Ayer fue mi cumpleaños número 38, el segundo en pandemia y el primero luego de haber superado el Covid-19, así que quise celebrar, celebrar la vida y celebrar que aun cuando las cosas no han sido fácil este último año y aunque hemos perdido a seres queridos, aún tengo a mis padres, hermanos y a mi hijo conmigo, y que aunque aún quedan algunas secuelas de este virus malvado en mi organismo, puedo despertar todos los días y abrazar a los que amo, y eso ya es la mayor de las bendiciones.



Ayer realmente fue uno de los cumpleaños que sin duda alguna no olvidare jamás, me sorprendieron personas que jamás imagine que lo harían, algunos como de costumbre lo olvidaron, pero son cosas que ya con el tiempo he ido aprendiendo a manejar, porque al final del cuento todos vivimos inmersos en nuestras cosas y no siempre recordamos las que tienen que ver con otros, me pasa muy seguido que recuerdo el cumpleaños de alguien y si al momento no le escribo o llamo, me ocupo en otras cosas y olvido felicitarlos, así que entiendo que esto le puede pasar a los demás. Quise hacer una gran comida que fuera abundante para que, aunque mis familiares cercanos no podían venir a compartir conmigo, enviarles un plato de comida a cada uno de ellos, así que hice una buena parrillada para ello.



Este año dije que no haría pastel de cumpleaños para mí, pues siempre pierdo todo el día en ello y al final siempre termino cansada, así que este año no comeríamos pastel, o al menos eso pensé, mi hermano me regalo un gran pastel de Selva Negra, mi favorito, la verdad es que alucinaba con ella y la persona que la preparo definitivamente es la mejor, fue un pastel realmente delicioso, el mejor Selva Negra que he probado, aparte que ame la sencillez de la decoración y la gran F encima del pastel. Y como había dicho que no haría pastel, la madrina de Mi Mathias me envió otra pequeña torta bizcocho de vainilla rellena de chocolate y cubierta de merengue italiano que estaba igualmente para chuparse los dedos, así que pastel hubo de sobra gracias a Dios.



Mensajes de buenos deseos y bendiciones por doquier no se hicieron esperar, algunos conocidos de #hive me escribieron por mis redes sociales, y lo mejor de todo es que aun continúo recibiendo mensajes hermosos y obsequios, la verdad es que me siento como dicen por ahí, "Bendecida y Afortunada, Mamá de Mathias" jajajaja.



Mi hermano me regalo una botella de whisky además así que después de muchísimos meses probé licor nuevamente y creo que me hacía falta pasar un rato diferente olvidándonos un poco de tantos problemas. La nota disonante de la noche fue una falla eléctrica que nos dejó por unas horas a oscuras, momento que aprovechamos para apagar las velitas del pastel, entonces puedo decir que esta publicación es para presumir un poco lo que fue el inicio de mis 38 años, así que, aquí les muestro un poco de lo que fue mi segundo cumpleaños en pandemia.










_{Mi familia no es perfecta, y tal vez no sea la mejor, pero es mi mayor bendición, somos sencillos, gruñones e imperfectos, pero nos apoyamos siempre y nos amamos y eso es lo mejor.}

_{Imágenes de mi propiedad, tomadas con la cámara de mi Xiaomi Redmi Note 9S Editadas con Snapseed Y PicsArt.}

Gracias por tomarse el tiempo de leer esta publicación, si tiene alguna pregunta, crítica o sugerencia, la agradecería que la pusiera en la caja de comentarios, y recuerda, ¡Tú también puedes hacer magia en la cocina ya dondequiera que vayas!

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