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Y ya alcancé el post número 100! Sorprendentemente, he conseguido postear por 100 días consecutivos! No ha sido fácil, hubo un momento en que casi abandono, pero gracias a Dios no lo hice. Y sí, soy creyente. Muy agradecido por todos los que me han soportado hasta ahora. Un saludo cordial a ese querido y anónimo lector, que se esconde tras su teclado.
Después de andar por horas, cansados y sedientos, escucharon a lo lejos el sonido del recorrido de un río.
“Debemos seguir hacia donde suena el río”, recomendó Mike
Ninguno de los otros objetó. Cuando llegaron, se arrodillaron a la orilla del río y bebieron directamente de él.
Pronto saciaron su sed y llenaron sus pellejos. Alejandra pensó que podría lavar su ropa y tomar un baño, parecía que hacía mucho tiempo que no lo hacía.
Repentinamente, algo no estaba bien. Todo el sonido había cesado. Las aves, el sonido viento al pasar por las hojas. El silencio era ensordecedor y preocupante.
Mimetizados entre las malezas, extrañas fieras acechaban a los aventureros.
Un hedor a mortecino les arropó.
"Realmenté creo que necesitamos un baño", bromeó Jason.
“No hagan movimientos bruscos”, susurró Mike
Alejandra echó una mirada a su alrededor y fijó su vista entre los espacios de la maleza; unos ojos devolvieron su mirada hacia ella acompañados de unos colmillos sedientos de sangre.
Alejandra sacó una de sus flechas y apuntó hacia el bosque.
Una manada de fieras saltó de entre las ramas hacia ellos. La flecha dio certeramente en uno de ellos, éste cayó tendido en el suelo, sin embargo, llenos de furia rugieron aún más fuerte.
“Son demasiados ¡Adentremonos al río!”, ádvirtió Mike.
Los tres corrieron y se lanzaron dentro del río. La corriente los arrastró hacia el interior y los condujo directo hacia una cascada.
Mike trató de agarrar a Alejandra, pero cada vez que trataba, ella se hundía. Alejandra pataleaba lo más que podía para mantenerse a flote. Lo que más odiaba hacer, además de cojer con sus manos a los gusanos, era nadar. De pequeña jamás aprendió a nadar y Mike lo sabía.
Los tres cayeron cascada abajo y el río los arrastró a lo más profundo del bosque.
Mike nuevamente alcanzó a Alejandra y la mantuvo a flote. Jason logró aferrarse de una liana y estiró su brazo atrapando el de Mike. Pronto los tres lograron alcanzar la orilla, escupiendo el agua de sus pulmones.
"Por poco no la contamos", dijo Mike
“¿Qué demonios eran esas criaturas?”, gritó Jason.
“Sea lo que fueren, no eran nada amistosas”, agregó Mike.
“¿Te sientes bien, Alex?”
Ella asintió mientras tomaba bocanadas de aire fresco y tosía el agua de sus pulmones.
Mike apiló una ramas; Alejandra se apresuró a encender una fogata pero sus manos seguían temblando de frío. Afortunadamente, aún era de día, por lo que no se preocupó por un ataque sorpresivo de insectos carnívoros.
"Será mejor que sequemos nuestra ropa, así evitaremos enfermarnos", recomendó Alejandra
"O morir de frío", respondió Jason, quien también estaba helado.
Mientras tendían su ropa cerca de la fogata, Mike se dio cuenta que habían llegado más lejos que cualquier otra persona.
El paisaje era completamente distinto, no era tan tenebroso como el bosque. Era una pradera que se ampliaba hacia el horizonte, donde revoloteaban mariposas sobre flores multicolores.
A lo lejos había un gran árbol, de unos 20 metros de altura.
Para sorpresa de Mike y Alejandra, Jason aun cargaba su mochila. Sacó de esta unos trozos de carne seca y unos trozos de pan duro que se habían ablandado con el agua.
Repartió el bastimento entre los tres. Luego de satisfacer su apetito y asegurarse de que su ropa se había secado, decidieron llegar hasta donde se encontraba el gran árbol.
"Si subimos a ese árbol, de seguro tendremos una mejor vista del valle y hasta podríamos ver dónde se encuentran las flores que buscamos", dijo Mike
Mientras recorrían la pradera, las mariposas volaban alrededor de ellos. Jason se amarró un pañuelo sobre su boca y nariz.
“¿¡Qué!?”, preguntó hacia ambos
“Soy alérgico al polen”, respondió sin esperar
Alejandra y Mike hicieron caso omiso al comentario de Jason y continuaron hacia el gran árbol.
El camino se hizo eterno, por más que andaban, el árbol seguía a la misma distancia.
