The introduction of the film creates a positive atmosphere. During the year 1996 in a hospital situated in Pennsylvania, a nurse called Charlie Cullen (played by Eddie Redmayne) takes a break from a patient who abruptly goes into cardiac arrest. Medical professionals rapidly appear to try to resuscitate the patient while the camera concentrates on Charlie's face, gradually zooming in as he intently observes the chaotic scene of efforts to save the patient's life.
Charlie's worry-filled expression vanishes with a single, unsettling shot as the doctor removes his gloves and declares the time of death. Redmayne flawlessly delivers the scene, and in that instance, we are no longer watching him, but we are watching Charlie Cullen.
In 2003, Amy Loughren (played by Jessica Chastain) appears as one of the key characters in the movie. She works in an intensive care unit as a nurse, and she is based in a hospital in New Jersey. The title of the movie makes it clear that Amy is a dedicated nurse. She adores her job, and she genuinely cares for each of her patients. However, Amy has been diagnosed with a severe heart condition. Despite this, she has to put in one year's worth of work at the hospital to qualify for health insurance before she can be put on the transplant list.
With only four months left, she faces the daunting task of making ends meet as a single mother. Despite working tirelessly to support her two daughters, her medical expenses leave very little for daily expenses. It's a never-ending battle to get by.
Due to financial constraints and staff shortages, the hospital brings in Charlie Cullen to lend a hand during the demanding night shift. Charlie is a delicately built man with hunched shoulders and limp limbs, exuding a meek and inconspicuous aura. He seamlessly fades into the shadows and goes unnoticed. Amy provides him with the necessary training, leading to a blossoming friendship between them.
Charlie quickly establishes himself as a consistent presence in Amy’s daily routine; he chauffeurs her to work and lends a helping hand with her children. Additionally, upon discovering her ailment, he takes it upon himself to provide cover for her at the hospital, vowing to remain by her side until she can attain insurance. For Amy, who is currently experiencing hardship, Charlie appears as a savior. However, things take an unexpected turn when one of her patients passes away, at which point the narrative's true-crime elements come into play.
The hospital's administrators, under the guidance of their prim and proper risk manager (played brilliantly by Kim Dickens), quickly adopt a self-protective mentality. They collect whatever snippets of information they can, concealing them under the guise of conducting an 'internal investigation'. Only seven weeks later do they finally resign themselves to informing the authorities of the unfortunate incident.
Nnamdi Asomugha and Noah Emmerich, the two homicide detectives from New Jersey appointed to probe, are furious at the tardiness. They are even more aggravated after hearing from the kin of the victim that the corpse has been cremated. The absence of the body implies no post mortem examination, which further implies no case for them.
The detectives grew suspicious of Charlie as a result of the sluggishness and evasiveness of the hospital. However, penetrating the hospital's red tape is proving to be difficult. They require an ally, someone with intimate knowledge of Charlie, who can assist them in obtaining the incriminating proof that the hospital is determined to conceal.
The film The Good Nurse manages to hold its audience's attention despite being over two hours long, which can often lead to aimless wandering. The key to its success is the clever choices made behind the scenes. Rather than making Charlie the focus, the writer, Wilson-Cairns, centres the story on Amy. This decision paired with Chastain's performance, tugs at the heartstrings and brings a depth that is felt through every scene. The director, Lindholm, also adds momentum and precision in his storytelling which intensifies our connection to the story.
He impeccably balances dialogue-heavy suspense in this movie, ensuring it never becomes tedious, and exhibits a remarkable sense of control over the film's mood.
The true story that inspired The Good Nurse is already terrifying on its own, making any additional elements unnecessary. However, a particular type of acting is essential to execute this story accurately. Redmayne not only fulfills this requirement but exceeds it with his unsettling shyness and subtle glimpses of a monstrous nature. Meanwhile, Chastain serves as an emotional anchor that brings the audience into the story through her impressive self-control.
This horrifying true story is enriched with both crucial elements that will make you reconsider your future hospital trips.
La introducción de la película crea una atmósfera positiva. Durante el año 1996 en un hospital ubicado en Pensilvania, una enfermera llamada Charlie Cullen (interpretado por Eddie Redmayne) se toma un descanso de un paciente que repentinamente sufre un paro cardíaco. Los profesionales médicos aparecen rápidamente para tratar de reanimar al paciente mientras la cámara se concentra en el rostro de Charlie, acercándose gradualmente mientras observa atentamente la escena caótica de los esfuerzos por salvar la vida del paciente.
