Fuente: Imagen #3
Cristian caminaba cabizbajo arrastrando sus pies sobre la empedrada vía, las ráfagas de viento gélido apuñalaban su piel; apenas podía sentirlo, su mente solo tenía un objetivo, llegar a lo más alto del puente, era el punto más efectivo para tener éxito en lo que deseaba.
Para su sorpresa, lo menos que esperaba era encontrar a otra persona en el mismo lugar que deseaba estar, especialmente a esa hora de la madrugada. Difícilmente podía distinguir quién era; el extraño se encontraba parado justo al borde del puente. Era irónico que tuviera que esperar su turno hasta para lo que había decidido a hacer.
“Vaya que se está alto desde aquí”, comentó alegremente el extraño; Cristian no hizo ningún comentario.
“Hola”, saludó cordialmente. “Sé a lo que has venido, Cristian”.
¿Qué demonios? ¿Quién era este extraño? y ¿Cómo sabía mi nombre?
“Para serte sincero, no es la primera vez que haces esto”, señaló el extraño
¿A qué se refiere?, pensó, arrugando su ceño.
“Verás. Tu existencia siempre gira en torno a este momento. Ha sido un espiral kármico que se repite constantemente y siempre termina de la misma manera”
“Pero antes que nada, quiero que conozcas a unas personas”, apremió el extraño sin darle tiempo a Cristian de protestar
Por un momento lo había pensado, pero estaba decidido a hacer lo que había venido a hacer, perder unos minutos más o menos, no harían la diferencia.
“Esa es la actitud”, indicó el extraño guiñando un ojo
¿Acaso podía leer mi mente?
Pero sus pensamientos fueron olvidados en el momento que un nuevo personaje apareció de la nada caminando hacia ellos.
Era un joven delgado, vestía únicamente un taparrabo, andaba descalzo y tenía un cabello liso que llegaba más allá de sus hombros.
“Mi nombre es Newén, decidí terminar mi existencia, nunca encontré el sentido de una vida de supervivencia continua, todo era matar o morir”, tras pronunciar la última frase desapareció.
A espaldas de Cristian, unos nuevos pasos llamaron su atención. Era otro joven, llevaba unos vaqueros desteñidos, su torso desnudo estaba cubierto de tatuajes. Tenía una barba delgada, zarcillos y usaba zapatillas.
“Soy Simón, he recorrido gran parte del mundo junto al circo, soy trapecista y no temo a las alturas. Un día, cansado de la misma actitud que tenían las personas en todos los pueblos que visitaba, decidí terminar mi existencia”, y tras contar su historia también desapareció.
Una nueva voz llenó el silencio. Era un joven tosco, de piel quemada y labios partidos, de manos gruesas, andaba descalzo y llevaba un jean roto y una franelilla.
“Soy Marcos, desde pequeño vivo en una embarcación, mi vida era el mar. Nuestro barco se hundió tras ser embestido por piratas. Sobreviví, pero nunca más volví al mar. Decepcionado, decidí terminar mi existencia”
Así siguieron apareciendo más personajes con historias de vidas distintas; a pesar de que unos vivían más que otros, siempre terminaban de la misma manera. Obstinados del mundo en que vivían, siempre decidían terminar su existencia.
“Cristian”, dijo el extraño con una mirada compasiva. “Sé que estás decidido a hacer lo que vienes a hacer pero te recomiendo que hables con esa chica; ¿Quién sabe? Quizás rompas el ciclo kármico”, explicó antes de señalar hacia el otro lado del puente.
Efectivamente, había una chica descalza sobre el borde del puente, al otro lado. Cristian iba a protestar pero para ese entonces el extraño había desaparecido.
Durante un momento no supo qué hacer, pero un pequeño susurro llegó a sus oídos: “Solo acércate”
Puso un pie delante del otro y pronto se encontró a un lado de la chica. Sorprendida de no estar sola, lo miró y rompió en llantos lanzando sus brazos hacia Cristian. Este no supo nada más que corresponder el abrazo.
Y el sol despertó un nuevo día, pintando de esperanzas ambas vidas.
Hasta la próxima.
Cristian walked crestfallen shuffling his feet on the cobblestone road, the gusts of icy wind stabbed his skin; he could barely feel it, his mind had only one goal, to reach the top of the bridge, it was the most effective point to succeed in what he wished.
To his surprise, the least he expected was to find another person in the same place he wished to be, especially at that hour of the early morning. He could hardly make out who it was; the stranger was standing right at the edge of the bridge. It was ironic that he had to wait his turn even for what he had decided to do.
"Wow it's high from up here," the stranger remarked cheerfully; Cristian made no comment.
"Hello," he greeted cordially. "I know what you've come for, Cristian."
What the hell, who was this stranger? and how did he know my name?
"To be honest with you, it's not the first time you've done this," the stranger pointed out.
What do you mean? he thought, furrowing his brow.
"You see. Your existence always revolves around this moment. It's been a constantly repeating karmic spiral that always ends the same way."
"But first of all, I want you to meet some people," the stranger urged without giving Cristian time to protest.
For a moment Cristian had thought about it, but he was determined to do what he had come to do, losing a few minutes more or less, wouldn't make a difference.
"That's the attitude," the stranger indicated with a wink.
Could he read my mind?
But his thoughts were forgotten the moment a new character appeared out of nowhere walking towards them.
He was a thin young man, dressed only in a loincloth, barefoot, and with straight hair that reached beyond his shoulders.
"My name is Newén, I decided to end my existence, I never found the sense of a life of continuous survival, everything was kill or die", after pronouncing the last sentence he disappeared.
Behind Cristian's back, new footsteps caught his attention. It was another young man, he was wearing faded jeans, his naked torso was covered with tattoos. He had a thin beard, tendrils and wore sneakers.
"I'm Simon, I've traveled much of the world with the circus, I'm a trapeze artist and I'm not afraid of heights. One day, tired of the same attitude people had in all the towns I visited, I decided to end my existence", and after telling his story he also disappeared.
A new voice filled the silence. It was a rough young man, with burnt skin and chapped lips, thick hands, he walked barefoot and wore torn jeans and a small flannel.
"I'm Marcos, I've lived on a boat since I was little, my life was the sea. Our ship sank after being rammed by pirates. I survived, but I never went back to sea. Disappointed, I decided to end my existence."
And so more characters with different life stories continued to appear; although some lived longer than others, they always ended in the same way. Obstinate of the world they lived in, they always decided to end their existence.
"Cristian," the stranger said with a compassionate look. "I know you are determined to do what you came here to do but I recommend you talk to that girl; who knows? Maybe you'll break the karmic cycle," he explained before pointing across the bridge.
Indeed, there was a barefoot girl on the edge of the bridge on the other side. Cristian was about to protest but by then the stranger had disappeared.
For a moment he didn't know what to do, but a small whisper reached his ears, "Just come closer."
He put one foot in front of the other and soon found himself at the girl's side. Surprised that she was not alone, she looked at him and burst into tears throwing her arms towards him. Cristian knew nothing more than to reciprocate the embrace.
And the sun awoke a new day, painting both lives with hope.
See you next time…
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