De pronto el silencio se rompió cuando Jason preguntó
“¿Cómo reconoceremos las flores de cascabel?”
“¿Flores?”, preguntó Mike
“Claro, las flores que necesita la princesa”, completó Jason.
Mike se detuvo y se quedó pensativo.
Alejandra, trataba de recordar, aún así, observaba cómo sus pensamientos se alejaban de ella.
Se encontró perdida. Miró hacia ambos lados y de pronto se encontró sola y desubicada. Sabía que tenía algo muy importante que hacer, pero no lo recordaba.
Escuchó un nombre que le parecía familiar.
“¡Alejandra!”, “¡Mike!” gritó Jason
“¿Acaso no me oyen?”, le decía una voz que se iba desvaneciendo en el olvido.
“Tus esfuerzos son inútiles, ellos padecerán el mismo destino de la hija del rey, al igual que tu y cualquiera que trate de salvarla. Es lo que merece ese rey egoísta.”
Jasón observó la extraña figura que los acechaba desde el árbol. Llevaba una misteriosa túnica negra que cubría su rostro, sin embargo, dejaba ver la gris y marchitada piel de los brazos esqueléticos, dando a conocer lo anciana que era.
“¿Quien eres?”, amenazó Jason quitandose el pañuelo de la boca y sacando su daga
La anciana rió burlonamente y respondió
“¿Acaso importa?”
Finalmente, Jason cayó de rodillas con su memoria en blanco, preguntándose de dónde provenía esa risa frenética.
De esta manera, los tres aventureros quedaron perdidos en sus pensamientos. Sin tener conocimiento de lo que hacían.
“¡Ilusos! Pobres hombres que no saben a lo que se enfrentan. Cegados por sus delirios de hacerse ricos”
“Mmmmm… Veo que también vino una chica. ¿Qué podría hacer una indefensa chica ante los peligros del bosque prohibido?”
"Dime niña: ¿También quieres la fortuna del rey?"
Alejandra, arrodillada y sin poder ver, no respondió. Seguía inmersa en sus pensamientos. La anciana bruja acarició la cabeza de la chica y tomó el mentón levantando su cabeza. La observó durante un momento y envidió lo tersa que era su tez.
“No te preocupes pequeña, pronto todo pasará y serás alimento de mis mascotas”
Nuevamente la risa frenética y escalofriante llenó la pradera.
En la oscuridad, una voz desconocida luchaba desde lo profundo. Un ser sin forma se preguntaba por su existencia. Una testaruda luchaba consigo misma. Un sueño, sin principio ni fin. Una vida que buscaba significado perdido. Una razón de ser. Un grito inundó la planicie, un nombre que hizo eco llenando los oídos sordos, opacando la risa de la bruja.
“¡Alejandra!”, finalmente gritó la pelirroja.
“Mi nombre es Alejandra”, repitió nuevamente
“¡Imposible!”, respondió asombrada la anciana.
La bruja propinó una patada al cuerpo de Alejandra y este cayó inerte sobre el suelo.
“Eres terca, pequeña sabandija” escupió la bruja
”Ahora veremos si aun sigues recordando”
Inmediatamente metió su mano en una pequeña bolsa de cuero que llevaba amarrada a su túnica y tomó un puñado de polen.
Alejandra aun ciega, podía sentir sus manos bajo su cuerpo. Algo molestaba su pecho, no era la tierra y tampoco las piedras. Estiró sus dedos y sintió una de sus flechas bajo ella.
La anciana se acercó aún más para soplar el polen directamente sobre la cara de la chica.
“¿Acaso no sabes que ningún hombre ha logrado salir con vida de este bosque?”, preguntó la bruja
“Pues, estoy agradecida de no ser un hombre”, respondió con furia Alejandra aún con sus ojos cerrados.
Sujetó fuertemente la flecha y la clavó en el pecho de la anciana. Un líquido tibio corrió por sus manos y unos jadeos ahogados lo siguieron.
Advirtió el sonido seco del cuerpo de la bruja cayendo. Aún no podía ver, pero estaba segura que había terminado con su vida.
Respiró profundamente y recordó a sus amigos.
“¡Mike!” “¡Jason!”, gritó, pero no obtuvo respuesta.
Hizo silencio y de pronto, escuchó un sonido traído por el viento. Eran cientos de cascabeles chasqueando no muy lejos.
Se puso de pie y caminó hacia donde el sonido se hacía más intenso hasta que dio con un aroma dulce que acompañaba el compás de las cascabeles. Palpó una de las flores y la comió. Soportó el sabor amargo y luego cayó nuevamente en un sueño profundo.
Mike y Jason abrieron sus ojos y reconocieron una figura familiar.