La expresión llena de preocupación de Charlie se desvanece con un solo disparo inquietante cuando el médico se quita los guantes y declara la hora de la muerte. Redmayne entrega la escena sin problemas y, en ese caso, ya no lo estamos viendo a él, sino a Charlie Cullen.
En 2003, Amy Loughren (interpretada por Jessica Chastain) aparece como uno de los personajes clave de la película. Trabaja en una unidad de cuidados intensivos como enfermera y trabaja en un hospital de Nueva Jersey. El título de la película deja en claro que Amy es una enfermera dedicada. Adora su trabajo y se preocupa genuinamente por cada uno de sus pacientes. Sin embargo, a Amy le han diagnosticado una afección cardíaca grave. A pesar de esto, tiene que trabajar durante un año en el hospital para calificar para el seguro de salud antes de que pueda ser incluida en la lista de trasplantes.
Con solo cuatro meses para el final, se enfrenta a la abrumadora tarea de llegar a fin de mes como madre soltera. A pesar de trabajar incansablemente para mantener a sus dos hijas, sus gastos médicos dejan muy poco para los gastos diarios. Es una batalla interminable para salir adelante.
Debido a las limitaciones financieras y la escasez de personal, el hospital contrata a Charlie Cullen para que eche una mano durante el exigente turno de noche. Charlie es un hombre de complexión delicada con hombros encorvados y extremidades flácidas, que exuda un aura mansa y discreta. Se desvanece a la perfección en las sombras y pasa desapercibido. Amy le brinda la capacitación necesaria, lo que lleva a una floreciente amistad entre ellos.
Charlie rápidamente se establece como una presencia constante en la rutina diaria de Amy; él la lleva al trabajo como chofer y le echa una mano con sus hijos. Además, al descubrir su dolencia, se encarga de brindarle cobertura en el hospital, prometiendo permanecer a su lado hasta que pueda obtener un seguro. Para Amy, que actualmente atraviesa dificultades, Charlie aparece como un salvador. Sin embargo, las cosas toman un giro inesperado cuando uno de sus pacientes fallece, momento en el que entran en juego los elementos del crimen real de la narrativa.
Los administradores del hospital, bajo la dirección de su remilgado y correcto administrador de riesgos (interpretado brillantemente por Kim Dickens), rápidamente adoptan una mentalidad de autoprotección. Recopilan todos los fragmentos de información que pueden, ocultándolos con el pretexto de realizar una "investigación interna". Solo siete semanas después finalmente se resignan a informar a las autoridades del lamentable incidente.
Nnamdi Asomugha y Noah Emmerich, los dos detectives de homicidios de Nueva Jersey designados para investigar, están furiosos por la tardanza. Se agravan aún más después de escuchar de los familiares de la víctima que el cadáver ha sido incinerado. La ausencia del cuerpo implica que no hay un examen post mortem, lo que además implica que no hay caso para ellos.
Los detectives comenzaron a sospechar de Charlie como resultado de la lentitud y las evasivas del hospital. Sin embargo, penetrar la burocracia del hospital está resultando difícil. Necesitan un aliado, alguien con un conocimiento íntimo de Charlie, que pueda ayudarlos a obtener la prueba incriminatoria que el hospital está decidido a ocultar.
La película The Good Nurse logra mantener la atención de su audiencia a pesar de tener más de dos horas de duración, lo que a menudo puede conducir a un deambular sin rumbo. La clave de su éxito son las decisiones inteligentes que se tomaron entre bastidores. En lugar de centrar la atención en Charlie, el escritor, Wilson-Cairns, centra la historia en Amy. Esta decisión, junto con la actuación de Chastain, toca el corazón y aporta una profundidad que se siente en cada escena. El director, Lindholm, también añade impulso y precisión a su narración, lo que intensifica nuestra conexión con la historia.
Equilibra impecablemente el suspenso cargado de diálogos en esta película, asegurándose de que nunca se vuelva tediosa, y exhibe una notable sensación de control sobre el estado de ánimo de la película.
La historia real que inspiró a The Good Nurse ya es aterradora por sí sola, por lo que cualquier elemento adicional es innecesario. Sin embargo, un tipo particular de actuación es esencial para ejecutar esta historia con precisión. Redmayne no solo cumple con este requisito, sino que lo supera con su inquietante timidez y sutiles atisbos de una naturaleza monstruosa. Mientras tanto, Chastain sirve como un ancla emocional que lleva a la audiencia a la historia a través de su impresionante autocontrol.
Esta horrible historia real está enriquecida con dos elementos cruciales que te harán reconsiderar tus futuros viajes al hospital.