Do you ever find yourself losing sight of your Christian faith? This can happen when our hearts become hardened and we prioritize our own desires over God's commands. But sometimes, distractions can creep in even when we are doing good and righteous things.
Despite our various efforts such as church volunteering, joining small groups, and consistent devotional reading, our focus may still divert from our ultimate goal of deepening our relationship with God.
In the twelfth chapter of John, a diverse group of individuals is introduced. Martha can be found actively preparing a meal for Jesus and the other guests, while Lazarus is rested comfortably at the table. However, Judas Iscariot's intentions are far from pure, as his heart is corrupted with a desire for stolen funds originally meant for the less fortunate. Nevertheless, this story is not centered around any of these personalities.
The spotlight is on Mary of Bethany and her devotion to the Lord Jesus in this tale, urging us to pay full attention.
Mary's devotion to Jesus is unparalleled. She sees Him with crystal clear clarity and is awestruck by His majesty, strength, and loveliness. Her heart and mind are unencumbered by distractions and doubts, allowing her to give herself fully to Him. Do we possess the same depth of love for Christ that compels us to follow in her footsteps?
Mary displayed immense love and devotion towards Jesus, something Judas criticized as being excessive. However, Jesus rebuffed Judas' accusation, knowing that Mary's love flowed from a heart brimming with adoration for God and Christ's unparalleled beauty. Her love was extravagant, and its cost was high.
As believers, may we continue to honor the Lord with our unwavering commitment and generosity. However, we must never let our service become an obstacle or a substitute for our heartfelt adoration of Him. Take a moment to contemplate the priceless value and marvel of Jesus today, and let your soul be lifted with thanksgiving and admiration.
Begin by emanating love, then extend it towards others and serve them wholeheartedly as a sincere token of gratitude and devotion.
¿Alguna vez te encuentras perdiendo de vista tu fe cristiana? Esto puede suceder cuando nuestros corazones se aguanten y prioricemos nuestros propios deseos sobre los mandamientos de Dios. Pero a veces, las distracciones pueden aparecer incluso cuando estamos haciendo cosas buenas y rectas.
A pesar de nuestros diversos esfuerzos, como el voluntariado en la iglesia, la unión de grupos pequeños y la lectura devocional constante, nuestro enfoque aún puede desviarse de nuestro objetivo final de profundizar nuestra relación con Dios.
En el capítulo doce de Juan, se presenta un grupo diverso de individuos. Se puede encontrar a Marta preparando activamente una comida para Jesús y los demás invitados, mientras que Lázaro descansa cómodamente en la mesa. Sin embargo, las intenciones de Judas Iscariote están lejos de ser puras, ya que su corazón está corrompido por el deseo de robar fondos originalmente destinados a los menos afortunados. Sin embargo, esta historia no se centra en ninguna de estas personalidades.
El centro de atención está en María de Betania y su devoción al Señor Jesús en este relato, instándonos a prestar toda nuestra atención.
La devoción de María a Jesús no tiene paralelo. Ella lo ve con claridad cristalina y está asombrada por su majestad, fuerza y hermosura. Su corazón y su mente están libres de distracciones y dudas, lo que le permite entregarse completamente a Él. ¿Poseemos la misma profundidad de amor por Cristo que nos impulsa a seguir sus pasos?
María mostró un inmenso amor y devoción hacia Jesús, algo que Judas criticó por excesivo. Sin embargo, Jesús rechazó la acusación de Judas, sabiendo que el amor de María brotaba de un corazón rebosante de adoración por Dios y la belleza incomparable de Cristo. Su amor fue extravagante, y su costo fue alto.
Como creyentes, que podamos continuar honrando al Señor con nuestro compromiso y generosidad inquebrantables. Sin embargo, nunca debemos permitir que nuestro servicio se convierta en un obstáculo o un sustituto de nuestra sincera adoración a Él. Toma un momento para contemplar el valor invaluable y la maravilla de Jesús hoy, y deja que tu alma se eleve con acción de gracias y admiración.
Empieza por emanar amor, luego extiéndelo hacia los demás y sírvelos de todo corazón como muestra sincera de gratitud y devoción.