Image by S. Hermann & F. Richter at Pixabay
Este es el post número 99 del reto. A solo un día!!!
Los tres aventureros se adentraron más en el bosque prohibido. Extraños sonidos como graznidos, gruñidos y alaridos venían por doquier, sin embargo, los compañeros decidieron hacer caso omiso a ellos y mantenerse los más alejados de ellos. Al atardecer, decidieron detenerse a descansar y encender una fogata para pasar la noche.
Grave error.
Cientos de insectos comenzaron a llegar por doquier.
“¿Qué demonios?”, gritó Mike
Arremetieron contra ellos como granizo. Los tres tomaron una rama cada uno y la encendieron con el fuego de la fogata y comenzaron a batirlas para alejar el enjambre de escarabajos que llovía sobre ellos.
Comenzaron a herir la piel descubierta, muchos de ellos se adherían fuertemente a sus ropas tratando de llegar a la carne. Mordisqueando con sus pequeñas mandíbulas.
Alejandra, en un intento por alejar los insistentes insectos de una vez por todas, balanceó su rama fuertemente, tanto que salió volando de sus manos lejos de ella. Al quedar indefensa, corrió hacia donde había caído pero antes de llegar a ella observó que los insectos arremetían hacia la rama en llamas en vez de hacia ella misma.
“¡Las atrae el fuego! ¡Aléjense de él!”, gritó
Todos soltaron sus ramas y corrieron lejos de la fogata en distintas direcciones, arrancándose los pocos insectos que aún prendían de sus ropas.
Alejandra corrió lo más que pudo adentrándose hacia la oscuridad. Agotada se detuvo tras un árbol, su corazón golpeaba su pecho tanto como a sus oídos. Jadeando, recordó a sus amigos, no podía abandonarlos, así que empezó a gritar sus nombres hacia todos los lados.
“¡Mike! ¡Jason!”
A pesar de sus intentos, no obtuvo respuesta.
Sus ojos tardaron en adaptarse a la oscuridad. De pronto, no supo si era su imaginación, pero podía ver una luz a unos metros de ella. Eran pequeños puntos de luz. Al principio temió que volverían los insectos a llover sobre ella. Pero estos puntitos no emitían calor, su luz era tenue.
Observando más de cerca, se fijó en unas pequeñas larvas que brotaban del suelo y que emitían su propia luz y lo más especial de todo era que ésta era inmune a los insectos carnívoros.
Así que tomó una botella de su mochila y vació su contenido y pensó en llenarla con las larvas. Sin embargo, eran totalmente babosos, resbaladizos y quizás, repugnantes para su gusto; por un momento dudó tomarlos con la mano, pero era la única forma de tener suficiente luz y también la única forma de encontrar a sus amigos. Así que aguantó la respiración y los agarró uno a uno y los introdujo dentro de la botella. Su cuerpo se arqueaba en busca de expulsar lo poco que tenía en su estómago, cada vez que luchaban por soltarse de sus dedos.
“¡Dios! ¿Por qué de todos los bichos, tenían que ser gusanos?”
Cuando estuvo satisfecha de tener las suficientes larvas para alumbrar el camino; restregó cerca de 50 veces sus manos en su falda y tras escupir y saltar sacudiendo todo su cuerpo, salió en busca de sus compañeros.
Mike luchaba por mantenerse a flote, pero por más que trataba, se hundía más. La brea ya cubría su pecho. Decidió mantenerse inmovil para evitar hundirse más. Pero, cuando ya estaba por perder sus esperanzas, creyó que sus ojos lo engañaban. Una extraña luz se escurría entre las ramas de los árboles. Fue entonces que volvió su sonrisa al ver la maraña de pelos roja que la acompañaba.
“¡Alexandra!”, gritó.
“¡Mike!”
Alejandra se asustó al ver que apenas quedaba la cabeza y un brazo extendido de su amigo Mike.
