Intergalactic PopStar Idol [SPA/ENG]

in blurtstory •  3 years ago 


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Cada tetraciclo estelar, en pleno centro de la Vía Láctea, suelen reunirse cientos de aspirantes de todas las partes de la galaxia con el objeto de audicionar en el gran evento en donde se elige al nuevo ídolo y estrella del pop, el majestuoso Intergalactic PopStar Idol.

Televisado en más de mil planetas. Llegando a los puntos más recónditos de la galaxia misma.

Mientras los organizadores del evento se encargaban de todo lo relacionado con las promociones y patrocinadores. El gran salón de espera estaba totalmente repleto de extrañas criaturas alienígenas provenientes de cientos de mundos, sin embargo, había una en especial que rayaba en lo particular, un cefalópodo langostino del planeta Artropoide.

Era muy bajo de estatura y temblaba nervioso ante lo impresionantes que eran las otras especies que aguardaban pacientemente su turno.

“Parece que alguno de ustedes trajo algún tipo de alimaña de su planeta,” expresó con una mueca, un distinguido y flamante ser, haciéndose notar aún más entre los demás participantes.

El solaris, como solían ser llamados estos seres, no solo era alto y elegante, también tenía la capacidad de hacer brillar su piel, reflejando un caleidoscopio de colores cuando recibía la luz de los reflectores.

Intrigados, los otros participantes echaron una mirada a su alrededor.

“Posiblemente alguien olvidó su mascota,” respondió un venusino sorprendido de ver una criatura tan repugnante entre ellos.

“Deberían llamar al control de pestes,” agregó un tercero mirando sobre sus hombros. Era un Alfacentauris que se ocupaba en afinar su instrumento de cuerdas xandariano.

De inmediato todo el salón se llenó de carcajadas.

“Ta-tam-bién so-soy un a-aspirante a ppp-pop-star,” tartamudeó el pequeño langostino.

“Olvídalo chico”, respondió un con voz grave un reptiliano del planeta Sapoide, “eres mas feo que estornudar con diarrea,” soltó.

Tras el comentario nuevamente explotaron las risas y burlas de los presentes.

El pequeño cefalópodo huyó del salón cabizbajo y con sus ojos llenos de lágrimas.

Pronto las risas se calmaron y la tensión volvió a los participantes. El solaris rio por lo bajo al verse complacido con su malévola táctica.

El compás rítmico del sonido de las cerdas girando de la aero-aspiradora inundaba la pequeña sala de suministros. El operador y conserje neptuniano, finalmente, se detuvo a secar su frente con un pequeño pañuelo que había sacado de su bolsillo.

Quiso continuar, pero pensó que la aero-aspiradora estaba fallando al emitir un sonido que jamás había oído. Cuando por fin decidió apagarla, se dio cuenta que no era el aparato el que fallaba.

El sonido era un pequeño gimoteo que provenía de alguna parte tras las cajas de suministros apiladas.

Pacientemente se acercó al origen de los gimoteos, no pudo evitar conmoverse al ver al pequeño cefalópodo lleno de lágrimas.

“Pequeño,” dijo gentilmente el neptuniano, “no puedes estar aquí, esto es una área restringida”

El pequeño cefalópodo hizo caso omiso a sus palabras y siguió llorando.

El neptuniano se sorprendió al ver el emblema de participante resaltando sobre la camisa de la pequeña criatura. Esta pequeña criatura debería tener algo de especial al venir al gran evento que se estaba desarrollando en ese momento.

“Ya veo”, dijo tras suspirar.

“¿Sabes qué es lo peor que uno puede hacer en la vida?”

El pequeño limpió sus ojitos con un diminuto apéndice similar a un pequeño tentáculo y decidió prestar atención al anciano. Tenía una insignia sobre su uniforme que decía ‘Hank’

Se quedó pensativo entre sus gimoteos y de pronto negó con su cabeza.

Hank sonrió y respondió

“Es no hacer nada”

El pequeño ser arrugó sus ojos e inclinó su cabeza, confundido

Hank volvió a sonreír y explicó

“¿Sabes? La mayoría de los seres vivos sufren más por lo que no se hizo que por lo que sí se hizo en la vida”

El pequeño nuevamente se enjugó sus ojos. Hank continuó explicando.

