no se puede lograr en el vacío.
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