“¡No te muevas! Te hundirás mas”
La mente de Alejandra buscaba apresuradamente algo con que asir a su amigo antes de que fuera tragado por lo que parecía un pantano. Pero no había ramas lo suficientemente largas y fuertes para poder llegar hasta su compañero.
Jason llegó de improvisto guiado por los gritos de ambos y por la extraña luz que sostenía Alejandra.
“¡Jason! Dime que trajiste contigo una soga”
Jason asintió nerviosamente.
Afortunadamente, Alejandra había encontrado en su camino de regreso el arco y la aljaba. Tomó un extremo de la soga y la ató a una de las flechas y apuntó con su arco hacia un gran árbol detrás de Mike. La flecha pasó muy cerca de los dedos de Mike y quedó clavada en el árbol.
Mike se aferró a la soga y sus amigos tiraron de ella con toda su fuerza para sacarlo.
Mike cayó sobre ellos luego de salir de peligro.
Felices de encontrarse los tres, rieron un rato antes de quedarse dormidos en el lugar.
Pronto el sol de un nuevo amanecer hizo su presencia. Los tres seguían durmiendo juntos recostados al pie de un árbol.
Alejandra empujó a Jason, quien aún roncaba fuertemente.
“De seguro podrías dormir como un bebé en pleno infierno”
“Otro ratito más”, suplicó Jason son sus ojos cerrados
Alejandra se levantó, sacudió su ropa que estaba totalmente percudida por todo lo ocurrido la noche anterior. Qué diría su madre si la viera en esas fachas y el haber pasado la noche entre dos hombres.
“¡Ja!”, se rió de sí misma. Pensando en ese tipo de cosas sobre todo en el lugar donde se encontraba. Le echó una mirada a sus dos amigos que aún dormían tranquilamente.
Tomó su mochila para tomar un poco de agua pero recordó entonces que había vaciado la única botella que tenía, precisamente para llenarla con las repugnantes larvas. Con una mueca de desagrado, arrojó la botella.
“Te daría de mi agua, pero creo que quedó en el fondo del lago de brea”, replicó Mike sin abrir sus ojos.
Jason estiró sus brazos y rascó su espalda y alcanzó su mochila para sacar un pellejo de cuero y lo ofreció a su amiga.
Ella sabía que no era agua, pero cualquier líquido en ese momento era bienvenido.
“Quiero agradecerles que estén aquí, chicos”
“Puedes explicarme ¿por qué demonios lo hiciste? Estoy seguro que no fue por riquezas, ni oro”, preguntó Mike.
“¿Hacer qué?”, preguntó confundido Jason aún soñoliento
Alejandra miró hacia el cielo, o el poco que aún se podía ver por encima de los grandes árboles que los rodeaban. Sabía muy bien lo que había preguntado Mike.
“Erica es la persona más bondadosa y generosa que jamás he conocido”
Alejandra tomó un trago del pellejo, el vino tibio acarició su garganta. Cerró sus ojos e hizo una pausa para beber un trago más.
“Hace mucho tiempo, cuando era pequeña, mi familia era muy pobre y apenas teníamos para comer; mi padre había enfermado y sabía muy bien que la comida no duraría mucho; por lo que decidí entonces buscar algo de comer. Fui al mercado, pero no tenía dinero, así que esperé a que se descuidara el panadero para robar unos panes y darles de comer a mis padres. Pensé que no me había visto, sin embargo, me sorprendió en el acto; traté de huir pero no fui lo suficientemente rápida, estaba muy débil a causa del hambre y no pude escapar, por lo que fue cuestión de tiempo para que me alcanzara. No solo el panadero me había atrapado, también ayudaron unos guardias que estaban de paso. Y sin ningún juicio ni consideración, decidieron aplicarme el castigo máximo: cortarme una mano.
