Blessings Always Follow Obedience

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Little petitions made to the Lord are frequently used as stepping stones to some of life's most spectacular benefits. Simon Peter serves as an example of what might occur when we answer God's call.

One day, Jesus was preaching in front of a sizable crowd (Luke 5:1-11). In order to address the crowd from a floating platform using Peter's boat, the Lord requested that the future apostle push the boat a short distance from land (Luke 5:3). This request is not particularly noteworthy in and of itself. But Peter's acquiescence with His request opened the door for a blessing that would change his life. We can also learn from his example how crucial it is to obey God in even the most minor circumstances.

The first benefit of Peter's obedience was that the raucous throng could now plainly hear what Jesus was saying. After the instruction, the Lord gave Peter another chance to respond positively or negatively by telling him to "Put out into the deep ocean and let down your nets for a catch" (Luke 5:4). Peter may have been inclined to say no this time. He was, after all, a skilled fisherman. He spent the entire night searching for a catch, but he came up empty-handed. He was being asked to go fishing once more by this young teacher, who was a carpenter and not a fisherman.

The soon-to-be disciple made the decision to follow the Lord and leave the results of his choice to Him.
Yet, observe what occurred as a result of Peter's obedience: Jesus showed off His authority and might. It's possible that Peter and his colleagues believed their efforts had been in vain when the day first began. But when they dragged in not one, but two overflowing boatloads of fish, they were completely astounded and had to stop (Luke 5:7). The group as a whole, as well as the life of one of the fishermen, was changed as a result of their group's response to the Lord's plea.

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Las pequeñas peticiones hechas al Señor se usan con frecuencia como peldaños hacia algunos de los beneficios más espectaculares de la vida. Simón Pedro sirve como ejemplo de lo que puede ocurrir cuando respondemos al llamado de Dios.

Un día, Jesús estaba predicando frente a una gran multitud (Lucas 5:1-11). Para dirigirse a la multitud desde una plataforma flotante utilizando la barca de Pedro, el Señor pidió que el futuro apóstol empujara la barca a una distancia corta de tierra (Lc 5,3). Esta solicitud no es particularmente notable en sí misma. Pero la aquiescencia de Pedro con Su pedido abrió la puerta para una bendición que cambiaría su vida. También podemos aprender de su ejemplo cuán crucial es obedecer a Dios incluso en las circunstancias más insignificantes.

El primer beneficio de la obediencia de Pedro fue que la multitud ruidosa ahora podía escuchar claramente lo que Jesús estaba diciendo. Después de la instrucción, el Señor le dio a Pedro otra oportunidad de responder positiva o negativamente diciéndole: "Rema mar adentro y echad vuestras redes para pescar" (Lucas 5:4). Peter puede haber estado inclinado a decir que no esta vez. Él era, después de todo, un hábil pescador. Pasó toda la noche buscando una captura, pero no encontró nada. Este joven maestro, que era carpintero y no pescador, le pedía que fuera a pescar una vez más.

El futuro discípulo tomó la decisión de seguir al Señor y dejarle a Él los resultados de su elección.
Sin embargo, observe lo que ocurrió como resultado de la obediencia de Pedro: Jesús mostró Su autoridad y poder. Es posible que Peter y sus colegas creyeran que sus esfuerzos habían sido en vano cuando comenzó el día. Pero cuando arrastraron no uno, sino dos botes llenos de pescado, quedaron completamente atónitos y tuvieron que detenerse (Lucas 5: 7). El grupo en su conjunto, así como la vida de uno de los pescadores, cambió como resultado de la respuesta de su grupo a la súplica del Señor.