“¿Se encuentran bien?”, les preguntó
“¿Recuerdan quiénes son?”, preguntó de nuevo
“¿Qué clase de pregunta es esa? Obviamente se quien soy, Alejandra. Como olvidarlo”, respondió Jason
“Es imposible olvidarte amigo mío”, respondió Mike.
“Me alegra que estén bien. Debemos volver, ya tengo las flores. En el camino les contaré lo sucedido”
“¿Cómo demonios regresaremos?”, preguntó Jason
“En bote”, respondió Alejandra.
Luego de una larga travesía en bote por el río del bosque y siguiendo un mapa que guardaba la anciana, finalmente los tres aventureros lograron regresar a salvo al palacio.
La vida regresó nuevamente a los ojos de Erica y volvió a ser la bondadosa mujer que siempre había sido.
El rey con gusto recompensó generosamente a los tres aventureros por haber devuelto la salud a su hija.
Alejandra no quiso recibir ninguna recompensa. Para ella bastaba la salud de Erica.
Sin embargo, la hija del rey ofreció un empleo bien remunerado a Alejandra para que trabajara con ella para combatir las injusticias en el reino y traer bienestar a los súbditos.
Alejandra placenteramente aceptó la propuesta de Erica..
Ayúdanos a cargar la antorcha, vaquero del espacio
And I've already reached the 100th post! Surprisingly, I have managed to post for 100 days in a row! It hasn't been easy, there was a moment when I almost gave up, but thank God I didn't. And yes, I am a believer. Very grateful for all those who have put up with me so far. A cordial greeting to that dear and anonymous reader, who hide behind their keyboard.
After walking for hours, tired and thirsty, they heard the sound of a river running in the distance.
"We should head towards where the river sounds," Mike recommended.
None of the others objected. When they arrived, they knelt by the river and drank directly from it.
Soon they quenched their thirst and filled their skins. Alejandra thought she could wash her clothes and take a bath, it seemed like a long time since she had done so.
Suddenly, something wasn't right. All sound had stopped. The birds, the sound of wind rustling through the leaves. The silence was deafening and disturbing.
Mimicking in the weeds, strange beasts stalked the adventurers.
A stench of death enveloped them.
"I really think we need a bath," Jason joked.
"Don't make any sudden moves," whispered Mike.
Alejandra looked around and fixed her gaze on the spaces in the woods; a few eyes returned to her along with some bloodthirsty fangs.
Alejandra pulled out one of her arrows and pointed it at the forest.
A herd of beasts jumped from the branches towards them. The arrow hit one of them accurately, this one fell down on the ground, however, full of fury the others roared even louder.
"There are too many of them. Let's go into the river," Mike warned.
The three ran and jumped into the river. The current dragged them inland and led them straight to a waterfall.
Mike tried to grab Alejandra, but every time he tried, she sank. Alejandra kicked as hard as she could to stay afloat. The thing she hated doing the most, besides catching worms in her hands, was swimming. She never learned to swim as a child and Mike knew it.
The three of them cascaded down and were swept away by the river into the deepest part of the forest.
Mike again caught up with Alejandra and kept her afloat. Jason managed to hold on to a vine and stretched out his arm to catch Mike's. Soon the three of them reached the shore, spitting water from their lungs.
"We almost didn't count it," Mike said.
"What the hell was those creatures?" Jason shouted.
"Whatever they were, they weren't friendly at all," Mike added.
"Are you feeling okay, Alex?"
She nodded as she took a breath of fresh air and coughed up the water in her lungs.
Mike piled up some branches; Alejandra rushed to build a fire but her hands were still shaking. Fortunately, it was still daylight, so she didn't worry about a surprise attack by carnivorous insects.
"We better dry our clothes so we don't get sick," recommended Alejandra
"Or freeze to death," replied Jason, who was also frozen.
As they laid out their clothes near the fire, Mike realized that they had gone further than anyone else.
The landscape was completely different; it wasn't as scary as the forest. It was a prairie that stretched out to the horizon, where butterflies fluttered over multicolored flowers.
In the distance, there was a large tree, about 20 meters high.
To Mike and Alejandra's surprise, Jason was still carrying his backpack. He took out some pieces of dried meat and some pieces of hard bread that had softened in the water.
He distributed the food among the three of them. After satisfying their appetite and making sure their clothes were dry, they decided to go to the big tree.
"If we climb that tree, we'll certainly have a better view of the valley and we might even see where the flowers we're looking for are," said Mike.
As they walked across the meadow, butterflies flew around them. Jason tied a handkerchief over his mouth and nose.
"What!?" he asked of both of them
"I'm allergic to pollen," he answered without waiting
Alejandra and Mike ignored Jason's comment and continued on to the big tree.