“Lo hecho, hecho está. Pero, es la incertidumbre del ‘qué tal sí’, lo que nos carcome al final de nuestras vidas”

Hank posó su mano sobre la cabeza del pequeño y comentó con una sonrisa

“Haz lo que viniste a hacer”

El pequeño se irguió y asintió con su cabeza.

De pronto, como una pequeña serpiente, zigzagueó rápidamente hacia la salida, pero antes de salir le echó una mirada a Hank

“Para eso estamos”, respondió Hank

“Será mejor que te apresures, ya deben haber pasado la mayoría de los participantes”

El pequeño aceleró su paso y desapareció tras la puerta.

“¡Tom!” dijo uno de los comentaristas del evento

“Parece que han sido todos los participantes de nuestro quincuagésimo cuarto Intergalactic PopStar Idol”

“¡Te equivocas Mike!”, respondió Tom señalando lo que ocurría en el escenario

El pequeño cefalópodo reptaba rápidamente hacia el micrófono solitario. Llevaba sus ojos cerrados pero sabía hacia dónde se dirigía.

Sin abrir sus ojos, usó su apéndice para reacomodar el micrófono a su estatura.

Todos los ojos del universo se concentraron en la pequeña criatura; todo tipo de emociones corrían sobre las caras de los presentes ante su aspecto.

“Mi-mi-mi n-no-nombre es Ch-Chr-Christian”, tartamudeó

En el fondo, se escuchó un murmullo de pequeñas risas.

Con un tono tan envidiable al de un cantante de ópera, comenzó

“¡Myyyyy gift is myyyyyy sooooooong…..!”

“... and this one's for you…”

Muchas mandíbulas cayeron ante la fuerza de su voz, atónitos los espectadores quedaron mudos.

Su canción continuó arropando a todos los presentes, encantando a los jurados. Algunos músicos se unieron al ritmo de sus notas acompañándolo con sus instrumentos.

Pronto el público se balanceaba de un lado al otro al compás de la melodiosa voz.

La piel de uno de los jueces se erizó cuando una de las notas de la canción alcanzó grado de tenor y contratenor.

Todos cerraron sus ojos para sentir en lo más profundo de sí, la canción del pequeño.

Al terminar, el pequeño cefalópodo quedó en silencio y lentamente abrió sus ojos.

Por un momento, estupefactos, tanto el público, los jurados y los comentaristas, quedaron inmóviles y el silencio reinó por todo el lugar.

No sabían lo que había ocurrido

De pronto como una ola, una serie de ovaciones y gritos de entusiasmo creció desde la parte trasera del gran anfiteatro y fue en aumento hasta hacerse gigantesca cayendo sobre los jurados que se encontraban frente al pequeño Christian.

“¿Mike? ¡Te has quedado pasmado!”, comentó Tom limpiando una pequeña lágrima de la comisura de sus ojos.

Hasta la próxima.


Every stellar tetracycle, in the center of the Milky Way, hundreds of aspirants from all parts of the galaxy gather in order to audition for the great event where the new idol and pop star, the majestic Intergalactic PopStar Idol, is chosen.

Televised on more than a thousand planets. Reaching the farthest reaches of the galaxy itself.

While the event organizers were taking care of everything related to promotions and sponsors. The large waiting room was completely filled with strange alien creatures from hundreds of worlds, however, there was one in particular that bordered on the peculiar, a cephalopod prawn from the planet Arthropoid.

It was very short in stature and trembled nervously at the impressiveness of the other species patiently awaiting their turn.

"Looks like one of you brought some kind of vermin from your planet," expressed with a grimace, a distinguished and flamboyant being, making himself even more noticeable among the other participants.

The solaris, as these beings used to be called, was not only tall and elegant, it also had the ability to make its skin glow, reflecting a kaleidoscope of colors when it received the light from the spotlights.

Intrigued, the other participants glanced around.

"Possibly someone forgot their pet," replied one Venusian surprised to see such a disgusting creature in their midst.

