El Árbol Manzano | Poesía |

_{Dichosos fueron los ojos que aquella última vez te vieron
recordaba tu perfume como si te dejé de ver ayer
creo que estaba soñando y mis pensamientos me hirieron
al postrarte al lado mío y yo sin poderte ver}

_{Tal vez fue que perdí la cordura y la ternura al parecer
porque la nostalgia no me permite aceptar la última despedida
no sabes cuánto yo daría por otro caluroso atardecer
donde la felicidad estaba en mis brazos y tenía exactamente tu medida}

_{El secreto que guardan fuertemente tus labios
intentan imantarme a sangre fría
evitando advertencias y prohibiciones de sabios
que profesan que de esta sed no hay salva en la vía}

_{Entonces te pido que me enseñes el camino
si debería desterrar mis papilas hasta tu centro
pídemelo en voz baja pero a fuego lento
y derrámate en mi como sirviendo en la copa el vino}

_{Me chamuscaste y has dejado mi piel en ascuas
con esa excusa extraña que te inventaste entre tus mordidas
ahora mis marcas las llevas adornando tu espalda
ahora tus marcas las llevo alegrando mi vida}

_{La sed que estuvo presente en nuestro idílico encuentro
ha sentenciado el secreto que ahora profesamos
disfrazando lo intenso disimulando el poco aliento
mientras los ojos que te miran te confiesan que te amo}

_{Habrán sido las cuatro de la mañana o tal vez más tarde
cuando el reloj sonó fortísimo para desatar en mí aquél alarido
no sé si por saber que de mis deseos he hecho un gran alarde
o por haber despertado cuando nunca quise tanto estar dormido}

_{Te escribo esta carta para que se la lleve la brisa
para aliviar el hambre que tuvimos en aquél árbol manzano
ese cuyo fruto cayó del cielo y nos mató de la risa
pero fruto que por mordidas nos llevó al castigo de amarnos en vano}

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