The path became eternal, no matter how far they walked, the tree continued at the same distance.
Suddenly the silence was broken when Jason asked
"How will we recognize rattlesnakes?"
"Flowers?" Mike asked.
"Sure, the flowers the princess needs," Jason completed.
Mike stopped and thought about it.
Alejandra, trying to remember, still observed how her thoughts drifted away from her.
She found herself lost. She looked both ways and suddenly found herself alone and out of place. She knew she had something very important to do, but she didn't remember.
She heard a name that seemed familiar.
"Alejandra!", "Mike!" yelled Jason
"Do you not hear me?" said a voice that was fading into oblivion.
"Your efforts are useless, they will suffer the same fate as the king's daughter, as will you and anyone who tries to save her. This is what that selfish king deserves."
Jason looked at the strange figure lurking in the tree. She wore a mysterious black robe that covered her face, but showed the gray and withered skin of her skeletal arms, revealing how old she was.
"Who are you?" Jason threatened, removing his handkerchief from his mouth and pulling out his dagger.
The old woman laughed mockingly and responded
"Does it matter?"
Finally, Jason fell to his knees with his memory blank, wondering where that frantic laughter was coming from.
Thus, the three adventurers were lost in thought. Without any knowledge of what they were doing.
"Fools! Poor men who don't know what they're facing. Blinded by their delusions of getting rich.
"Mmmmm... I see a girl came too. What could a defenseless girl do in the face of the dangers of the forbidden forest?"
"Tell me, girl, do you also want the king's fortune?"
Alejandra, kneeling and unable to see, did not answer. She was still immersed in her thoughts. The old witch caressed the girl's head and took her chin by lifting her head. She watched her for a moment and envied how soft her complexion was.
"Don't worry little girl, soon everything will pass and you will be food for my pets"
Again the frenzied and chilling laughter filled the meadow.
In the darkness, an unknown voice struggled from deep within. A formless being wondered about her existence. A stubborn one was struggling with herself. A dream, without beginning or end. A life in search of lost meaning. A reason for being. A shout flooded the plain, a name that echoed filling the deaf ears, overshadowing the laughter of the witch.
"Alejandra!" finally cried the redhead.
"My name is Alejandra," she repeated again
"Impossible," the old woman replied in amazement.
The witch kicked Alejandra's body and it fell inert on the ground.
"You are stubborn, little vermin," spat the witch.
"Now we'll see if you still remember who you are"
She immediately put her hand in a small leather bag attached to her tunic and took a handful of pollen.
Alejandra, still blind, could feel her hands under her body. Something was bothering her chest, it wasn't the earth or the stones. She stretched out her fingers and felt one of her arrows under her.
The old woman came even closer to blow the pollen directly onto the girl's face.
"Don't you know that no man has ever made it out of this forest alive," asked the witch.
"Well, I'm grateful that I'm not a man," Alejandra responded angrily even with her eyes closed.
She held the arrow tightly and plunged it into the old woman's chest. A warm liquid ran through her hands and a few gasps followed.
She noticed the dry sound of the witch's body falling. She couldn't see yet, but she was sure that she had ended her life.
She took a deep breath and remembered her friends.
"Mike!" "Jason!" she yelled but got no response.
She became silent and suddenly, she heard a sound brought by the wind. There were hundreds of bells clicking not far away.
She stood up and walked towards where the sound was most intense until she found a sweet aroma that accompanied the rhythm of the bells. She touched one of the flowers and ate it. She endured the bitter taste and then fell back into a deep sleep.
Mike and Jason opened their eyes and recognized a familiar shape.
"Are you all right?" she asked them.
"Do you remember who you are," she asked again
"What kind of question is that? I obviously know who I am, Alejandra. How could I forget," Jason replied.
"It's impossible to forget you, my friend," replied Mike.
"I'm glad you're okay. We should get back, I already have the flowers. On the way, I will tell you what happened.
"How the hell are we going to get back," Jason asked
"By boat," answered Alejandra.
After a long journey by boat on the river in the forest and following a map kept by the old woman, finally, the three adventurers managed to return safely to the palace.
Life returned to Erica's eyes and she was once again the kind woman she had always been.
The king gladly rewarded the three adventurers for bringing his daughter back to health.
Alejandra did not want to receive any reward. For her, Erica's health was enough.
However, the king's daughter offered Alejandra a well-paid job to work with her to fight the injustices in the kingdom and bring well-being to the subjects.
Alejandra gladly accepted Erica's proposal.
Help us carry the torch, space cowboy
Felicitaciones pro cumplir los 100 días.
Da curiosidad que motivo de rencor tenía la bruja contra el Rey.
Gracias! Si. Debería continuar la historia algún día.