Fue entonces cuando ella apareció. Dio un grito de advertencia y todos se arrodillaron ante ella y de esa manera, evitó que me hicieran daño. Ella fue la única que tuvo la consideración de escuchar mi historia y comprendió el por qué lo había hecho. Entonces, ella pagó la comida que yo había robado y luego me regaló un brazalete de oro para que ayudara a mi familia”
“Sin pedirme nunca jamás nada a cambio”
“Muchas veces enviaba a sus mensajeros para averiguar si mi familia y yo estábamos bien”
“Mi padre se alentó y con el dinero construyó un horno y compró harina y entre todos creamos una venta de panes de todo tipo. Luego, los mensajeros de palacio venían a comprarlos. De esta forma, muchos otros también lo hicieron y así tuvimos un medio de sustento. Todo gracias a ella”
Mike y Jason estaban boquiabiertos; por más que conocían a su amiga, jamás habían escuchado la historia.
Alejandra limpió las lágrimas de su rostro, al igual que Mike.
“La mejor recompensa para mi es verla sana, así que haré lo que sea para lograrlo”, agregó.
“Pues con más razón debemos apresurarnos a buscar la cura”, respondió Mike.
“¿Pero igual vamos a repartirnos el botín, no es cierto?”, preguntó Jason.
Alejandra suspiró y devolvió el pellejo a Jason.
“Puedes tener mi parte si así lo deseas”, agregó ella.
Hasta la próxima, vaquero del espacio
This is post number 99 of the challenge. Just one day away!
The three adventurers went deeper into the forbidden forest. Strange sounds such as squawks, growls, and shrieks were coming from everywhere, but the companions decided to ignore them and stay the furthest away from them. In the evening, they decided to stop and rest and light a fire to spend the night.
Big mistake.
Hundreds of insects began to arrive everywhere.
"What the hell?" shouted Mike
They were thrown against them like hail. The three of them took a branch each and lit it with the fire from the campfire and began to beat them to keep away the swarm of beetles that rained down on them.
They began to injure the bare skin, many of them clinging tightly to their clothes trying to reach the flesh. Nibbling with their small jaws.
Alejandra, in an attempt to drive away from the insistent insects once and for all, swung her branch tightly, so much so that it flew out of her hands away from her. When she was defenseless, she ran to where it had fallen, but before reaching it, she observed that the insects were rushing towards the burning branch instead of towards herself.
"They are drawn to the fire! Get away from it," she shouted.
Both of them dropped their branches and ran away from the fire in different directions, pulling out the few insects that were still attached to their clothes.
Alejandra ran as far as she could into the darkness. Exhausted, she stopped behind a tree, her heart was pounding in her chest as much as in her ears. Panting, she remembered her friends, she couldn't leave them, so she started shouting their names to all sides.
"Mike! Jason!"
Despite her attempts, she got no response.
Her eyes were slow to adjust to the darkness. Suddenly, she didn't know if it was her imagination, but she could see a light a few feet away from her. They were small points of light. At first, she feared that the insects would come back and rain down on her. But these little dots did not emit heat, their light was dim.
Looking more closely, she noticed small larvae sprouting from the ground, which emitted their own light, and most importantly, they were immune to carnivorous insects.
So she took a bottle from her backpack and emptied its contents and thought of filling it with the larvae. However, they were totally slimy, slippery, and perhaps disgusting to her taste; for a moment she hesitated to take them by hand, but it was the only way to have enough light and also the only way to find her friends. So she held her breath and grabbed them one by one and put them inside the bottle. Her body arched to expel the little she had in her stomach, every time they struggled to break free from her fingers.
"God! Why of all the bugs, did they have to be worms?"
When she was satisfied that she had enough larvae to light her way, she rubbed her hands on her skirt about 50 times and after spitting and jumping, shaking her whole body, she went out in search of her companions.
Mike struggled to stay afloat, but no matter how hard he tried, he just kept sinking. The tar was already covering his chest. He decided to stay still to avoid sinking any further. But just as he was about to lose hope, he thought his eyes were deceiving him. A strange light was streaming through the branches of the trees. It was then that he turned his smile when he saw the tangle of red hair that accompanied it.
"Alexandra," he shouted.
"Mike!"
Alejandra was frightened when she saw that her friend Mike's head and one arm were barely left.
She said, "Don't move! You'll sink further.
