A pungent line in the Lord's prayer has to do with temptation. Jesus taught the disciples to pray, "And do not lead us into temptation, but deliver us from evil. For yours is the kingdom and the power and the glory forever. Amen." Mathew 6:13 NKJV. For a starter, those who would overcome temptation must understand dynamics. Here is a good place to illustrate with the story of the man of God who was sent to deliver a prophetic message at bethel.
After delivering the message, he began his return journey through a different route as the Lord instructed him. Midway throught his journey he was found seated under an oak tree. That was where a man who introduced himself also as a prophet met him. He invited him for dinner which he initially turned down. However, upon further persuasion he went and ate. He yeilded to the temptation which would prove fatal eventually.
Temptation came to him in an area of need. It is not far-fetched to reason that after the long journey, he was tired and hungry. It was only after Jesus had fasted for 40 days and 40 nights that the tempter ask him to turn stones to bread. Satan brought that temptation because he knew Jesus was hungry. When you are desperately in need, temptation may be lurking around the corner.
Secondly, temptation can strike twice in the same place. The old prophet was not the first to offer the man of God refreshment; the king did that earlier. Incidentally, when temptation comes the second time in the same area, it is more subtle and more powerful. Prayer remains the most potent weapon to fight temptation. We must watch and pray.
Good Morning to the World 😊
Una línea punzante en la oración del Señor tiene que ver con la tentación. Jesús enseñó a los discípulos a orar: "Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén". Mateo 6:13 NVI. Para empezar, aquellos que vencen la tentación deben entender la dinámica. Aquí hay un buen lugar para ilustrar con la historia del hombre de Dios que fue enviado a entregar un mensaje profético en Bethel.
Después de entregar el mensaje, emprendió su viaje de regreso por una ruta diferente, tal como el Señor le indicó. A la mitad de su viaje lo encontraron sentado debajo de un roble. Allí fue donde se encontró con un hombre que se presentó también como profeta. Lo invitó a cenar, lo que inicialmente rechazó. Sin embargo, tras una mayor persuasión, fue y comió. Cedió a la tentación que eventualmente resultaría fatal.
La tentación vino a él en un área de necesidad. No es descabellado pensar que después del largo viaje, estaba cansado y hambriento. Fue solo después de que Jesús hubo ayunado durante 40 días y 40 noches que el tentador le pidió que convirtiera las piedras en pan. Satanás trajo esa tentación porque sabía que Jesús tenía hambre. Cuando estás desesperadamente necesitado, la tentación puede estar al acecho a la vuelta de la esquina.
En segundo lugar, la tentación puede atacar dos veces en el mismo lugar. El viejo profeta no fue el primero en ofrecer refrigerio al hombre de Dios; el rey lo hizo antes. Por cierto, cuando la tentación llega por segunda vez en la misma zona, es más sutil y poderosa. La oración sigue siendo el arma más poderosa para combatir la tentación. Debemos velar y orar.