"They should call pest control," added a third looking over his shoulders. He was an Alfacentauris busily engaged in tuning his Xandarian stringed instrument.

Immediately the whole room was filled with laughter.

"I-I-I'm also a-aspiring ppp-pop-star," stammered the little shrimp.

"Forget it kid," replied a gravelly-voiced reptilian from the planet Toad, "you're uglier than sneezing with diarrhea," he blurted out.

After the comment, the laughter and mockery of those present exploded again.

The little cephalopod fled the room crestfallen and with his eyes full of tears.

Soon the laughter died down and the tension returned to the participants. The solaris chuckled under his breath as he was pleased with his malevolent tactic.

The rhythmic beat of the sound of the air-vac's spinning bristles flooded the small supply room. The Neptunian operator and janitor finally paused to mop his brow with a small handkerchief he had taken from his pocket.

He wanted to continue but thought the air-aspirator was malfunctioning by emitting a sound he had never heard before. When he finally decided to turn it off, he realized that it wasn't the device that was malfunctioning.

The sound was a small whine coming from somewhere behind the stacked supply crates.

Patiently he approached the source of the whimpering, he couldn't help but be moved by the sight of the little cephalopod full of tears.

"Little guy," the Neptunian said gently, "you can't be in here, this is a restricted area."

The little cephalopod ignored his words and continued to cry.

The Neptunian was surprised to see the participant emblem standing out on the little creature's shirt. This little creature should have had something special coming to the big event that was going on at that moment.

"I see," he said after sighing.

"You know the worst thing one can do in life?"

The little guy wiped his little eyes with a tiny appendage similar to a small tentacle and decided to pay attention to the old man. He had a badge on his uniform that read 'Hank'.

He stood thoughtfully between his whimpers and suddenly shook his head.

Hank smiled and replied.

"It's doing nothing."

The little being crinkled his eyes and tilted his head in confusion.

Hank smiled again and explained

"You know. Most living things suffer more for what was not done than for what was done in life."

The little boy again wiped his eyes. Hank continued to explain.

"What's done is done. But, it's the uncertainty of 'what if', that eats away at the end of our lives."

Hank rested his hand on the little boy's head and commented with a smile.

"Do what you came here to do."

The little boy pulled himself upright and nodded his head.

Suddenly, like a little snake, he zigzagged quickly toward the exit, but before leaving he glanced at Hank

"That's what we're for," Hank replied

"You'd better hurry, they must have passed most of the participants by now."

The little guy quickened his pace and disappeared behind the door.

"Tom!" said one of the event commentators.

"It looks like it's been all the participants of our fifty-fourth Intergalactic PopStar Idol."

"Wrong Mike!" replied Tom pointing to what was happening on stage.

The little cephalopod was quickly crawling towards the lone microphone. He wore his eyes closed but knew where he was headed.

Without opening his eyes, he used his appendage to rearrange the microphone to his stature.

All eyes in the universe focused on the little creature; all sorts of emotions ran over the faces of those present at his appearance.

"My-my-my-my n-na-name is Ch-Chr-Christian," he stammered.

In the background, there was a murmur of small laughter.

With a tone so enviable to that of an opera singer, he began.

"Myyyyyy gift is myyyyyyyy sooooooong.....!"

"...and this one's for you... "

Many jaws dropped at the force of his voice, the stunned onlookers were speechless.

His song continued to enrapture everyone present, enchanting the jurors. Some musicians joined the rhythm of his notes accompanying him with their instruments.

Soon the audience was swaying from one side to the other to the beat of the melodious voice.

One of the judges' skin crawled when one of the notes of the song reached tenor and countertenor.

Everyone closed their eyes to feel the little boy's song deep inside them.

When it finished, the little cephalopod was silent and slowly opened its eyes.

For a moment, stunned, the audience, the jurors, and the commentators remained motionless and silence reigned throughout the place.

They did not know what had happened

Suddenly like a wave, a series of cheers and shouts of enthusiasm grew from the back of the large amphitheater and increased until it became gigantic falling on the jurors who were in front of little Christian.

"Mike? You've been blown away!" commented Tom wiping a small tear from the corners of his eyes.

See you next time.

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