At the tender age of 18, in the year 1982, the British siblings encountered a life-altering incident when Alex, falling victim to a grave motorcycle mishap, fell into a deep coma. When he finally awoke, his mind was clouded with persistent amnesia, causing him to forget every person and every moment, save for one. Lying in his hospital bed, his gaze fell upon his dear brother Marcus, whom he identified instantaneously. However, regarding every other aspect of his existence, Alex simply expressed.
Once discharged from the medical facility, the family heads back to their residence, where Alex embarks on an arduous quest to find his true self. Placing absolute faith in his brother, he heavily relies on Marcus throughout this journey. Similar to piecing together a puzzle, Marcus starts assembling fragments for Alex, gradually depicting a delightful upbringing under the care of two affectionate parents.
Years later, a single photograph emerges, shattering Alex's perceptions and forcing him to reevaluate everything he thought he knew about his own history.
There exists a treasure trove of secrets from their early years, concealed from Alex by the one person he trusted above all others. The age of 54 finds the brothers in a constant struggle, each entangled in their own complicated circumstances. Alex grapples with the unfathomable void in his recollections and the shattered trust that once bound him to his brother.
Marcus finds himself weighed down by the consequences of his actions, torn between the ethical quandary of revealing the truth to Alex and withholding information that has the potential to inflict immense suffering.
Perkins the director masterfully crafts a gradual build-up of tension through a unique narrative structure, centering each of the initial two acts around the distinctive experiences of the two brothers. This lays the foundation for a third act that ruthlessly exposes all the raw emotions and profoundly ingrained sentiments. In an unforgettably poignant manner, this act flawlessly unifies the entirety of the film. Despite merely glimpsing into their complex tale, the impact is undeniably devastating.
Fortunately, Perkins the director exercises self-control, granting the brothers the authority to determine what should be unveiled and what should remain undisclosed. Altering this approach would render the film insufferable.
Tell Me Who I Am
Spanish
A la tierna edad de 18 años, en el año 1982, los hermanos británicos se encontraron con un incidente que les cambió la vida cuando Alex, víctima de un grave accidente de motocicleta, cayó en coma profundo. Cuando finalmente despertó, su mente estaba nublada por una amnesia persistente, lo que le hizo olvidar a cada persona y cada momento, excepto uno. Acostado en su cama de hospital, su mirada se posó en su querido hermano Marcus, a quien identificó instantáneamente. Sin embargo, con respecto a todos los demás aspectos de su existencia, Alex simplemente expresó.
Una vez dado de alta del centro médico, la familia regresa a su residencia, donde Alex se embarca en una ardua búsqueda para encontrar su verdadero yo. Poniendo una fe absoluta en su hermano, confía en gran medida en Marcus a lo largo de este viaje. De manera similar a armar un rompecabezas, Marcus comienza a ensamblar fragmentos para Alex, mostrando gradualmente una crianza encantadora bajo el cuidado de dos padres cariñosos.
Años más tarde, surge una única fotografía que hace añicos las percepciones de Alex y lo obliga a reevaluar todo lo que creía saber sobre su propia historia.
Existe un tesoro de secretos de sus primeros años, oculto a Alex por la única persona en la que confiaba por encima de todos los demás. La edad de 54 años encuentra a los hermanos en una lucha constante, cada uno enredado en sus propias circunstancias complicadas. Alex lidia con el vacío insondable en sus recuerdos y la confianza rota que una vez lo unió a su hermano.
Marcus se encuentra agobiado por las consecuencias de sus acciones, dividido entre el dilema ético de revelar la verdad a Alex y ocultar información que tiene el potencial de infligir un sufrimiento inmenso.
Perkins, el director, crea magistralmente una acumulación gradual de tensión a través de una estructura narrativa única, centrando cada uno de los dos actos iniciales en torno a las experiencias distintivas de los dos hermanos. Esto sienta las bases para un tercer acto que expone sin piedad todas las emociones crudas y los sentimientos profundamente arraigados. De una manera inolvidablemente conmovedora, este acto unifica perfectamente la totalidad de la película. A pesar de simplemente vislumbrar su compleja historia, el impacto es innegablemente devastador.
Afortunadamente, Perkins, el director, ejerce autocontrol, otorgando a los hermanos la autoridad para determinar lo que debe revelarse y lo que debe permanecer oculto. Alterar este enfoque haría que la película fuera insufrible.