Alejandra's mind was racing for something to hold onto her friend before he was swallowed up by what looked like a swamp. But there were no branches long enough and strong enough to reach her partner.
Jason arrived unexpectedly, guided by the screams of both of them and by the strange light Alejandra was holding.
"Jason! Tell me you brought a rope with you.
Jason nodded nervously.
Fortunately, Alejandra had found the bow and quiver on her way back. She took one end of the rope and tied it to one of the arrows and pointed her bow at a large tree behind Mike. The arrow passed very close to Mike's fingers and was stuck in the tree.
Mike held on to the rope and his friends pulled it with all their strength to pull him out.
Mike fell on them after he got out of danger.
Happy to find themselves, the three of them laughed for a while before falling asleep on the spot.
Soon the sun of new dawn made its presence known. The three of them were still sleeping together lying at the foot of a tree.
Alejandra pushed Jason, who was still snoring loudly.
"Surely you could sleep like a baby in the middle of hell"
"Just a little while longer," Jason pleaded, his eyes closed.
Alejandra got up, shook her clothes that were totally worn out by everything that had happened the previous night. What would her mother say if she saw her in those rags and having spent the night between two men?
"Ha!", she laughed at herself. Thinking about that kind of thing, especially in the place where she was. She took one look at her two friends who were still sleeping peacefully.
Then she took her backpack to get a drink of water but then remembered that she had emptied the only bottle she had, precisely to fill it with the disgusting worms. With a grimace of displeasure, she threw the bottle away.
"I'd give you some of my water, but I think it's at the bottom of the tar lake," Mike replied without opening his eyes.
Jason stretched out his arms and scratched his back and reached into his backpack to pull out a leather skin and offer it to her friend.
She knew it wasn't water, but any liquid at that point was welcome.
"I want to thank you guys for being here.
"Can you explain to me why the hell you did it? I'm sure it wasn't for riches or gold," Mike asked.
"Do what?" asked a confused and sleepy Jason.
Alejandra looked up at the sky, or the little that could still be seen above the large trees that surrounded them. She knew very well what Mike had asked.
"Erica is the kindest and generous person I have ever known.
Alejandra took a drink from the skin, the warm wine caressed her throat. She closed her eyes and paused to take one more drink.
"A long time ago, when I was a little girl, my family was very poor, and we barely had enough to eat; my father had gotten sick and I knew very well that the food would not last long, so I decided to look for something to eat. I went to the market, but I didn't have any money, so I waited until the baker was careless to steal some bread and feed my parents. I thought he hadn't seen me, however, he surprised me on the spot; I tried to run away but I wasn't fast enough, I was very weak from hunger and couldn't escape, so it was only a matter of time before he caught up with me. Not only had the baker caught me, but some guards who were passing by also helped. And without any judgment or consideration, they decided to give me the ultimate punishment: cutting off my hand.
It was then that she appeared. She gave a warning cry and everyone knelt down before her, and in that way, she prevented them from hurting me. She was the only one who had the consideration to listen to my story and understood why I had done it. She paid for the food I had stolen and then gave me a gold bracelet to help my family.
"Without ever asking me for anything in return"
"Many times she would send her messengers to find out if my family and I were alright.
"My father healed and with the money, he built an oven and bought flour, and together we created a sale of all kinds of bread. Later, the palace messengers came to buy them. In this way, many others did too and so we had a means of support ourselves. All thanks to her".
Mike and Jason were amazed; as much as they knew their friend, they had never heard the story.
Alejandra wiped the tears from her face, as did Mike.
"The best reward for me is to see her healthy, so I'll do whatever it takes to make that happen," she added.
"Well, all the more reason to hurry up and find the cure," Mike replied.
"But we're still going to split the loot, aren't we," Jason asked.
Alejandra sighed and gave Jason back his skin.
"You can have my share if you want it," she added.
Until next time, space cowboy
n ocasiones hablar un poco aclara muchas cosas, me gusta la parte en que ella explica que fue la Princesa la única persona que le preguntó por su historia y motivos para robar comida.